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Colombia, entre el duelo y las oportunidades

31 de diciembre de 2023 - 02:00 a. m.
"El asesinato de líderes sociales marcó el 2023 y debe ser la prioridad para las políticas públicas del 2024”.
"El asesinato de líderes sociales marcó el 2023 y debe ser la prioridad para las políticas públicas del 2024”.
Foto: Getty Images/iStockphoto - Anatolii Kovalov
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Este año termina en un duelo que se siente perpetuo. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), con corte del 24 de diciembre, 188 líderes y defensores de derechos humanos fueron asesinados en Colombia. A ellos se suman 44 firmantes del acuerdo de paz que, pese a tener la promesa de protección del Estado, también fueron asesinados. En total son unas 94 masacres en un país que quiere apostarle a la paz, pero se ahoga en medio de la violencia, la criminalidad y la incapacidad de detener el goteo incesante de tragedias. Cuando se cuente la historia del 2023, podemos hablar de la política agresiva, del debate público degradado o de las discusiones sobre reformas ambiciosas en el Congreso, pero no podemos olvidar que seguimos siendo un territorio hostil para quienes confían en la democracia. Y esa es una falla que nos debe doler a todos los colombianos.

No se trata de un problema nuevo. En 2022, Indepaz contó 189 líderes sociales y 42 firmantes del acuerdo asesinados. Lo frustrante es que cambian los gobiernos, cambia la ideología, cambian las estrategias, pero nos vemos en la penosa obligación de terminar el año contando muertos. Cada una de esas personas deja familias en duelo, comunidades que ven truncados sus procesos democráticos y territorios enteros sometidos a la violencia. El problema del terror que causan estas muertes es que es contagioso, persuasivo y efectivo. Si en Colombia defender derechos humanos sigue siendo una actividad de alto riesgo, significa que estamos fallando. La apuesta por la paz debe pasar por la seguridad de manera innegociable. Como sugirieron varios columnistas de El Espectador en semanas recientes: el compromiso nacional para el 2024 debe ser enfrentar el sistemático asesinato de líderes sociales y firmantes del acuerdo. Es un imperativo moral.

Como esta Colombia se narra siempre desde los contrastes, el año también acaba con una buena noticia. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) anunció que el desempleo cayó al 9 % en noviembre de este año, un notable descenso con respecto al 9,5 % que teníamos en noviembre de 2022. El presidente de la República, Gustavo Petro, celebró los resultados escribiendo en su cuenta de X que “la tasa de ocupación sigue subiendo, sobre todo en empleo formal, y la tasa global de participación de la población en la economía también. La brecha de empleo entre hombre y mujer se cierra. Subió el salario mínimo real y subió el empleo”. Esto, sumado al descenso en la tasa de interés del Banco de la República y al control de la inflación, son buenas noticias para el arranque del 2024 con pie derecho.

Se trata, entonces, de dos Colombias: una que progresa y construye oportunidades y otra que está sumida en el terror de la violencia. Discursivamente, el Gobierno Petro ha reconocido la importancia de cerrar la brecha, pero los resultados están pendientes. Lo mismo ha ocurrido en administraciones pasadas. El gran reto es cómo abandonamos las discusiones inútiles en política para construir un proyecto de país que busque solucionar la desigualdad y donde alcancemos la paz. Es un problema complejo, que requiere consensos y agilidad política. Esa es nuestra plegaria para el 2024.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.

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Guillermo(13442)02 de enero de 2024 - 09:33 a. m.
Es simplemente aterrador el sesgo del director y su arte perverso de transformar la realidad nacional a la medida de los intereses que representa. Acompañado de todo su equipo periodístico, al servicio de las grandes élites económicas, sociales y políticas, el director de marras va conduciendo a la manada de dóciles lectores hacia sus objetivos conjuntos, minar día a día el prestigio del gobierno Petro, destiñendo sus logros y coloreando sus desaciertos, con estilo taimado, ladino y refinado.
  • José(77991)02 de enero de 2024 - 11:15 a. m.
    Petro se desprestigia solito
José(70717)01 de enero de 2024 - 03:52 p. m.
Son dos Colombias, la de la mayoría de los pobres y la de la minoría de los ricos, una brecha de inequidad y de injusticia que no ha cesado y que crece y crece, haciéndose todos los días más irritante, de tal manera que el problema es bien complejo: los ricos que tienen poder económico y político no quieren hacer las reformas y las mayorías pobres están desorganizadas y desorientadas, y no tienen mas salida que el terrorismo y la violencia.
Carlos H(21141)01 de enero de 2024 - 03:51 p. m.
La Paz total requiere intervención al menos en los siguientes aspectos: 1.Inversión social en las regiones de inequidad para quitarle combatientes a los grupos ilegales. 2. La identificación judicializacion sanción de capos, testaferros, poseedores y protectores de economias ilegales y la extinción del dominio de los bienes. 3. Presencia de organismos judiciales y de seguridad en los territorios. 4. Efectividad y eficiencia en la justicia.
humberto jaramillo(12832)01 de enero de 2024 - 02:07 p. m.
Con la seguridad de manera innegociable ¿habrá que copiar las actitudes y argumentaciones de Netanyahu en Gaza? ¿eliminar de sobre la faz de la tierra la existencia de los que actúan en contra del ordenamiento jurídico del país?
  • José(77991)02 de enero de 2024 - 11:19 a. m.
    La eterna pelea en este país: entonces, ¿se debe permitir que los malandros que trafican con droga y andan campantes matando gente en regiones y ciudades lo hagan porque "actúan en contra del ordenamiento jurídico del país"?
humberto jaramillo(12832)01 de enero de 2024 - 02:02 p. m.
Dice en su editorial "La apuesta por la paz debe pasar por la seguridad de manera innegociable" ¿qué se debería entender por seguridad de manera innegociable? ¿bala ventiada? ¿como hace doscientos o más bien 70 años? ¿sería posible, siquiera hablar, de paz total? Cuando uno no quiere dos no pelean, para reconcialiarse hace falta también que haya dos, o sea, que haya diálogo y el diálogo honesto supone negociación. ¿seguridad innegociable? ¿a eliminar, se dijo?¿la paz de los sepulcros?
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