La neutralidad de la red es fundamental

El Espectador
15 de julio de 2017 - 02:00 a. m.
En la esencia de la promesa democratizadora de internet se encuentra el hecho de que cualquier persona puede acceder a todos los contenidos a la misma velocidad. / Foto: Bloomberg
En la esencia de la promesa democratizadora de internet se encuentra el hecho de que cualquier persona puede acceder a todos los contenidos a la misma velocidad. / Foto: Bloomberg
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La neutralidad de la red es uno de los pilares de las libertades ciudadanas en internet, pero al mismo tiempo es un tema que recibe poca atención. Sin embargo, los debates que se están dando en Estados Unidos plantean la necesidad de que todas las personas del mundo estén al tanto del riesgo que corren sus derechos ante la amenaza de una desregulación.

El pasado 12 de julio, muchos sitios de internet en EE. UU. realizaron una protesta para concienciar a las personas sobre la neutralidad de la red, que se encuentra amenazada en ese país. Durante la presidencia de Barack Obama se expidió una regulación que garantiza que los proveedores de internet (piensen en Claro o Movistar, por citar ejemplos locales) no puedan dar prioridad a un contenido digital sobre otro. Esto en respuesta al interés creciente de esos proveedores por cobrar más para darles mayor velocidad a ciertos sitios. Sin embargo, la administración de Donald Trump está impulsando que esa normativa se elimine, lo que sería catastrófico no sólo para los estadounidenses, sino para los ciudadanos del mundo ya que internet es un asunto global.

Nos explicamos. En el 2013, como reportó El País de España, Verizon, AT&T y T-Mobile, quienes tienen servicios de pagos en línea, bloquearon el acceso en sus redes de internet a los usuarios de la herramienta Google Wallet, que compite directamente con lo que ellos ofrecen.

Como lo explicó Carolina Botero en El Espectador, “sin neutralidad, quienes ofrecen internet podrían decidir cobrar más por transportar algunos servicios o incluso bloquearlos si compiten con su oferta. Si esto sucediera, quien no quiera pagar más sólo navegaría en pequeñas porciones de la red”.

En un caso hipotético, entonces, una empresa que preste el servicio de internet, y que al mismo tiempo tenga un noticiero, podría dar mayor velocidad a quienes consuman su programación por encima de la programación de sus competidores. También, como pasó en Estados Unidos, les pueden pedir a empresas como Netflix que paguen más si quieren que su servicio no se vea interrumpido.

Ese tipo de dinámica es perversa para las libertades de los usuarios. En la esencia de la promesa democratizadora de internet se encuentra el hecho de que cualquier persona puede acceder a todos los contenidos a la misma velocidad, sin importar su origen. Eso es lo que garantiza que cada tanto surjan nuevas alternativas de negocios, o mecanismos de participación social, que compiten con las empresas ya establecidas.

Siguiendo con el ejemplo de Netflix, si mañana usted quiere montarle competencia, es fundamental que no le toque pagar dinero extra sólo para garantizar que la gente no vea su página de manera más lenta que la de su competidor. La igualdad de condiciones fomenta el emprendimiento y respalda las libertades individuales.

En Colombia, la neutralidad de la red es ley desde el 2011. Pero, con tanto dinero de por medio, si en EE. UU. se relajan estas regulaciones y las compañías empiezan a sacar provecho, no es difícil imaginar que pronto vendrán a tocar la puerta en el país. Por eso, esto debe interesar a todas las personas. Sin neutralidad de la red perderíamos una de las herramientas más importantes de la revolución digital.

 

¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.

Por El Espectador

 

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