Publicidad

El Congreso debería ser mucho más propositivo

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
30 de marzo de 2025 - 05:00 a. m.
¿Dónde están los grandes proyectos de ley, construidos a partir de coaliciones amplias, más allá de los deseos de figuración personal?
¿Dónde están los grandes proyectos de ley, construidos a partir de coaliciones amplias, más allá de los deseos de figuración personal?
Foto: El Espectador - Gustavo Torrijos
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Leer las declaraciones del último año de muchos senadores y representantes es entrar en un mundo paralelo. Envalentonados por la baja popularidad del presidente Gustavo Petro, los legisladores que no siguen su proyecto y son mayoría han buscado posicionarse como una especie de resistencia. El Congreso es autónomo, dicen; no se trata de ser una simple notaría, argumentan. Hemos escuchado una y otra vez la importancia de la separación de poderes y la reivindicación de la rama Legislativa como un poder en sí mismo. Todo eso es bastante útil y necesario. Por supuesto que en democracia es esencial tener un Congreso deliberante, capaz de dar sus propias peleas y construir país. Sin embargo, si los congresistas son conscientes de eso, ¿por qué se siente como si su único proyecto fuera hacer política en contra o a favor del presidente? ¿Por qué seguimos sin iniciativas legislativas que nos propongan una visión de país?

Es verdad que esto no es algo nuevo. En la Colombia presidencialista que tenemos, la dinámica suele funcionar así: el Gobierno propone y, cuando no, igual su posición es fundamental para decidir si un proyecto es discutido o no. Mientras tanto, el Congreso se conforma con pedir burocracia en el Ejecutivo o aprobar proyectos de ley propios sin mucha trascendencia. Eso ha sido siempre una oportunidad perdida. Los congresistas olvidan que tienen, en efecto, independencia, que no necesitan esperar a la rama Ejecutiva para aprobar proyectos ambiciosos y que nuestra estructura constitucional permite una relación que vaya mucho más allá de lo transaccional.

Una razón, claro está, es el personalismo. Los congresistas están concentrados en garantizar su reelección, expandir su poder en las regiones de influencia y posicionarse como figuras del debate público. También tenemos a quienes pasan inadvertidos y forjan una carrera pública basada en ser inofensivos, irrelevantes e inconsecuentes. El problema es que, en la práctica, eso se traduce en que tenemos un Congreso disperso, sin capacidad de liderazgo ni de aportarle a Colombia.

Uno esperaría, entonces, que el Congreso actual fuera diferente. Los congresistas deberían estar proponiendo cuál es la Colombia que se imaginan. Eso no ha pasado. Más allá de la ley de descentralización de los recursos, que sigue en espera de otra ley que la reglamente, este Congreso ha sido bastante opaco. Lo cual hace ver aún peor la manera en que, por ejemplo, se enterró la reforma laboral en la Comisión VII del Senado, que nos tiene ahora en un caldeado ambiente político: un debate tan importante para Colombia quedó convertido en un show de vanidades.

¿Dónde están los grandes proyectos de ley, construidos a partir de coaliciones amplias, más allá de los deseos de figuración personal? ¿Cuál es la manera de hacer política que congresistas afines, en conjunto, le proponen al país? En ausencia de las reformas estructurales del Gobierno, ¿cuál es la contrapropuesta de los partidos políticos? No hay. Los congresistas, como la Casa de Nariño, también están en perpetua campaña política. Se condenan a sí mismos a la irrelevancia, y hacen que los colombianos sientan que el rol de la rama Legislativa es siempre secundario. No es justo que tengamos un Congreso solo para dar declaraciones virales en redes sociales.

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com

Nota del director. Necesitamos lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.

Conoce más

 

Carlos H(21141)07 de abril de 2025 - 12:18 a. m.
Los congresistas que conforman mayoría, han sido desleales con el pueblo. No debaten los proyectos presentados por el Gno se limitan a sabotear las sesiones y a hundir los proyectos. Es frustrante y lamentable que de mis impuestos se les pague a esos corruptos. Deberían vincularlos por prestación de servicios: cuando no debaten no se les paga.
AMARANTO DE JESUS DANIELS PUELLO(u3to3)01 de abril de 2025 - 02:09 a. m.
Vale la pena dedicarle un editorial a estos personajes, cuya inmensa mayoría no ven más allá de sus intereses.
Patricia Maria Llano Restrepo(tf440)31 de marzo de 2025 - 10:01 p. m.
"No es justo que tengamos un Congreso solo para dar declaraciones virales en redes sociales." Y para insultarse y descalificarse recíprocamente, para sabotear el quorum tantas veces se les ocurra, para archivar propuestas sin debatir, para no asistir, etc. Eso sí, bien cumpliditos a la hora de cobrar sueldos y privilegios
Luis Caro(61624)31 de marzo de 2025 - 05:11 a. m.
Es un club de intereses creados, todos para aferrase al cargo, y muchos para enriquecerse. Colombia no importa para ellos. Solo basta verlos para darse cuenta de su mediociridad.
Luis Estrada(92442)31 de marzo de 2025 - 02:43 a. m.
El típico congreso de un país polarizado. Lo único que les importa a los congresistas de la oposición es hacerle daño al país para que al gobierno le vaya mal. Los problemas de la población no les importa. Solo el despertar de la conciencia de la mayoría de la población hará que se elija congresistas conscientes. Entonces estos pensarán en soluciones para la gente y no trabajarán por intereses mezquinos.
  • Patricia Maria Llano Restrepo(tf440)31 de marzo de 2025 - 10:02 p. m.
    Totalmente de acuerdo con usted
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.