Que el remedio para Medimás no sea peor que la enfermedad

La decisión de la Superintendencia de Salud de no intervenir la EPS Medimás, mientras se mantienen estrictos controles y seguimiento, es un campanazo de alerta para que la entidad supere sus dificultades de una vez por todas. La salud de sus afiliados no da espera.

El Espectador
29 de junio de 2018 - 04:55 a. m.

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Después de que el procurador, Fernando Carrillo, y el contralor, Edgardo Maya, le pidieran a la Superintendencia de Salud que interviniera forzosamente a la EPS Medimás, debido a las irregularidades e incumplimientos en la prestación del servicio, el superintendente de Salud, Luis Fernando Cruz, anunció que por ahora no se intervendrá a la compañía. De acuerdo con Cruz, la decisión tiene como objetivo respetar el debido proceso, mientras se verifican los informes de los entes de control.

Tras diez meses de operación, Medimás se encuentra en una delicada situación por la medida de vigilancia especial de la Supersalud, extendida hasta abril de 2019, por fallas en la gestión de los recursos y problemas con la atención, además de los cuestionamientos de la Procuraduría por el negocio de la venta de Cafesalud y los cambios que ha sufrido desde entonces. También es preocupante que Medimás no cuenta con el respaldo que tenía de entidades que acreditaban solidez financiera y experiencia en la prestación del servicio cuando se efectuó la venta.

La Contraloría realizó hallazgos fiscales en la auditoría realizada a la EPS durante el 2017 y si bien hasta el momento no se ha podido comprobar un detrimento patrimonial con los recursos de la salud, sí hay vacíos e inconsistencias por los que Medimás deberá responder a los entes de control si pretende seguir funcionando.

No podemos desconocer los problemas de Medimás y cómo estos afectan gravemente la salud y la vida de sus afiliados. Pero tampoco se puede soslayar que la empresa ha venido mejorando en varios indicadores, como la cobertura, la reducción en el número de tutelas presentadas y en los gastos administrativos dentro de los límites legales establecidos. También es positivo el anuncio de la EPS, por medio de un comunicado, de adelantar “sus labores operativas, jurídicas y financieras, entre otras, de manera abierta y transparente sin ningún temor al control”.

En octubre del año pasado, cuando Medimás llevaba apenas dos meses de funcionamiento y también había una petición para intervenirla, el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, expresó que lo importante era que se consolidara para mejorar el servicio. Coincidimos con esa posición. Además de la inestabilidad y la incertidumbre que crearía una intervención, los nefastos antecedentes de Saludcoop y Cafesalud, cuyas intervenciones no sólo no resolvieron los problemas sino que llevaron a su liquidación, sugieren que ese no es el camino adecuado. De intervenirse Medimás, el remedio puede resultar peor que la enfermedad, dejando a la deriva a más de cuatro millones de afiliados.

Aunque Medimás se convirtió en la cara más visible del drama que viven los colombianos con el sistema de salud, sus problemas son, al fin y al cabo, los mismos que aquejan a otras EPS. Al ser la más grande del país, ponerla en cintura debe ser una prioridad, pero no debemos perder de vista que muchas de sus falencias son estructurales del sistema. La búsqueda de soluciones urgentes no debe llevar a decisiones extremas y apresuradas sino a garantizar, día a día, el servicio a los pacientes.

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Por El Espectador

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