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Pronta investigación

Este diario reveló el domingo pasado que el 10 de diciembre de 2013, ante una fiscal de la Unidad de Extinción de Dominio, uno de los hermanos Comba (Javier Antonio Calle) confesó desde Estados Unidos que él y otros capos del narcotráfico adelantaron ciertas aproximaciones con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos para ponerle fin a ese flagelo que se vive en Colombia.

El Espectador
06 de mayo de 2014 - 02:48 a. m.

No pudo ser, dijo Comba, por dilaciones tanto del gobierno estadounidense como del colombiano. Hasta ahí, eso: un intento fallido por acabar la guerra con el narcotráfico de una forma pacífica. Pero hay más. Mucho más. Cosas, por decir lo menos, preocupantes.

Lo realmente bochornoso de todo este episodio es la confesión posterior: dice Comba que J. J. Rendón, el asesor de campaña del presidente, recibió US$12 millones por parte de varios capos del narcotráfico para que ayudara en todo lo que tuviera que ver con la comunicación de la propuesta. Y eso enturbia un poco todo.

Rendón, por supuesto, se defendió diciendo que ahí no hubo nada escondido, que hubo una gestión y que se reunió para entregarle esa propuesta al presidente y se fue. Su abogado, Abelardo de la Espriella, repuso lo siguiente: “Entiendo que jamás se ventilaron acuerdos económicos, pero como apoderado de Rendón solicitaré una investigación para que la Fiscalía establezca el papel de mi representado en este bochornoso asunto”. Es lo mínimo. Que se investigue con profundidad este asunto y que se esclarezcan unos hechos que hasta el sol de hoy habían permanecido ocultos en el imaginario colectivo.

El Gobierno, por lo pronto, se salva por su delicadeza de manejo: decidió, según lo que sabemos hasta ahora, enviar la propuesta a la Fiscalía y que ella decidiera, con la independencia del caso, si era dable o no negociar penas con este tipo de delincuentes. Lo que dicta la lógica.

En cuanto a Rendón, poco o nada podemos decir de la acusación que le están haciendo. Sin embargo, hay algo de falso en sus palabras de defensa: eso que le dijo a este diario de que no había nada secreto en toda esta operación no es cierto. Era, en efecto, un secreto para todos nosotros. ¿Y a cuenta de qué? Porque de la confesión de Comba (sea cierto o no el elemento del dinero pagado) sí se pueden sacar unas primeras conjeturas: ¿las reuniones sobre la negociación, que Rendón dijo que sí realizó, se hicieron con permiso legal? Porque es por eso, justamente, que algunos de los llamados parapolíticos están en la cárcel: por reuniones clandestinas con criminales. Ya veremos cuál es el resultado que obtendrá la justicia en este caso. Ojalá pronto, antes de que se olvide.

Rendón, en medio de su defensa soterrada, dijo también una cosa importante: que si hubo dinero, dio a para a las manos de Germán Chica, entonces consejero presidencial para asuntos políticos. Esto al menos se lo dijo al periodista Daniel Coronell: de acuerdo con fuentes de este diario, Chica sí tuvo que ver tangencialmente en el asunto, poniendo en contacto a algunos de esa fallida mesa de negociación. Pues, adelante, que se investigue también.

¿Y por qué sabemos esto hasta ahora? Resulta fácil pensar que, así sea verdad o no, tiene mucho que ver con lo que los defensores de Rendón afirman: que es una campaña de despresitigio de cara a las presidenciales que se vienen. Él, un maestro en este tipo de triquiñuelas, dice ser víctima. Su propio invento. Ahora la justicia tiene la palabra.

Por El Espectador

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