El trino en el que el embajador de Estados Unidos en Colombia, Philip S. Goldberg, instó a los políticos colombianos a evitar involucrarse en las elecciones de su país no debe ser sobredimensionado, pero tampoco minimizado. No se trata, como dicen algunos, de pensar que el presidente del país del norte vaya a ser elegido por el apoyo de los colombianos. O, como lo sienten en la orilla contraria, que ha habido una participación impropia del actual Gobierno para influir en la elección. Lo que está en entredicho es la relación bipartidista que debe regir a la política exterior colombiana hacia Washington.
Al respecto hay que recordar que, hace cuatro años, el FBI y los servicios de inteligencia norteamericanos probaron la injerencia extranjera, en especial de Rusia, para manipular a los votantes. Aunque entonces la referencia era hacia una abierta e ilegal intromisión masiva en las redes sociales, la tolerancia de los estadounidenses frente a este tema es nula.
Es importante diferenciar, sin embargo, las opiniones de algunos políticos colombianos con respecto a los candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos —incluso algunos que tienen la doble nacionalidad y pueden ejercer su derecho al voto allá— del eventual involucramiento de funcionarios gubernamentales en la campaña.
Los señalamientos de un creciente malestar demócrata fueron hechos por el expresidente Juan Manuel Santos, lo que abrió la puerta al debate, en medio de la excesiva polarización de aquí y de allá. Desde entonces se han mencionado trinos de políticos colombianos en los cuales han expresado su simpatía, o por el candidato republicano, Donald Trump, o por Joe Biden, su contendor demócrata. Lo cierto es que congresistas como María Fernanda Cabal, Carlos Felipe Mejía, Juan David Vélez, Gustavo Petro o Roy Barreras han dado a conocer sus afectos. En una reciente columna, dos representantes demócratas, Gregory Meeks y Rubén Gallego, publicada en CNN, se refieren a los políticos del Centro Democrático al afirmar que “algunos incluso han repetido la invención de que el vicepresidente Joe Biden es comunista o socialista radical”. También mencionan a Petro y su apoyo a Biden, por lo que, “por el bien de nuestros dos países, este tipo de comportamiento tiene que terminar ahora”.
Esta situación condujo a una citación a la canciller, Claudia Blum, para responder por una aparente intervención de funcionarios públicos en favor de Trump. Se mencionó que el embajador en Washington, Francisco Santos, habría participado en Florida en un evento partidista republicano. Tanto la Cancillería como el embajador Santos han explicado que era una actividad no partidista y es parte de su actividad diplomática. Sin embargo, sería conveniente saber si el embajador ha asistido a eventos similares con políticos demócratas. No es un secreto que, si los republicanos pierden en Florida, pierden la elección. De ahí la importancia de animar al electorado hispano, en especial el cubano, el venezolano y el colombiano, para que se movilicen a votar.
La administración Duque se ha jugado a fondo con Trump. A pesar de la incertidumbre sobre el resultado, hay una posibilidad cierta de que el ganador sea Joe Biden. Incluso en el Congreso los demócratas podrían conquistar Senado y Cámara. En una reciente entrevista para El Tiempo, Dan Restrepo, exasesor para América Latina del gobierno Obama, recordó que “a Colombia no la protege el hecho de que es un aliado estratégico. Lo que oigo cada día más en mi círculo es que dejen de jugar en nuestra política, que los extranjeros no se metan en la dinámica interna de nuestras elecciones. Y las implicaciones hacia adelante son preocupantes. ¿Si los colombianos le están apostando a Trump con toda, deberíamos seguir apoyando a esa misma corriente política en Colombia?”. Tiene toda la razón.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.
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El trino en el que el embajador de Estados Unidos en Colombia, Philip S. Goldberg, instó a los políticos colombianos a evitar involucrarse en las elecciones de su país no debe ser sobredimensionado, pero tampoco minimizado. No se trata, como dicen algunos, de pensar que el presidente del país del norte vaya a ser elegido por el apoyo de los colombianos. O, como lo sienten en la orilla contraria, que ha habido una participación impropia del actual Gobierno para influir en la elección. Lo que está en entredicho es la relación bipartidista que debe regir a la política exterior colombiana hacia Washington.
Al respecto hay que recordar que, hace cuatro años, el FBI y los servicios de inteligencia norteamericanos probaron la injerencia extranjera, en especial de Rusia, para manipular a los votantes. Aunque entonces la referencia era hacia una abierta e ilegal intromisión masiva en las redes sociales, la tolerancia de los estadounidenses frente a este tema es nula.
Es importante diferenciar, sin embargo, las opiniones de algunos políticos colombianos con respecto a los candidatos a la Presidencia de los Estados Unidos —incluso algunos que tienen la doble nacionalidad y pueden ejercer su derecho al voto allá— del eventual involucramiento de funcionarios gubernamentales en la campaña.
Los señalamientos de un creciente malestar demócrata fueron hechos por el expresidente Juan Manuel Santos, lo que abrió la puerta al debate, en medio de la excesiva polarización de aquí y de allá. Desde entonces se han mencionado trinos de políticos colombianos en los cuales han expresado su simpatía, o por el candidato republicano, Donald Trump, o por Joe Biden, su contendor demócrata. Lo cierto es que congresistas como María Fernanda Cabal, Carlos Felipe Mejía, Juan David Vélez, Gustavo Petro o Roy Barreras han dado a conocer sus afectos. En una reciente columna, dos representantes demócratas, Gregory Meeks y Rubén Gallego, publicada en CNN, se refieren a los políticos del Centro Democrático al afirmar que “algunos incluso han repetido la invención de que el vicepresidente Joe Biden es comunista o socialista radical”. También mencionan a Petro y su apoyo a Biden, por lo que, “por el bien de nuestros dos países, este tipo de comportamiento tiene que terminar ahora”.
Esta situación condujo a una citación a la canciller, Claudia Blum, para responder por una aparente intervención de funcionarios públicos en favor de Trump. Se mencionó que el embajador en Washington, Francisco Santos, habría participado en Florida en un evento partidista republicano. Tanto la Cancillería como el embajador Santos han explicado que era una actividad no partidista y es parte de su actividad diplomática. Sin embargo, sería conveniente saber si el embajador ha asistido a eventos similares con políticos demócratas. No es un secreto que, si los republicanos pierden en Florida, pierden la elección. De ahí la importancia de animar al electorado hispano, en especial el cubano, el venezolano y el colombiano, para que se movilicen a votar.
La administración Duque se ha jugado a fondo con Trump. A pesar de la incertidumbre sobre el resultado, hay una posibilidad cierta de que el ganador sea Joe Biden. Incluso en el Congreso los demócratas podrían conquistar Senado y Cámara. En una reciente entrevista para El Tiempo, Dan Restrepo, exasesor para América Latina del gobierno Obama, recordó que “a Colombia no la protege el hecho de que es un aliado estratégico. Lo que oigo cada día más en mi círculo es que dejen de jugar en nuestra política, que los extranjeros no se metan en la dinámica interna de nuestras elecciones. Y las implicaciones hacia adelante son preocupantes. ¿Si los colombianos le están apostando a Trump con toda, deberíamos seguir apoyando a esa misma corriente política en Colombia?”. Tiene toda la razón.
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