Hay buenas noticias para el país. La tasa de desempleo en febrero de 2023 llegó al 11,4 %, un punto y medio porcentual más bajo que el 12,9 % de desempleo que tuvimos en febrero de 2022 y una cifra que no veíamos desde épocas prepandemia. Tienen razón el presidente de la República, Gustavo Petro, y el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, en celebrar, pues en medio de una crisis económica global y unas finanzas públicas debilitadas, la economía colombiana está mostrando señales de resiliencia. Si a esto se suma que al parecer el Banco de la República tocó techo con el aumento en su tasa de interés, el segundo semestre del año podría mostrar una necesaria reactivación que beneficie a todos los colombianos.
En febrero, cerca de 552.000 personas entraron a la fuerza de trabajo, llevando el número total de ocupados a 22,2 millones en toda Colombia. Como dijo la directora del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Piedad Urdinola, se trata de un aumento “estadísticamente significativo”. En otras palabras, el mercado laboral colombiano sigue mejorando, a pesar de las predicciones de una economía con menor crecimiento. Teniendo en cuenta que la tasa de desempleo está empezando a compararse con la de 2019, antes de la crisis ocasionada por el COVID-19, se trata de un buen síntoma.
Tal vez al desagregar el descenso en el desempleo por sexo se puede observar la importancia de la cifra: en mujeres pasó del 16,5 % hace un año al 15 % en febrero de este año; en hombres, la variación fue del 10,3 % al 8,6 %. Que ya tengamos desempleo de un solo dígito en un componente es importante, pero también anuncia una deuda histórica de Colombia que el actual Gobierno no debe ignorar: la brecha de género de 6,4 puntos porcentuales. Las mujeres siguen llevando la peor parte de la crisis generada por la pandemia y el problema de pobreza viene incluso de antes.
La tasa de desempleo por ciudades también debe llamar la atención del Gobierno. Quibdó, con su 30 %, continúa liderando el ranking infame de las ciudades con más desempleo y pide intervención urgente. Las zonas de conflicto siguen siendo, además, las que menos ocupación tienen. Lo que nos lleva a algo que dijimos en varias ocasiones durante la administración pasada: en 2019 ya teníamos una tasa de desempleo inaceptable. Ahora que regresamos a esos niveles, el trabajo debe continuar.
Todo esto está supeditado, claro, a lo que siga pasando con el manejo macroeconómico y con reformas importantes como la laboral y la pensional. Sin embargo, otro aspecto esperanzador es que el Banco de la República aumentó en solo 0,25 puntos porcentuales su tasa de interés, para llegar al 13 %. Estamos en un nuevo máximo que no veíamos desde 1999, pero los analistas económicos coinciden con lo dicho la semana pasada por el ministro Ocampo: es probable que este sea el techo. Si la inflación cede y Colombia sigue demostrando estabilidad económica, puede que el segundo semestre veamos un descenso en la tasa de interés. Quedan muchas incertidumbres, pero la economía colombiana, aunque siga la turbulencia, da motivos para mayor calma.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.
Nota del director. Necesitamos de lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.
Hay buenas noticias para el país. La tasa de desempleo en febrero de 2023 llegó al 11,4 %, un punto y medio porcentual más bajo que el 12,9 % de desempleo que tuvimos en febrero de 2022 y una cifra que no veíamos desde épocas prepandemia. Tienen razón el presidente de la República, Gustavo Petro, y el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, en celebrar, pues en medio de una crisis económica global y unas finanzas públicas debilitadas, la economía colombiana está mostrando señales de resiliencia. Si a esto se suma que al parecer el Banco de la República tocó techo con el aumento en su tasa de interés, el segundo semestre del año podría mostrar una necesaria reactivación que beneficie a todos los colombianos.
En febrero, cerca de 552.000 personas entraron a la fuerza de trabajo, llevando el número total de ocupados a 22,2 millones en toda Colombia. Como dijo la directora del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), Piedad Urdinola, se trata de un aumento “estadísticamente significativo”. En otras palabras, el mercado laboral colombiano sigue mejorando, a pesar de las predicciones de una economía con menor crecimiento. Teniendo en cuenta que la tasa de desempleo está empezando a compararse con la de 2019, antes de la crisis ocasionada por el COVID-19, se trata de un buen síntoma.
Tal vez al desagregar el descenso en el desempleo por sexo se puede observar la importancia de la cifra: en mujeres pasó del 16,5 % hace un año al 15 % en febrero de este año; en hombres, la variación fue del 10,3 % al 8,6 %. Que ya tengamos desempleo de un solo dígito en un componente es importante, pero también anuncia una deuda histórica de Colombia que el actual Gobierno no debe ignorar: la brecha de género de 6,4 puntos porcentuales. Las mujeres siguen llevando la peor parte de la crisis generada por la pandemia y el problema de pobreza viene incluso de antes.
La tasa de desempleo por ciudades también debe llamar la atención del Gobierno. Quibdó, con su 30 %, continúa liderando el ranking infame de las ciudades con más desempleo y pide intervención urgente. Las zonas de conflicto siguen siendo, además, las que menos ocupación tienen. Lo que nos lleva a algo que dijimos en varias ocasiones durante la administración pasada: en 2019 ya teníamos una tasa de desempleo inaceptable. Ahora que regresamos a esos niveles, el trabajo debe continuar.
Todo esto está supeditado, claro, a lo que siga pasando con el manejo macroeconómico y con reformas importantes como la laboral y la pensional. Sin embargo, otro aspecto esperanzador es que el Banco de la República aumentó en solo 0,25 puntos porcentuales su tasa de interés, para llegar al 13 %. Estamos en un nuevo máximo que no veíamos desde 1999, pero los analistas económicos coinciden con lo dicho la semana pasada por el ministro Ocampo: es probable que este sea el techo. Si la inflación cede y Colombia sigue demostrando estabilidad económica, puede que el segundo semestre veamos un descenso en la tasa de interés. Quedan muchas incertidumbres, pero la economía colombiana, aunque siga la turbulencia, da motivos para mayor calma.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.
Nota del director. Necesitamos de lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.