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En medio del escándalo más grande que ha enfrentado la Casa de Nariño durante el gobierno de Gustavo Petro, el presidente anunció una decisión que pasará a la historia por estar encaminada a proteger la legitimidad de la justicia y la independencia de los poderes públicos. Su propuesta de terna para fiscal general de la Nación no solo es extraordinaria por tratarse de una acción afirmativa para solventar la ausencia de mujeres en espacios de poder de la Rama Judicial, sino que los perfiles de las tres candidatas muestran independencia del mandatario y su proyecto político. En tiempos de crisis, el presidente Petro sienta un precedente que debería normalizarse: la Fiscalía debe tener siempre completa autonomía.
Se esperaba que el presidente Petro hiciera lo mismo que sus antecesores: postular una terna con candidatos predilectos y cercanos a su proyecto político. Lo hizo Iván Duque, al nominar a su amigo de vieja data y hoy fiscal, Francisco Barbosa. También lo hizo Juan Manuel Santos, quien impulsó la candidatura de Néstor Humberto Martínez a pesar de haberse desempeñado como superministro de la Presidencia. Y podríamos seguir haciendo historia. El punto es que la relación complicada y a menudo difusa entre el fiscal y el presidente de turno ha sembrado dudas sobre la independencia del ente acusador, especialmente desde que la figura de la reelección presidencial trastocó los períodos de los funcionarios de la Fiscalía. Por eso es tan importante el quiebre que plantea el presidente Petro en su terna.
Existía justificado nerviosismo por la elección de fiscal. Las investigaciones contra el hijo (Nicolás Petro) y el hermano (Juan Fernando Petro) del presidente hacen que sea más urgente la autonomía de la Fiscalía. Basta con ver la hoja de vida de las nominadas para comprender que la terna es una apuesta por la independencia y el mérito. Las tres han sido fiscales que se hicieron un nombre por su trayectoria, rigurosidad y por enfrentarse a poderes establecidos; ninguna, además, ha tenido cercanía personal al presidente ni a su proyecto político. Amparo Cerón es conocida por sus investigaciones sobre Odebrecht, Amelia Pérez hizo lo propio con las masacres de Trujillo y El Aro, y Ángela María Buitrago investigó lo ocurrido en el Palacio de Justicia. Como le dijo Juanita Goebertus, directora de Human Rights Watch para América Latina, a La Silla Vacía: “Es una terna integrada no solo por tres mujeres, sino tres mujeres idóneas, que cumplen los requisitos y que son una prenda de independencia”. Estamos de acuerdo.
Para completar, en la carta de presentación de la terna el presidente Petro fue enfático con la Corte Suprema de Justicia: “En cuanto a las indagaciones o procesos penales que involucren a miembros de mi familia, les solicito consideren la posibilidad de designar un fiscal ad hoc para que no haya dudas respecto de la transparencia de estas”. Así deberá ocurrir y no puede repetirse la demora que hubo la última vez que en Colombia se nombró un fiscal ad hoc.
Entonces, por donde se le mire, la terna para próxima fiscal es importante: mejora la representación de las mujeres en la Rama Judicial, ayuda a calmar las dudas que genera el caso de Nicolás Petro, sirve como un precedente loable difícil de ignorar para futuros presidentes y le confirma al Gobierno que sus gestos a favor de la democracia son bien recibidos. Fortalecer la autonomía de las instituciones siempre es una buena apuesta.
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