La irresponsabilidad de los partidos
El CNE anunció que los partidos Opción Ciudadana, de la U, Liberal y Conservador fueron sancionados y no podrán inscribir candidatos en varias circunscripciones electorales para las elecciones regionales de 2019. Esto se debe a la enorme cantidad de candidatos inhabilitados que avalaron durante los comicios de octubre de 2015.
El Espectador
Se advirtió de manera extensa durante las elecciones de 2015 y los partidos políticos fueron arrogantes y tercos. Ahora, gracias al Consejo Nacional Electoral (CNE), ya son cuatro las colectividades sancionadas e inhabilitadas. El motivo es que avalaron a candidatos que tenían inhabilidades y, por ende, no podían aparecer en los tarjetones. Celebramos estas medidas, que además llegan justo antes de que se repitan los errores en un nuevo proceso electoral, pero falta mucho más en cuanto a la responsabilidad que tienen los partidos en los nombres que avalan para obtener votos a como dé lugar.
El CNE anunció que los partidos Opción Ciudadana, de la U, Liberal y Conservador fueron sancionados y no podrán inscribir candidatos en varias circunscripciones electorales para las elecciones regionales de 2019. Esto se debe a la enorme cantidad de candidatos inhabilitados que avalaron durante los comicios de octubre de 2015.
Las cifras son indignantes. Opción Ciudadana inscribió a 112 candidatos inhabilitados; el Partido de la U, 105; el Partido Conservador, 60, y el Partido Liberal, 49. Por eso perdieron el derecho a inscribir candidatos o listas en las próximas elecciones allí donde cometieron la falta. Así es como Opción Ciudadana no podrá presentarse en algunos tarjetones de Antioquia, Cundinamarca, Guaviare, Meta, Nariño y Norte de Santander; la U en Cesar, Tolima, Valle, Antioquia, Boyacá, Cundinamarca y Huila; los liberales en Arauca, Atlántico, Antioquia y Bogotá, y los conservadores en San Andrés, Providencia y Santa Catalina y otros concejos municipales.
Hace un par de meses, el partido Alianza Verde había sido sancionado por el CNE por los mismos motivos. Aunque varios representantes del partido denunciaron persecución, las nuevas sanciones son un fuerte argumento en contra de esa posición. Lo que estamos viendo es la incapacidad de las colectividades de purgar las listas de personas inhabilitadas.
La feria de los avales políticos no es un problema nuevo en la cultura de los partidos políticos. De hecho, gran parte de la desconfianza de los colombianos en esas organizaciones se desprende de esa práctica de abandonar los principios a cambio de los votos.
La dinámica funciona así: para capturar la mayor cantidad de representantes en todas las elecciones locales, y para aumentar los números del caudal electoral, los partidos terminan avalando a cualquier candidato que tenga apoyos, sin revisar de manera exhaustiva no sólo qué posiciones sostiene, sino si hay motivos para dudar de su idoneidad. Los resultados son nefastos.
No es suficiente, como muchos partidos pretenden, que cuando estallen los escándalos, los dirigentes se laven las manos y digan que se colaron algunas manzanas podridas. Lo que un aval significa es que un partido político, organización con presencia a nivel nacional, les dice a los ciudadanos que pueden confiar en que esos candidatos encarnan los valores y la confianza de ese partido. En la práctica, lo que vemos es que muchos de los avalados tienen cuentas pendientes o terminan abusando del poder que adquirieron.
Por eso apoyamos las medidas del CNE y pedimos que se sigan adelantando los procesos contra todos los partidos involucrados. También, invitamos a que las colectividades dejen de repartir avales con puros cálculos electorales y asuman la responsabilidad que tienen con el país. De lo contrario, la cultura política nunca va a cambiar.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.
Se advirtió de manera extensa durante las elecciones de 2015 y los partidos políticos fueron arrogantes y tercos. Ahora, gracias al Consejo Nacional Electoral (CNE), ya son cuatro las colectividades sancionadas e inhabilitadas. El motivo es que avalaron a candidatos que tenían inhabilidades y, por ende, no podían aparecer en los tarjetones. Celebramos estas medidas, que además llegan justo antes de que se repitan los errores en un nuevo proceso electoral, pero falta mucho más en cuanto a la responsabilidad que tienen los partidos en los nombres que avalan para obtener votos a como dé lugar.
El CNE anunció que los partidos Opción Ciudadana, de la U, Liberal y Conservador fueron sancionados y no podrán inscribir candidatos en varias circunscripciones electorales para las elecciones regionales de 2019. Esto se debe a la enorme cantidad de candidatos inhabilitados que avalaron durante los comicios de octubre de 2015.
Las cifras son indignantes. Opción Ciudadana inscribió a 112 candidatos inhabilitados; el Partido de la U, 105; el Partido Conservador, 60, y el Partido Liberal, 49. Por eso perdieron el derecho a inscribir candidatos o listas en las próximas elecciones allí donde cometieron la falta. Así es como Opción Ciudadana no podrá presentarse en algunos tarjetones de Antioquia, Cundinamarca, Guaviare, Meta, Nariño y Norte de Santander; la U en Cesar, Tolima, Valle, Antioquia, Boyacá, Cundinamarca y Huila; los liberales en Arauca, Atlántico, Antioquia y Bogotá, y los conservadores en San Andrés, Providencia y Santa Catalina y otros concejos municipales.
Hace un par de meses, el partido Alianza Verde había sido sancionado por el CNE por los mismos motivos. Aunque varios representantes del partido denunciaron persecución, las nuevas sanciones son un fuerte argumento en contra de esa posición. Lo que estamos viendo es la incapacidad de las colectividades de purgar las listas de personas inhabilitadas.
La feria de los avales políticos no es un problema nuevo en la cultura de los partidos políticos. De hecho, gran parte de la desconfianza de los colombianos en esas organizaciones se desprende de esa práctica de abandonar los principios a cambio de los votos.
La dinámica funciona así: para capturar la mayor cantidad de representantes en todas las elecciones locales, y para aumentar los números del caudal electoral, los partidos terminan avalando a cualquier candidato que tenga apoyos, sin revisar de manera exhaustiva no sólo qué posiciones sostiene, sino si hay motivos para dudar de su idoneidad. Los resultados son nefastos.
No es suficiente, como muchos partidos pretenden, que cuando estallen los escándalos, los dirigentes se laven las manos y digan que se colaron algunas manzanas podridas. Lo que un aval significa es que un partido político, organización con presencia a nivel nacional, les dice a los ciudadanos que pueden confiar en que esos candidatos encarnan los valores y la confianza de ese partido. En la práctica, lo que vemos es que muchos de los avalados tienen cuentas pendientes o terminan abusando del poder que adquirieron.
Por eso apoyamos las medidas del CNE y pedimos que se sigan adelantando los procesos contra todos los partidos involucrados. También, invitamos a que las colectividades dejen de repartir avales con puros cálculos electorales y asuman la responsabilidad que tienen con el país. De lo contrario, la cultura política nunca va a cambiar.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.