Nuevos ministros, ¿misma actitud?

El Espectador
10 de febrero de 2020 - 05:00 a. m.
"¿Dónde está el proyecto de país unificador que se ha mencionado en varias ocasiones?”. / Foto: SIG
"¿Dónde está el proyecto de país unificador que se ha mencionado en varias ocasiones?”. / Foto: SIG

Con dos años y medio de gobierno por delante, a Colombia no le conviene que el presidente Iván Duque siga viendo cómo se diluye su periodo en disputas políticas y peleas con el Congreso. Por eso, desde este espacio, celebramos las señales de cambio que se venían viendo sobre la apertura en la Casa de Nariño para construir acuerdos programáticos. El remezón ministerial reciente, sin embargo, no da buenas señales. ¿Se está parcelando el Gobierno o en verdad vamos a ver un nuevo y claro liderazgo desde la administración Duque?

Las movidas comenzaron con traslados internos. El nombramiento de Fernando Barbosa en la Fiscalía llevó a Nancy Patricia Gutiérrez a la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos. Alicia Arango, hasta entonces ministra del Trabajo, pasó a ocupar el Ministerio del Interior dejado por Gutiérrez. En esos dos movimientos se ve que el talante de la administración va a continuar por el mismo camino: confrontacional, concentrado en el uribismo más fiel y sin figuras que promuevan los consensos. Es una lástima ver al presidente atrincherarse innecesariamente en una orilla ideológica que no le ha permitido posicionarse como el mandatario técnico del que hablan sus discursos.

La apertura a los demás partidos estuvo en el Ministerio de Agricultura, el del Trabajo y el de Salud. En el primero, nombró a Rodolfo Zea, con cercanía al Partido Conservador. En el segundo, designó a Ángel Custodio Cabrera, político de larga trayectoria y que hace parte del Partido de la U. En el tercero, eligió a Fernando Ruiz Gómez, quien ha sido muy cercano al partido Cambio Radical.

Viendo esos nombramientos, cabe la pregunta: ¿dónde está el proyecto de país unificador que se ha mencionado en varias ocasiones? ¿Los nuevos ministros traen liderazgos o solo es una manera de tranquilizar a ciertos partidos afines al Gobierno? ¿Qué se hará con la gobernabilidad que se está obteniendo al entregar estos ministerios?

El presidente Duque se impuso un reto enorme cuando llegó a la Presidencia. En su discurso inaugural, dijo que no iba a tener una relación de intercambio de dádivas y favores con el Congreso. Su rechazo a lo conocido como “mermelada” fue bien recibido y lo hemos apoyado en el camino. Era claro, también, que hay maneras de construir acuerdos y alianzas con distintas colectividades sin caer en los juegos típicos de la cultura política colombiana. Dicho eso, después de este remezón, quedan muchas preguntas. ¿No es contraproducente nombrar en el Ministerio del Trabajo a un político más conocido por su cercanía a la burocracia de este país que al tema de su cartera? ¿No envía un mensaje de cierre y poca conciliación posicionar a una figura como Arango en el Ministerio encargado de manejar la relación con el Congreso?

Todavía faltan unas semanas para que arranque la nueva legislatura. Con el gabinete armado, le falta al presidente contarle al país cuáles van a ser las reformas que priorizará con los apoyos que ha venido cultivando.

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