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La elección de Cali (Valle del Cauca) como sede de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica (COP16) es un momento de orgullo para Colombia y de justo reconocimiento para una región del país que ha tenido años muy difíciles por culpa de la violencia, la pandemia y atrasos históricos. Ya de por sí, la labor del Ministerio de Ambiente para obtener la sede para nuestro país era un motivo de celebración, y ahora con la acertada elección de ciudad podremos ver los beneficios que trae recibir al mundo entero. El discurso ambientalista que el presidente Gustavo Petro ha promovido en organismos internacionales es una gran oportunidad para posicionarnos en el centro de esos debates, fomentar el turismo y la cooperación sostenibles.
La COP16 es el evento más importante de biodiversidad del mundo. Son más de 190 países que vienen, en esta ocasión, para hablar del Convenio de Diversidad Biológica. La situación es urgente: mientras hablamos de una sexta extinción masiva, el mundo entero está amenazado por la emergencia climática. La gran pregunta abierta es cómo, mientras garantizamos la subsistencia de la especie humana, vamos a proteger la biodiversidad y tener una mejor relación con todos los ecosistemas de la Tierra. En esa conversación, Colombia tiene el peso suficiente para pedir la palabra y liderar, así como unirse al bloque latinoamericano para que nuestra región sea reconocida por su valor para el futuro del planeta.
Al anunciar la elección de Cali como la sede del evento, el presidente de la República, Gustavo Petro, dijo que se inclinaron por “la región más biodiversa de Colombia, el Pacífico colombiano”. La ministra de Ambiente, Susana Muhamad, que se lleva el reconocimiento por los trámites de esta conferencia, dijo que “Colombia quiere que esta sea una COP donde se promulgue la paz con la naturaleza. Será una COP de América Latina, donde la voz de los países megabiodiversos se escuche en los intereses geopolíticos internacionales”. La gran pregunta, como ha ocurrido en todas las cumbres climáticas recientes, es si los grandes países contaminantes y depredadores escucharán y estarán dispuestos a tomar medidas ambiciosas para proteger la biodiversidad. Eso es lo que tendrá que pedalear toda la diplomacia nacional y latinoamericana.
Hablando con Mañanas Blu, de Blu Radio, Alejandro Éder, alcalde de Cali, destacó la importancia de esta elección: “Es un honor, sobre todo después de tantos años de dolor que hemos vivido aquí en el Pacífico”. Esos años de dolor son el eco que se escucha en una región resiliente, por donde necesariamente pasa la promesa de paz en Colombia, y que merece la atención internacional. Julián Franco, secretario de Turismo de la Gobernación del Valle, habló de los efectos que se esperan: “Son 13.000 habitaciones que vamos a tener reservadas para el evento; un impacto económico de US$189 millones”. Si se organiza bien, toda la región Pacífica se podrá seguir posicionando como un foco de turismo internacional y de inversión extranjera. Lo necesita. Del 21 de octubre al 2 de noviembre de 2024, Cali demostrará que es orgullo de Colombia entera.
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