Según el régimen venezolano, Edmundo González cometió los delitos de usurpación de funciones, conspiración, forjamiento de documentos públicos, instigación a la desobediencia y difusión de información falsa sobre el sistema electoral. Por eso, solicitó a la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) emitir una circular roja para detenerlo, a pesar de su exilio en España. Si bien la Interpol dijo que no se prestaría para persecuciones políticas, este nuevo gesto demuestra que Nicolás Maduro planea juramentarse en enero próximo y seguir asfixiando a la oposición. Mientras tanto, el presidente Gustavo Petro se concentra en solicitar en público que la dictadura no venda la empresa Monómeros, con sede en Barranquilla, por su importancia para la subsistencia de familias agricultoras. ¿Y la democracia?
Las señales son más que evidentes. Semana tras semana, el régimen de Maduro ha mostrado que no tiene el más mínimo interés en mostrar las actas de votación, como lo solicitó Colombia y también una buena porción de la comunidad internacional. En cambio, se ha redoblado la persecución contra los opositores que ganaron las elecciones. María Corina Machado está escondida en Venezuela, mientras que la dictadura la acusa de “forjar” las actas de votación que sí fueron publicadas en internet y verificadas por organizaciones independientes. González, por su parte, tuvo que salir del país tras recibir amenazas de funcionarios representantes de Maduro y ahora quieren evitar que haga una gira por varios países en su intención de retornar a Venezuela. ¿Qué más pruebas necesitamos de que se trata de una cacería antidemocrática?
“Es evidente que este nuevo y sistemático ataque se debe a nuestro trabajo en el exterior”, dijo González, y agregó: “La voluntad del pueblo venezolano no solo es reconocida por todos, sino que también será respetada. Nosotros estamos trabajando para que así sea”. En respuesta, Diosdado Cabello, ministro del Interior y Justicia de Venezuela, dijo que lo recibirá en Venezuela con “brazaletes plateados”. No hay señales de que la presión internacional esté funcionando.
En este contexto, este fin de semana, el presidente Petro envió una carta pública dirigida al “presidente Nicolás Maduro”, donde dice que se opone “integralmente a una privatización de la empresa Monómeros localizada en Barranquilla” porque su trabajo “les garantiza a millones de familias venezolanas y colombianas la productividad de sus tierras. Asimismo, les asegura ingresos suficientes para tener una vida digna”. Si bien es loable que el presidente busque defender la subsistencia de agricultores nacionales, esto muestra el delicado acto de equilibrismo que ha tenido que hacer desde el fraude electoral. Por no romper relaciones con el régimen Maduro, no ha podido tampoco presionar de manera más eficiente para la publicación de las actas. Nuestra diplomacia está atada entonces a los caprichos de un régimen cada vez más hostil.
Rechazamos la persecución contra González, Machado y todos los opositores que han hecho una petición sencilla: que se muestren las actas oficiales y se reconozca el resultado que para el mundo entero es evidente. Un robo de esta magnitud no se puede permitir.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com
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Según el régimen venezolano, Edmundo González cometió los delitos de usurpación de funciones, conspiración, forjamiento de documentos públicos, instigación a la desobediencia y difusión de información falsa sobre el sistema electoral. Por eso, solicitó a la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) emitir una circular roja para detenerlo, a pesar de su exilio en España. Si bien la Interpol dijo que no se prestaría para persecuciones políticas, este nuevo gesto demuestra que Nicolás Maduro planea juramentarse en enero próximo y seguir asfixiando a la oposición. Mientras tanto, el presidente Gustavo Petro se concentra en solicitar en público que la dictadura no venda la empresa Monómeros, con sede en Barranquilla, por su importancia para la subsistencia de familias agricultoras. ¿Y la democracia?
Las señales son más que evidentes. Semana tras semana, el régimen de Maduro ha mostrado que no tiene el más mínimo interés en mostrar las actas de votación, como lo solicitó Colombia y también una buena porción de la comunidad internacional. En cambio, se ha redoblado la persecución contra los opositores que ganaron las elecciones. María Corina Machado está escondida en Venezuela, mientras que la dictadura la acusa de “forjar” las actas de votación que sí fueron publicadas en internet y verificadas por organizaciones independientes. González, por su parte, tuvo que salir del país tras recibir amenazas de funcionarios representantes de Maduro y ahora quieren evitar que haga una gira por varios países en su intención de retornar a Venezuela. ¿Qué más pruebas necesitamos de que se trata de una cacería antidemocrática?
“Es evidente que este nuevo y sistemático ataque se debe a nuestro trabajo en el exterior”, dijo González, y agregó: “La voluntad del pueblo venezolano no solo es reconocida por todos, sino que también será respetada. Nosotros estamos trabajando para que así sea”. En respuesta, Diosdado Cabello, ministro del Interior y Justicia de Venezuela, dijo que lo recibirá en Venezuela con “brazaletes plateados”. No hay señales de que la presión internacional esté funcionando.
En este contexto, este fin de semana, el presidente Petro envió una carta pública dirigida al “presidente Nicolás Maduro”, donde dice que se opone “integralmente a una privatización de la empresa Monómeros localizada en Barranquilla” porque su trabajo “les garantiza a millones de familias venezolanas y colombianas la productividad de sus tierras. Asimismo, les asegura ingresos suficientes para tener una vida digna”. Si bien es loable que el presidente busque defender la subsistencia de agricultores nacionales, esto muestra el delicado acto de equilibrismo que ha tenido que hacer desde el fraude electoral. Por no romper relaciones con el régimen Maduro, no ha podido tampoco presionar de manera más eficiente para la publicación de las actas. Nuestra diplomacia está atada entonces a los caprichos de un régimen cada vez más hostil.
Rechazamos la persecución contra González, Machado y todos los opositores que han hecho una petición sencilla: que se muestren las actas oficiales y se reconozca el resultado que para el mundo entero es evidente. Un robo de esta magnitud no se puede permitir.
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