El Espectador festivo
HAY QUIENES DICEN QUE LOS colombianos son las personas que menos trabajan.
El Espectador
Los festivos en el año son tan comparativamente numerosos que, cuando nos visitan de otros países, ya es recurrente la crítica frente al día en que el descanso se impone, las más de las veces sin que se posea una noción clara de qué es lo que se está celebrando. La polémica Ley Emiliani, impulsada en 1983 por el entonces congresista conservador Raimundo Emiliani Román, permitió que algunos días festivos que caen entre semana, o el mismo domingo, fuesen trasladados al lunes inmediatamente siguiente. La medida tiene sus seguidores entre los trabajadores, como es obvio, pero también del lado de los sectores comerciales que han sacado provecho de los largos fines de semana en que los colombianos se deciden a viajar. Con todo, no son pocos sus opositores. Argumentan, cifras en mano, que tantos puentes afectan la producción del país; que las ventas en los festivos se reducen considerablemente; que la industria manufacturera sufre las consecuencias de la detención de maquinarias construidas para un sistema de producción continuo, y que el carácter religioso de la mayoría de las celebraciones pone en riesgo la libertad de cultos y de conciencia.
Al margen de estas disquisiciones económicas, acaso políticas, El Espectador tiene el placer de presentar en el día de hoy un nuevo periódico que acompañará el disfrute de los lunes festivos. Mientras estos existan, como parece que ocurrirá, habrá un tiempo para el ocio que es preciso copar con lecturas ágiles y frescas. Lecturas con un sesgo joven, como lo es la sala de redacción del periódico, que contrasten con la tiranía de la coyuntura y la incesante búsqueda de la chiva noticiosa, tan difícil de lograr en lo escrito desde que la red nos bombardea con sus permanentes actualizaciones. Habrá entonces noticias, no renunciamos al periodismo, pero éstas no estarán necesariamente restringidas a la agenda de la semana.
La idea original de El Espectador festivo provino de la calle. Explican los voceadores, sus principales gestores, que el éxito de la edición dominical ha llevado a una enorme frustración en los lectores de los lunes festivos, deseosos de un periódico más afín con la realidad que se vive en un día de descanso. Conscientes de esta situación, nada ilógica cuando se observa el lento ritmo que asumen las ciudades en un día festivo, hemos decidido apostarle a un nuevo proyecto editorial que explota el potencial de otros géneros periodísticos menos transitados y usualmente ausentes en las páginas de los diarios nacionales. Es así como en la edición de hoy, además de las noticias de rigor y la infaltable separata de The New York Times, el lector tendrá acceso a la crónica, el perfil, la entrevista, las historias de archivo, las nuevas tecnologías, las tendencias, las notas sobre sexo y rock and roll, los pasatiempos, el humor y más.
Que quede claro, pues, que este no es un dominguito. En la contraportada, además, le daremos cabida a una nueva historieta, Comicman, que con el trazo moderno de Iván Chacón y la adaptación de André Didyme-Dome, reproduce las aventuras de un superhéroe que un buen día constata que es una caricatura y está atrapado en el mundo de los dibujos animados, como le ocurriera al mítico personaje de Franz Kafka con una cucaracha, o al profesor universitario que despierta convertido en el pecho de una mujer, según el relato de Philip Roth.
Serán 48 nuevas páginas, cuando normalmente eran 32, las que entrarán a circular en esta nueva era de festivos que llevarán de la buena lectura al entretenimiento.
Los festivos en el año son tan comparativamente numerosos que, cuando nos visitan de otros países, ya es recurrente la crítica frente al día en que el descanso se impone, las más de las veces sin que se posea una noción clara de qué es lo que se está celebrando. La polémica Ley Emiliani, impulsada en 1983 por el entonces congresista conservador Raimundo Emiliani Román, permitió que algunos días festivos que caen entre semana, o el mismo domingo, fuesen trasladados al lunes inmediatamente siguiente. La medida tiene sus seguidores entre los trabajadores, como es obvio, pero también del lado de los sectores comerciales que han sacado provecho de los largos fines de semana en que los colombianos se deciden a viajar. Con todo, no son pocos sus opositores. Argumentan, cifras en mano, que tantos puentes afectan la producción del país; que las ventas en los festivos se reducen considerablemente; que la industria manufacturera sufre las consecuencias de la detención de maquinarias construidas para un sistema de producción continuo, y que el carácter religioso de la mayoría de las celebraciones pone en riesgo la libertad de cultos y de conciencia.
Al margen de estas disquisiciones económicas, acaso políticas, El Espectador tiene el placer de presentar en el día de hoy un nuevo periódico que acompañará el disfrute de los lunes festivos. Mientras estos existan, como parece que ocurrirá, habrá un tiempo para el ocio que es preciso copar con lecturas ágiles y frescas. Lecturas con un sesgo joven, como lo es la sala de redacción del periódico, que contrasten con la tiranía de la coyuntura y la incesante búsqueda de la chiva noticiosa, tan difícil de lograr en lo escrito desde que la red nos bombardea con sus permanentes actualizaciones. Habrá entonces noticias, no renunciamos al periodismo, pero éstas no estarán necesariamente restringidas a la agenda de la semana.
La idea original de El Espectador festivo provino de la calle. Explican los voceadores, sus principales gestores, que el éxito de la edición dominical ha llevado a una enorme frustración en los lectores de los lunes festivos, deseosos de un periódico más afín con la realidad que se vive en un día de descanso. Conscientes de esta situación, nada ilógica cuando se observa el lento ritmo que asumen las ciudades en un día festivo, hemos decidido apostarle a un nuevo proyecto editorial que explota el potencial de otros géneros periodísticos menos transitados y usualmente ausentes en las páginas de los diarios nacionales. Es así como en la edición de hoy, además de las noticias de rigor y la infaltable separata de The New York Times, el lector tendrá acceso a la crónica, el perfil, la entrevista, las historias de archivo, las nuevas tecnologías, las tendencias, las notas sobre sexo y rock and roll, los pasatiempos, el humor y más.
Que quede claro, pues, que este no es un dominguito. En la contraportada, además, le daremos cabida a una nueva historieta, Comicman, que con el trazo moderno de Iván Chacón y la adaptación de André Didyme-Dome, reproduce las aventuras de un superhéroe que un buen día constata que es una caricatura y está atrapado en el mundo de los dibujos animados, como le ocurriera al mítico personaje de Franz Kafka con una cucaracha, o al profesor universitario que despierta convertido en el pecho de una mujer, según el relato de Philip Roth.
Serán 48 nuevas páginas, cuando normalmente eran 32, las que entrarán a circular en esta nueva era de festivos que llevarán de la buena lectura al entretenimiento.