El ‘tour’ de Obama
LA ACTUAL ES PROBABLEMENTE UNA de las campañas presidenciales más interesantes e inusuales que han tenido lugar en Estados Unidos.
El Espectador
El candidato Barack Obama se encontraba en una gira internacional por el Oriente Medio y Europa (incluidos Irak y Afganistán) que ocasionó que críticos, indecisos y partidarios discutieran fuertemente a través de los medios de comunicación.
Para los partidarios, la propuesta de Obama es la de recuperar el espacio diplomático y político internacional que perdió el país del Norte debido a una actitud abiertamente unilateralista de la administración Bush. Los demócratas insisten en que es posible ser el país más poderoso del mundo sin necesariamente ser el más odiado. En este sentido, el discurso en Berlín de Barack Obama abrió con una frase de gran poder retórico. Frente a 200.000 jóvenes berlineses dijo claramente: “Vengo a Berlín, como muchos de mis compatriotas lo han hecho antes, no como candidato a presidente, sino como ciudadano, un orgulloso ciudadano estadounidense y un ciudadano más del mundo”. Es casi imposible imaginar a Bush o a McCain pronunciando esta misma frase con una mínima dosis de credibilidad.
Claramente Obama no tiene problemas jugando de visitante. El reto realmente está en casa, en donde a muchos de sus reales electores les importa más la propuesta del candidato demócrata en materia de economía, salud o educación. Recuperar la imagen internacional de E.U. parecería necesario, pero no es un objetivo prioritario para una buena parte del electorado estadounidense. John McCain entiende sin problemas esta dinámica y por ello asistió a un foro sobre el cáncer organizado por la fundación del ciclista Lance Armstrong en la Universidad de Ohio, mientras su contendor dejó una ‘silla vacía’ que fue registrada en diversos medios de comunicación. La ausencia de Barack Obama puso a pensar a muchos y causó desconcierto en algunos sectores de la opinión.
Llovieron igualmente críticas porque recientemente, arguyen los republicanos, Obama se comporta más como presidente que como candidato al cargo. El carisma del candidato demócrata lo está convirtiendo en una suerte de rock star y aquí la diferencia con McCain es de unas dimensiones abismales. Así que el reparo republicano no debe sorprender. El problema es que la situación está provocando inconformidad entre los antiguos partidarios de Hillary Clinton que desean menos show y más política al estilo tradicional. Sin embargo, el proceso de unificación del partido después de una reñida contienda entre Clinton y Obama aún está en marcha y es natural que todavía haya resquemores por superar.
No dejan de llamar la atención varias cosas. De un lado, la contienda electoral amenaza con hacerse más estrecha con el paso del tiempo. En Ohio y Minnesota, dos estados ‘indecisos ’ —swing states—, Obama parece estar perdiendo liderazgo. Adicionalmente, una encuesta en el ámbito nacional publicada por el Wall Street Journal (con NBC) reveló que un 58% de los votantes se identifica más con los valores y la procedencia de McCain, mientras que un menor 47% se identifica con Obama. En otras palabras, ser un ‘ciudadano del mundo’ tiene sus costos cuando se juega de local.
De otro lado, no deja de ser interesante y bastante diciente que mientras Obama va a Europa y el Oriente Medio, McCain viaje hacia uno de los únicos países en los que se puede hablar del ‘triunfo’ de la cruzada antiterrorista internacional: Colombia. Mientras Obama se permite convocar a la comunidad internacional, desde Berlín, a librar una batalla global contra el terrorismo, para McCain el tema siempre es un lastre que lo vincula casi automáticamente con los fracasos del actual presidente estadounidense.
De aquí a noviembre, cuando se sabrá el ganador, todavía pueden ocurrir muchas cosas. De hecho, si el conflicto en Irak sigue perdiendo intensidad, es probable que la situación se les haga más difícil a los demócratas. Hay otras variables que pueden producir fluctuaciones inesperadas dentro del electorado, por lo que aún es pronto para vaticinar un ganador.
El candidato Barack Obama se encontraba en una gira internacional por el Oriente Medio y Europa (incluidos Irak y Afganistán) que ocasionó que críticos, indecisos y partidarios discutieran fuertemente a través de los medios de comunicación.
Para los partidarios, la propuesta de Obama es la de recuperar el espacio diplomático y político internacional que perdió el país del Norte debido a una actitud abiertamente unilateralista de la administración Bush. Los demócratas insisten en que es posible ser el país más poderoso del mundo sin necesariamente ser el más odiado. En este sentido, el discurso en Berlín de Barack Obama abrió con una frase de gran poder retórico. Frente a 200.000 jóvenes berlineses dijo claramente: “Vengo a Berlín, como muchos de mis compatriotas lo han hecho antes, no como candidato a presidente, sino como ciudadano, un orgulloso ciudadano estadounidense y un ciudadano más del mundo”. Es casi imposible imaginar a Bush o a McCain pronunciando esta misma frase con una mínima dosis de credibilidad.
Claramente Obama no tiene problemas jugando de visitante. El reto realmente está en casa, en donde a muchos de sus reales electores les importa más la propuesta del candidato demócrata en materia de economía, salud o educación. Recuperar la imagen internacional de E.U. parecería necesario, pero no es un objetivo prioritario para una buena parte del electorado estadounidense. John McCain entiende sin problemas esta dinámica y por ello asistió a un foro sobre el cáncer organizado por la fundación del ciclista Lance Armstrong en la Universidad de Ohio, mientras su contendor dejó una ‘silla vacía’ que fue registrada en diversos medios de comunicación. La ausencia de Barack Obama puso a pensar a muchos y causó desconcierto en algunos sectores de la opinión.
Llovieron igualmente críticas porque recientemente, arguyen los republicanos, Obama se comporta más como presidente que como candidato al cargo. El carisma del candidato demócrata lo está convirtiendo en una suerte de rock star y aquí la diferencia con McCain es de unas dimensiones abismales. Así que el reparo republicano no debe sorprender. El problema es que la situación está provocando inconformidad entre los antiguos partidarios de Hillary Clinton que desean menos show y más política al estilo tradicional. Sin embargo, el proceso de unificación del partido después de una reñida contienda entre Clinton y Obama aún está en marcha y es natural que todavía haya resquemores por superar.
No dejan de llamar la atención varias cosas. De un lado, la contienda electoral amenaza con hacerse más estrecha con el paso del tiempo. En Ohio y Minnesota, dos estados ‘indecisos ’ —swing states—, Obama parece estar perdiendo liderazgo. Adicionalmente, una encuesta en el ámbito nacional publicada por el Wall Street Journal (con NBC) reveló que un 58% de los votantes se identifica más con los valores y la procedencia de McCain, mientras que un menor 47% se identifica con Obama. En otras palabras, ser un ‘ciudadano del mundo’ tiene sus costos cuando se juega de local.
De otro lado, no deja de ser interesante y bastante diciente que mientras Obama va a Europa y el Oriente Medio, McCain viaje hacia uno de los únicos países en los que se puede hablar del ‘triunfo’ de la cruzada antiterrorista internacional: Colombia. Mientras Obama se permite convocar a la comunidad internacional, desde Berlín, a librar una batalla global contra el terrorismo, para McCain el tema siempre es un lastre que lo vincula casi automáticamente con los fracasos del actual presidente estadounidense.
De aquí a noviembre, cuando se sabrá el ganador, todavía pueden ocurrir muchas cosas. De hecho, si el conflicto en Irak sigue perdiendo intensidad, es probable que la situación se les haga más difícil a los demócratas. Hay otras variables que pueden producir fluctuaciones inesperadas dentro del electorado, por lo que aún es pronto para vaticinar un ganador.