'Operación Camaleón'
A TAN SÓLO 28 KILÓMETROS DE donde ocurrió la ‘Operación Jaque’, el Comando de Operaciones Conjuntas de las Fuerzas Armadas se anotó otro contundente golpe contra las Farc tras rescatar a cuatro uniformados que se encontraban secuestrados desde hace cerca de 12 años.
El Espectador
Para el general de la Policía Luis Mendieta, el coronel Enrique Murillo, el coronel William Donato y el sargento del Ejército Arbey Delgado no habrá más días y noches en la selva, lejos de sus familiares.
La operación militar, denominada ‘Camaleón’, fue un éxito rotundo que ya algunos analistas comparan con la ‘Operación Jaque’, en la que recobraron su libertad 15 secuestrados. Según lo relatado por fuentes oficiales, la ‘Operación Camaleón’ comenzó a concretarse a principios de marzo y contó con la participación de 300 hombres de las Fuerzas Especiales. La irrupción en el campamento guerrillero produjo algunos enfrentamientos y fue imposible conseguir la liberación instantánea de los cuatro secuestrados. Los primeros en ser rescatados fueron el general Mendieta y el coronel Murillo, plagiados el 31 de octubre de 1998 tras una toma guerrillera en el municipio de Mitú, Vaupés.
El propio presidente Uribe hizo el anuncio, no obstante el éxito parcial, durante un consejo comunal en Quibdó. Horas más tarde fue hallado escondido en la manigua el coronel Delgado, quien fue secuestrado, como el coronel Donato, el 3 de agosto de 1998 en el ataque de las Farc a la base antinarcóticos de la Policía en Miraflores. Finalmente, en la madrugada del día de ayer, apareció este último, no muy lejos de donde estaban los militares. Completamente a salvo del fuego cruzado de toda la operación, los cuatro uniformados viajaron a Bogotá y ofrecieron, ante los medios de comunicación, unas primeras palabras de agradecimiento.
A partir de estas primeras impresiones nos enteramos de que las Farc tomaron unas pruebas de supervivencia que no tardarán en llegar a sus familiares, ahora que no las necesitan. Relataron también el dolor que les produjo el que les retiraran hace 16 meses, aparentemente sin mayores explicaciones, los radios que empleaban para evadir la locura. Con ellos se esfumó la posibilidad de escuchar otras voces, de no olvidar las palabras, de entrar en contacto con la realidad nacional e internacional. Supimos de su angustia ante el sufrimiento de los familiares, el rezago intelectual que supone una década en la selva y la sensación de haber perdido, para siempre, tiempo que es sagrado. No faltaron, además, los mensajes de repudio ante las Farc y el deseo, explícito, de que entren en razón y liberen a todos los secuestrados que habitan en la selva.
Es preciso, pues, agradecer a las Fuerzas Militares colombianas por el diseño y la ejecución de la impecable ‘Operación Camaleón’. Pese a que desde este mismo espacio hemos defendido la importancia de mantener abiertos los canales de la negociación y hemos sido, incluso, bastante críticos frente a la defensa acérrima del rescate militar como única opción para los secuestrados, hoy es claro que con profesionalismo, inteligencia y buenas dosis de infiltración se reducen las opciones de obtener malos resultados.
Aún quedan, sin embargo, 19 uniformados en poder de las Farc. Y no conocemos a ciencia cierta el número exacto de civiles que son objeto del terrorista chantaje. Es más, el portal de noticias Anncol, del que siempre se ha dicho que tiene cercanos lazos con las Farc, en su reporte del rescate hizo constar, con aberrante cinismo, que “Unos salen otros vendrán”. También por ellos es que las opciones para el diálogo, en un conflicto tan degradado como el colombiano, deben ser respetadas. Victorias militares como esta, con las que vuelven las triunfalistas declaraciones gubernamentales, no deben ahogar la capacidad de la sociedad para imaginar salidas pacíficas al conflicto.
Para el general de la Policía Luis Mendieta, el coronel Enrique Murillo, el coronel William Donato y el sargento del Ejército Arbey Delgado no habrá más días y noches en la selva, lejos de sus familiares.
La operación militar, denominada ‘Camaleón’, fue un éxito rotundo que ya algunos analistas comparan con la ‘Operación Jaque’, en la que recobraron su libertad 15 secuestrados. Según lo relatado por fuentes oficiales, la ‘Operación Camaleón’ comenzó a concretarse a principios de marzo y contó con la participación de 300 hombres de las Fuerzas Especiales. La irrupción en el campamento guerrillero produjo algunos enfrentamientos y fue imposible conseguir la liberación instantánea de los cuatro secuestrados. Los primeros en ser rescatados fueron el general Mendieta y el coronel Murillo, plagiados el 31 de octubre de 1998 tras una toma guerrillera en el municipio de Mitú, Vaupés.
El propio presidente Uribe hizo el anuncio, no obstante el éxito parcial, durante un consejo comunal en Quibdó. Horas más tarde fue hallado escondido en la manigua el coronel Delgado, quien fue secuestrado, como el coronel Donato, el 3 de agosto de 1998 en el ataque de las Farc a la base antinarcóticos de la Policía en Miraflores. Finalmente, en la madrugada del día de ayer, apareció este último, no muy lejos de donde estaban los militares. Completamente a salvo del fuego cruzado de toda la operación, los cuatro uniformados viajaron a Bogotá y ofrecieron, ante los medios de comunicación, unas primeras palabras de agradecimiento.
A partir de estas primeras impresiones nos enteramos de que las Farc tomaron unas pruebas de supervivencia que no tardarán en llegar a sus familiares, ahora que no las necesitan. Relataron también el dolor que les produjo el que les retiraran hace 16 meses, aparentemente sin mayores explicaciones, los radios que empleaban para evadir la locura. Con ellos se esfumó la posibilidad de escuchar otras voces, de no olvidar las palabras, de entrar en contacto con la realidad nacional e internacional. Supimos de su angustia ante el sufrimiento de los familiares, el rezago intelectual que supone una década en la selva y la sensación de haber perdido, para siempre, tiempo que es sagrado. No faltaron, además, los mensajes de repudio ante las Farc y el deseo, explícito, de que entren en razón y liberen a todos los secuestrados que habitan en la selva.
Es preciso, pues, agradecer a las Fuerzas Militares colombianas por el diseño y la ejecución de la impecable ‘Operación Camaleón’. Pese a que desde este mismo espacio hemos defendido la importancia de mantener abiertos los canales de la negociación y hemos sido, incluso, bastante críticos frente a la defensa acérrima del rescate militar como única opción para los secuestrados, hoy es claro que con profesionalismo, inteligencia y buenas dosis de infiltración se reducen las opciones de obtener malos resultados.
Aún quedan, sin embargo, 19 uniformados en poder de las Farc. Y no conocemos a ciencia cierta el número exacto de civiles que son objeto del terrorista chantaje. Es más, el portal de noticias Anncol, del que siempre se ha dicho que tiene cercanos lazos con las Farc, en su reporte del rescate hizo constar, con aberrante cinismo, que “Unos salen otros vendrán”. También por ellos es que las opciones para el diálogo, en un conflicto tan degradado como el colombiano, deben ser respetadas. Victorias militares como esta, con las que vuelven las triunfalistas declaraciones gubernamentales, no deben ahogar la capacidad de la sociedad para imaginar salidas pacíficas al conflicto.