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Estudiantes de diversas universidades en los Estados Unidos vienen protestando en contra de la guerra de Israel en Gaza. Las manifestaciones, válidas en su origen, han incluido tomas ilegales de edificios y agresiones contra funcionarios, lo que ha generado la reacción de sus autoridades, que han pedido a la policía que intervenga y desaloje los predios estudiantiles, en la mayoría de los casos por la fuerza, con un saldo de más de mil estudiantes detenidos.
El movimiento, que se inició como un acto pacífico de rechazo ante las imágenes de muerte y destrucción en Gaza, se extendió por varias universidades de los Estados Unidos: Columbia, la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), pasando por Wisconsin, Berkeley, MIT, Tulane, City College de Nueva York, Universidad Estatal de Portland, Universidad de Carolina del Norte y Universidad Brown en Rhode Island, entre otras. Las autoridades universitarias expresaron que, dado que no se logró el desalojo de las instalaciones mediante el diálogo, ante actos de violencia y vandalismo se solicitó el ingreso de la policía. En universidades como UCLA, ayer se presentaron enfrentamientos a golpes entre estudiantes propalestinos y proisraelíes, que llevaron a que las autoridades autorizaran la irrupción de la policía. Según dichas autoridades, personas infiltradas, que no son estudiantes, habrían aprovechado estas circunstancias para generar los hechos de violencia. En Columbia, se trató de un denominado “Grupo Autónomo”, que ocupó el Hamilton Hall y lo habría vandalizado.
De otro lado, se han presentado hechos de antisemitismo que no pueden tener cabida bajo ningún concepto. Una cosa es protestar de manera legítima y otra muy distinta pedir que los israelíes sean echados al mar. Tanto el extremismo de quienes en el gobierno de Netanyahu desconocen la necesidad de crear un Estado palestino, o promueven la construcción de asentamientos de colonos israelíes en Cisjordania, como el de los terroristas de Hamás que mantienen a un gran número de secuestrados que son utilizados como rehenes, y que además desconocen el derecho a la existencia de Israel, merecen el rechazo total.
Se han buscado similitudes con las protestas masivas de 1968, que se dieron simultáneamente en Europa. En ese momento se protestaba no solo contra la guerra en Vietnam, sino contra el servicio militar. Ahora, hay una identificación con la justa causa del pueblo palestino a tener un Estado propio, y un rechazo total a lo hecho por Benjamin Netanyahu.
Este es un año electoral en Estados Unidos en el que el gobierno del presidente Joe Biden, que aspira a la reelección, debe maniobrar con sumo cuidado, pues buena parte de los estudiantes suele votar con los demócratas. El malestar por el manejo que se le ha dado al tema de Gaza y el apoyo incondicional a Israel han generado resentimiento en parte de los jóvenes que esperaban una actuación distinta del actual Gobierno.
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