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Lo primero que hay que deportar es la xenofobia

01 de noviembre de 2020 - 03:00 a. m.
La declaración de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, fue inútil e irresponsable: estigmatiza a los cientos de miles de migrantes venezolanos que viven en la capital. / Foto: El Espectador
La declaración de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, fue inútil e irresponsable: estigmatiza a los cientos de miles de migrantes venezolanos que viven en la capital. / Foto: El Espectador
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Hay precisiones que causan mucho daño. “No quiero estigmatizar a los venezolanos, pero...”, dijo la alcaldesa de Bogotá, Claudia López. Su propia frase la traiciona, pues empieza con el reconocimiento de que va a aportar pólvora en un tema que ha producido mucho dolor en los últimos años en Colombia. Debió detenerse antes del “pero”, antes de la precisión, antes de mezclar nuevamente en el imaginario la migración con la ocurrencia de actos violentos. Desde el Distrito siguen insistiendo en que no dijo nada falso, que no había malas intenciones. La realidad es otra. En nuestro país hay desprecio por los refugiados y migrantes venezolanos, hay políticos que han aprovechado ese odio para fomentar la xenofobia y obtener réditos electorales, y en el proceso han causado que muchos migrantes sufran la discriminación y la desconfianza de los colombianos. Independiente de sus intenciones, en ese juego cayó López.

“No quiero estigmatizar a los venezolanos, pero hay unos inmigrantes metidos en criminalidad que nos están haciendo la vida cuadritos. Tenemos que volver a traer a Migración Colombia. Aquí el que quiera venir a ganarse la vida decentemente bienvenido, pero el que venga a delinquir lo debemos deportar sin contemplación”, aseveró López. Ante las críticas, al día siguiente la alcaldesa redobló su posición: “La ley colombiana prevé la deportación de quienes cometen delitos en Colombia. Esa ley no es xenófoba, es lógica. Pedir que se aplique tampoco es xenofobia”. Es decir, prefirió salirse por la tangente a reconocer su error.

Los trucos en los discursos discriminatorios permiten a quienes los expresan fingir que no estaban diciendo nada incorrecto. Es cierto: hay migrantes venezolanos que cometen crímenes. También es cierto: quienes sean delincuentes deberían ser procesados por el sistema judicial. Y la frustración es entendible: hemos visto un aumento del 1,2 % en el número de homicidios comparado con el último año. Pero lo que López hizo fue dar una declaración inútil, irresponsable y que estigmatiza a los cientos de miles de migrantes venezolanos que viven en la capital.

Pero, además, vamos a los hechos. No, la migración no incrementa los crímenes violentos. Un estudio de Brian Knight y Ana María Tribín-Uribe encontró que “son los migrantes, no los nativos, los que enfrentan los riesgos por la migración”, dado que las víctimas de los crímenes violentos son los migrantes y no los colombianos. Una investigación del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas, de la Universidad de los Andes, firmado por Juan Sebastián Franco Mora, muestra también que “las estimaciones sugieren que el choque migratorio produce, en promedio, un aumento pequeño en el corto plazo de las tasas de los delitos que podrían tener motivaciones económicas (hurtos), pero ningún efecto sobre delitos violentos, como los homicidios o las lesiones personales”.

Es decir: no, los venezolanos no son los culpables del aumento de los homicidios.

La alcaldesa dirá que ella no dijo que fuera así. Y sí, es verdad. Pero sus comentarios no se hicieron en un vacío. Era innecesario mencionar la nacionalidad y hablar de deportaciones, cuando lo que puede hacerse es pedir justicia sin caer en discriminación. El “pero” en su frase fue inútil, porque hizo lo que dijo que quería evitar: estigmatizar a toda una población vulnerable y perseguida, que en su abrumadora mayoría ha buscado aportarle a Colombia por haberlos recibido.

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Manuel(75613)03 de noviembre de 2020 - 05:00 a. m.
Bla,bla, bla, mientras que, EL SABIO constituyente primario con mayorías en la miseria y pariendo más miseria, regale guacas a personajes cantinflescos como la machorra, la involución estará vigente en todos sus entornos, así, clarito, sin misterio, una sociedad con un tercio de cognitivos y el resto instintivo, seguirá con su sadomasoquista conducta atrasando en todos los entornos a Colombia
Alonso(27759)02 de noviembre de 2020 - 04:57 a. m.
Ha habido varios colombianos agredidos en su propio país por extranjeros con los que Estado tendría cero obligación. Antes de la ‘invasión’, los de aquí, los "de la casa" ya estaban en lista de espera por soluciones, que nunca llegaron. No es Xenofobia es más bien algo de respeto por el país y su gente: primero condiciones dignas para sus ciudadanos con los que Colombia SÍ tiene obligación
Alonso(27759)02 de noviembre de 2020 - 04:35 a. m.
Amablemente le abrimos la puerta del hogar al vecino que atraviesa una situación difícil, le invitamos a cenar, él decide quedarse y en los días siguientes se sirve de nuestra nevera, se acomoda en nuestro sofá -control remoto incluido-, se adueña de algunos espacios y termina por hacer exigencias de manera airada y hasta insolente ¿estamos obligados? ¿Y LA RESPONSABILIDAD CON LOS DE LA CASA QUÉ?
  • Alonso(27759)02 de noviembre de 2020 - 05:00 a. m.
    Es sabido de colombianos agredidos en su propio país por extranjeros con los que Estado tendría ninguna obligación. Antes de la ‘invasión’, los de aquí, los "de la casa" ya estaban en lista de espera por soluciones, que nunca llegaron. No es Xenofobia es más bien algo de respeto por el país y su gente: primero condiciones dignas para sus ciudadanos con los que Colombia SÍ tendría toda obligación !
Alonso(27759)02 de noviembre de 2020 - 04:21 a. m.
Se necesita ser indolente con la realidad colombiana y muy benévolo con los migrantes para escribir ese editorial. A bastantes nos ha tocado ser agredidos en nuestro propio país por aquellos con los que Colombia no tiene obligación. Antes de la ‘invasión’, los de aquí -los "de la casa"- ya estaban en lista de espera por soluciones, que ahora están siendo 'usurpadas' por otros hasta con alevosía.
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