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Cuánto tiene que aprenderle el país a este equipo


14 de julio de 2024 - 05:00 a. m.
Se siente, en la Colombia que hemos visto en la Copa América, la inspiración que produce ver un trabajo bien hecho, con humildad, disciplina y ambición, pero sin arrogancia.
Se siente, en la Colombia que hemos visto en la Copa América, la inspiración que produce ver un trabajo bien hecho, con humildad, disciplina y ambición, pero sin arrogancia.
Foto: EFE - ERIK S. LESSER
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En vísperas de la que es quizá la final más importante que ha jugado la selección Colombia masculina de fútbol, incluso por encima de aquella memorable en el 2001 cuando en casa salimos campeones de la Copa América por primera vez, lo más llamativo es que el fútbol recobró su capacidad de unir a un país dividido y adolorido. Después de unas eliminatorias fallidas a Catar que mostraron fracturas entre los jugadores, frustración en las figuras y falta de identidad, la Colombia que hemos visto en este torneo va mucho más allá de su significado deportivo. Se siente, en los colombianos, la inspiración que produce ver un trabajo bien hecho, con humildad, disciplina y ambición sin arrogancia.

Tres postales son útiles para leer el significado de esta selección. La primera, necesariamente, incluye a Néstor Lorenzo. El entrenador argentino fue un estudiante juicioso durante las campañas de 2014 y 2018 que comandó José Néstor Pékerman. No es casualidad ese lazo: aquellos años, que fueron gloriosos para la creación de identidad nacional en torno al equipo, dejaron una huella que se siente hasta hoy. Lorenzo ejerce un liderazgo que es poco usual en nuestro país. Hay ambición, por supuesto, si no no habría dicho desde un principio que su objetivo en esta Copa América era ganarla. Pero sus intervenciones nunca son arrogantes ni sobradoras; su foco es lo colectivo, el reconocimiento de que un equipo triunfa sí y solo sí sus miembros se apoyan entre sí. Ante la expulsión clave de Daniel Muñoz en el partido de la semifinal, la respuesta de Lorenzo fue una clase maestra de empatía y compasión: “Sin vos no estaríamos aquí”, le dijo al jugador. La decencia como ejemplo, como principio, contrasta con otros entrenadores que ha tenido la selección y, hay que decirlo, con muchos líderes que hay en el país.

La segunda postal es James Rodríguez. Con sus 33 años recién cumplidos, la historia de vida del cucuteño es un monumento agridulce. Ha tocado el cielo gracias a su talento descomunal, que lo llevó en su momento a ser uno de los mejores jugadores del mundo y goleador máximo de un Mundial, pero también se estrelló con lesiones y problemas personales que no lo dejaron seguir brillando. A la Copa América llegó básicamente desahuciado por los pontífices del fútbol, ninguneado en el club que ahora busca venderlo y cuestionado incluso por haber sido convocado. Sin embargo, ha sido el mejor del torneo. No solo de Colombia, sino de todos los equipos. De los 12 goles que ha hecho la selección, seis han sido asistidos por Rodríguez. Más importante aún, ha liderado y mostrado dedicación, se ha conectado con los demás. Esto en alguien que abrió un restaurante llamado Arrogante es un mensaje inequívoco.

Lo que nos lleva a la tercera postal. Luis Díaz, jugador del Liverpool y sin duda futuro líder de la selección, salió de la semifinal a enviar un mensaje. “A James, desde el momento en que llegué a la selección, le he hecho saber que siempre ha sido mi ídolo”, dijo. Lo importante, más allá de la relación de ellos dos, es ver cómo el buen trabajo de una generación inspira a la siguiente, cómo el respeto por el otro sirve de puente para unir esfuerzos. Cuánto tiene que aprenderle el país a este equipo.

Tenemos, claro, el destino al frente. Argentina ha ganado la Copa América 15 veces. Es la actual campeona del mundo y tiene a Lionel Messi en su despedida. El torneo parece diseñado para que esta fiesta sea suya. No importa lo que suceda, Colombia ya ganó porque volvió a creer en sí misma.

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Mirón(64126)15 de julio de 2024 - 01:35 a. m.
"...un equipo triunfa sí (sic) y solo sí (sic)...": el "si", en este caso, no lleva tilde, porque es condicional, no afirmativo.
Irma(19567)14 de julio de 2024 - 07:04 p. m.
Totalmente de acuerdo con su editorial, señor director de El Espectador
Gilberto(54899)14 de julio de 2024 - 07:04 p. m.
🇨🇴: 💪 * Mil y MIL GRACIAS a los millones de hombres y mujeres conscientes de este país que con su pensamiento y accionar útil, limpio , crítico y veraz -cotidianamente-, dan luchan en sin/igual batalla frontal contra las noticias falsas y la indignación facilista y sin argumentos de quienes continúan oponiéndose al CAMBIO de manera mezquina y anti/patriótica. En Colombia, actualmente, estamos atravesando por un periodo que reclama PROACTIVIDAD de todos los ciudadanos, independientemente de
Jaime(42228)14 de julio de 2024 - 05:49 p. m.
Muy buena editorial! Muy buen mensaje que aplica para todos los colombianos
Yesid(xq8m1)14 de julio de 2024 - 05:14 p. m.
No será más bien que los futbolistas que llegan a representar a Colombia en el exterior deben aprender en qué país hemos vivido, durante más de doscientos años, cabalgados por los jinetes de la corrupción en favor de unas élites cuyo bolsillo no tiene fondo. Cegados por la ambición y, por tanto, ineficientes para sacar al país del sub-desarrollo aprovechando la envidiable posición geográfica y la variada riqueza, brindan “felicidad” efímera y superficial con discurso del mismo tipo.
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