Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Colombia lleva años es una crisis silenciosa de salud mental. Lo advertimos con las cifras de pandemia, cuando en todo el mundo se dispararon los casos de ansiedad y depresión, especialmente en las mujeres que se vieron enfrentadas a situaciones económicas adversas y a la pérdida masiva de empleos. Lo advertimos, también, cuando contamos cómo todo el esquema de salud en Colombia menciona la atención psicosocial como un comodín para sacar pecho por supuestas cifras de cobertura, pero se queda lejísimos en indicadores de calidad. Ahora debemos advertirlo de nuevo, pues la Procuraduría prendió las alertas por el elevado número de víctimas de suicidio que ha tenido el país en el primer semestre del año, especialmente en menores de edad.
Según un informe presentado hace una semana por el Ministerio Público, en el primer semestre del 2023 hubo 1.540 suicidios, de los cuales 479 fueron de jóvenes. Más impresionante aún, llevamos 18.466 intentos de suicidio en el país, y esos son los que se han reportado o han llegado a conocimiento de las autoridades. En comparación, durante todo el 2022 se presentaron 2.835 suicidios, con 936 en jóvenes. Veníamos de unas cifras aterradoras y la situación parece empeorar. Más grave aún: no tenemos una estrategia nacional clara para enfrentar el problema.
De acuerdo con el comunicado de la Procuraduría, el informe indicó que “por riesgos determinantes como las violencias de todo tipo, en especial la intrafamiliar; el acoso escolar, el consumo de sustancias psicoactivas; ciberacoso; el reclutamiento por parte de grupos armados, entre otros, juegan un factor importante frente a la ideación y conducta suicida en estos ciclos de vida”. El Ministerio Público llama especial atención sobre los jóvenes de 17 a 24 años, que son los que más en riesgo están, y los adolescentes entre 12 y 16 años. También mencionó que vienen en aumento la depresión, la ansiedad y los trastornos de comportamiento.
La salud mental es un reto complejo porque la sociedad nunca se la ha tomado en serio. Abundan aún hoy los prejuicios sobre las personas que sufren algún tipo de trastorno, e incluso se ven en el personal de salud que atiende las urgencias en los hospitales del país. El sistema de salud se convierte en una pesadilla para quienes quieren acceder a los servicios psicológicos y psiquiátricos, lo que lleva al abandono de las terapias o incluso a nunca acceder a ellas. Además, el estigma hace que las personas sufran en silencio por temor a ser juzgadas cuando confiesan cómo se sienten. No es casualidad entonces que tengamos tantas víctimas de suicidio y que los casos lleguen como sorpresas: no hay educación emocional, no hay acompañamiento en ninguno de los espacios sociales que tenemos y no hay un diálogo franco sobre los motivos que llevan a las personas a entrar en crisis.
Necesitamos una política pública más ambiciosa, la colaboración de las EPS, la participación activa de los colegios y las universidades, y una visión que nos lleve a un nuevo paradigma sobre salud mental. Estamos en crisis y necesitamos enfrentarla cuanto antes.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.
Nota del director. Necesitamos de lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.