El fiscal anticorrupción corrupto

El Espectador
04 de julio de 2017 - 02:00 a. m.
¿Cómo decirles a los colombianos que tengan confianza en sus instituciones, que la corrupción puede ser erradicada y que el país va por buen camino si se siguen encontrando ejemplos perversos en los puestos más altos del poder? / Foto: Fiscalía General de la Nación
¿Cómo decirles a los colombianos que tengan confianza en sus instituciones, que la corrupción puede ser erradicada y que el país va por buen camino si se siguen encontrando ejemplos perversos en los puestos más altos del poder? / Foto: Fiscalía General de la Nación
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El director de la Fiscalía Nacional Especializada contra la Corrupción, Luis Gustavo Moreno Rivera, fue capturado por un grupo élite del CTI por... corrupción. Mañana se cumple una semana desde que estalló ese escándalo y todavía cuesta creer que algo como eso pueda ocurrir. Pero pasó. ¿Cómo decirles a los colombianos que tengan confianza en sus instituciones, que la corrupción puede ser erradicada y que el país va por buen camino si se siguen encontrando ejemplos perversos en los puestos más altos del poder? Aunque es difícil, no obstante, hay motivos para la esperanza y para apostarle a una Colombia honesta y justa.

María Paulina Riveros, vice fiscal general de la Nación, dijo el pasado miércoles 27 de junio: “Con indignación y profundo dolor institucional, me veo en la obligación de informar a la opinión pública que, en el día de hoy, quien fuera hasta la fecha director de la Fiscalía Nacional Especializada contra la Corrupción, Luis Gustavo Moreno Rivera, acaba de ser capturado por un grupo élite”. Los hechos que llevaron al escándalo son contundentes e indignantes.

Según se supo, Moreno Rivera le habría pedido un soborno de $400 millones a Alejandro Lyons, exgobernador de Córdoba, quien es investigado, según la Fiscalía, por “la posible malversación de recursos, que superan los $10.000 millones”. El exgobernador se encuentra actualmente en Estados Unidos, aparentemente colaborando con el Departamento de Justicia (DOJ), y fue esa la manera como se probó su nexo con Moreno Rivera. Según el DOJ de EE. UU, “conversaciones grabadas revelaron que Moreno (discutió su habilidad) de controlar la investigación contra (Lyons), y que Moreno podría inundar a sus fiscales con trabajo para que no pudieran concentrarse en el expediente del cooperante”. A cambio, el entonces fiscal Moreno habría solicitado los $400 millones y US$30.000 adicionales. A Moreno también lo pillaron en posesión de dinero proveniente de Lyons.

Rara vez en un caso similar los hechos están tan claros. Sin embargo, quedan muchas preguntas que la Fiscalía deberá responder tan pronto como sea posible. ¿Se trató de un caso aislado? Difícil creerlo. ¿Qué otros procesos liderados por Moreno se pudieron ver afectados? ¿Hay más miembros de la unidad Anticorrupción del ente investigador involucrados en situaciones similares? ¿Qué medidas de transparencia en los procesos de selección pueden implementarse para evitar que ocurran casos similares? Y, sobre ese último tema, ¿quién debe responder por el nombramiento de Moreno y los daños que eso le causó al país?

Es una lástima que esto ocurra, porque es innegable que la Fiscalía ha venido mostrando resultados importantes en la lucha contra la corrupción. Adoptada como bandera por el fiscal Néstor Humberto Martínez, los procesos del ente investigador han ayudado a iniciar el desmantelamiento de las profundas redes corruptas que hay en las entidades territoriales a lo largo y ancho de Colombia. No puede haber marcha atrás: ante golpes a la confianza tan difíciles como lo ocurrido con Moreno, la Fiscalía y todos sus funcionarios deben concentrarse en seguir mostrándole resultados al país. Eso incluye purgar la corrupción dentro del mismo ente investigador, si la hay.

En una carta abierta, Moreno pidió perdón de manera extraña. En la misiva escribió: “Hoy sé que a cualquiera de nosotros le puede pasar (...) Sé que me equivoqué y asumiré mi error, hoy sé que nadie camina la vida sin haber pisado en falso”. Esa no puede ser la actitud que se adopte en el país. La lucha anticorrupción se da en todos los niveles, incluso en el individual, pero precisamente por eso necesitamos que todos los colombianos apostemos, cuando se presente la oportunidad, a no caer en las mismas dinámicas corruptas de siempre. Como lo dijo la fiscal anticorrupción Fanny Vega, en respuesta a la carta de Moreno: “Todos podremos haber pasado por situaciones difíciles, ellas sí del azar y de la vida, pero no todos pisamos en falso. Algunos preferimos seguir siendo limpios, así ello nos impida escalar en cargos”. Así se construye un mejor país.

 

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Por El Espectador

 

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