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Fue un fin de semana que pasará a la historia del deporte colombiano. En el tenis y en el patinaje se lograron triunfos memorables, mientras que en el ciclismo los nacionales siguen demostrando el buen momento de Colombia en esa disciplina. Por todas partes abundan las señales de que es importantísimo seguir apostándoles a las oportunidades para nuestros atletas, de tal forma que el deporte sea un proyecto de vida viable y que le aportará mucho al país en el largo plazo. Son inversiones en pos del bienestar de la sociedad.
Después de casi cinco horas en un enfrentamiento titánico, Juan Sebastián Cabal y Robert Farah, caleños, se coronaron campeones de dobles en el legendario torneo de Wimbledon, uno de los más importantes en el circuito profesional de tenis. Los deportistas, que llevan jugando juntos desde que tenían 11 años y han tenido que superar lesiones y múltiples obstáculos, hoy son reconocidos como los número uno del mundo en la categoría de dobles. No es para menos. Su partido contra los franceses Nicolas Mahut y Édouard Roger-Vasselin demostró los frutos de procesos llenos de disciplina y madurez. Desde Fabiola Zuluaga, quien en el 2005 llegó a la semifinal del Abierto de Australia y alcanzó a ser la número 16 del mundo en sencillos femeninos, ningún colombiano había llegado tan lejos. Se trata de un triunfo que servirá de referente para las generaciones de tenistas colombianos que están por venir.
También el fin de semana, Colombia confirmó que es una potencia mundial en patinaje. La selección Colombia Manzana Postobón, copatrocinada por Financiera Progressa, alcanzó un hito abrumador: se coronó por décima vez consecutiva como la campeona mundial de patinaje. No queda duda alguna de la importancia que ha tenido la inversión en los procesos nacionales que fomentan, acompañan y apoyan a los patinadores nacionales.
Ese triunfo se consiguió en los World Roller Games 2019, que se están celebrando en Barcelona (España). Es tan contundente la dominación de los colombianos que, aun faltando dos eventos importantes, no hay manera de que a la selección la alcancen en el medallero. Colombia llegó a 21 medallas de oro y dejó en el camino a selecciones importantes como la italiana, la alemana y la de Estados Unidos. Con este título, por cierto, ya son 17 los que Colombia ha recibido en copas del mundo. Un motivo enorme para celebrar.
Pero las buenas noticias no terminan ahí. En el Tour de Francia que se está disputando, los colombianos han demostrado su buena condición. Tanto Egan Bernal como Rigoberto Urán están en el top diez de los ciclistas y Nairo Quintana va en la posición 14. Que a estos escarabajos se les esté juzgando por su capacidad de disputar el título de un torneo tan importante es el testimonio de cómo el ciclismo sigue posicionándose como un referente nacional. Independientemente de cuál sea el resultado final, los ejemplos que los ciclistas colombianos le dan al país son esenciales para demostrar el valor de la disciplina y el esfuerzo.
Que Colombia pueda sentir orgullo por todos estos deportistas es un mensaje para los líderes políticos a escala nacional y local. En el país abundan el talento y la disposición para triunfar. Aunque la obsesión nacional siempre ha sido el fútbol, hay muchas otras disciplinas que siguen pidiendo pista. El reto está sobre la mesa: ¿qué políticas públicas pueden adoptarse para que cada vez tengamos más razones para celebrar a nuestros deportistas?
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