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La Corte Suprema de Justicia (CSJ) puede haber sido infiltrada y al más alto nivel. Esa es la preocupante conclusión a la que nos lleva el hallazgo de Noticias Caracol dado a conocer esta semana. En una grabación interceptada por orden del mismo alto tribunal, Cielo Gnecco, baronesa política del Cesar, es clara: “José, es que Francisco Farfán... mandó un mensaje que te dijera que el teléfono, al tuyo, están copiando todo, que para ver si lo cambiabas”. El José a quien se refiere es el hoy senador José Alfredo Gnecco Zuleta, quien por ese entonces estaba siendo investigado por una posible compra de votos. El magistrado a cargo de esa investigación era Francisco Farfán, quien sigue siendo parte de la Corte. Es urgente que haya claridad sobre semejante escándalo.
Farfán lo niega todo, dice que se trata de una grabación tendenciosa y denunció por calumnia a Cielo Gnecco. El problema es que la baronesa electoral del Cesar está prófuga de la justicia. La Fiscalía la busca por presuntamente haberles pedido a los paramilitares que mataran a dos contratistas de la Gobernación del Cesar que no le habían pagado $2.500 millones en coimas. Ambas personas fueron asesinadas. Y a pesar de tener una orden de captura, hace un par de semanas Cielo Gnecco hizo un acto público de campaña a favor de la candidata a la Gobernación de ese departamento Elvia Milena Sanjuán, y luego desapareció. No hay rastro de su paradero ni parece tener intenciones de entregarse.
Entonces, volviendo al caso que enloda al magistrado Farfán, es poco probable que la denuncia por calumnia arroje resultados. Si Cielo Gnecco no parece tener intención de responder a la justicia por el presunto homicidio, ¿por qué habría de aparecer para explicar esa llamada interceptada? Lo que sí tenemos son algunos hechos que generan suspicacia y perplejidad. Por un lado, el magistrado Farfán tenía la reseña de esa llamada telefónica en el expediente del caso contra el senador José Alfredo Gnecco Zuleta y ni lo puso en conocimiento de la Corte en pleno, a pesar del claro conflicto de interés, ni en ese momento pensó en adelantar una denuncia por calumnia. Pero además, el magistrado Farfán pidió archivar el caso contra el congresista Gnecco después de años en el limbo investigativo. A esto se le suma que la información que tenía Cielo Gnecco sobre la interceptación telefónica era cierta. Son indicios muy serios que afectan la reputación de la Corte Suprema de Justicia.
Ya lo hemos dicho: los servidores públicos deben responder a un estándar superior de comportamiento. Lo que importa son las instituciones, no quienes las ocupan. Si hay dudas sobre la idoneidad de uno de sus miembros, este debería dar un paso al costado para defenderse como ciudadano, sin afectar a la Corte Suprema de Justicia. Fue un buen paso pedir investigaciones de fondo y declararse impedido en los procesos que se adelantan contra los Gnecco, pero la denuncia que hay sobre la mesa es de extrema gravedad.
La investigación interna de la Corte Suprema debe llegar a una decisión pronto. El alto tribunal aún no se recupera del golpe que recibió por el llamado cartel de la toga y este episodio vuelve a dejar la sensación de que hay una justicia distinta y permisiva para los poderosos en Colombia. No es justo con el país ni con el trabajo tan importante que hace la Corte.
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