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Se habla mucho de fútbol en paz, se hace poco por lograrlo


28 de septiembre de 2024 - 05:00 a. m.
Tenemos normativas, herramientas tecnológicas y autoridades entrenadas para prevenir desastres. No hay motivos para que se salten la responsabilidad de lo sucedido.
Tenemos normativas, herramientas tecnológicas y autoridades entrenadas para prevenir desastres. No hay motivos para que se salten la responsabilidad de lo sucedido.
Foto: Redes sociales

Es incomprensible que, después tantos años de tragedia, en Colombia no implementemos las medidas para que no ocurra violencia durante los partidos de fútbol. Las imágenes de lo sucedido en el Atanasio Girardot de Medellín muestran que ni el Atlético Nacional, ni la Dimayor ni la Alcaldía de la capital antioqueña se tomaron en serio la necesidad de evitar desmanes. Aquí no hay excusas suficientes: a pesar de ser un evento privado, se hace en un espacio público. Tenemos las normativas, las herramientas tecnológicas y las autoridades entrenadas para prevenir desastres, así que no hay motivos para que se salten ahora la responsabilidad.

Las imágenes son impresionantes. Después del segundo gol del Nacional contra el Júnior de Barranquilla, un sector del estadio estalló. Se vieron cuchillos, se vio gente saltando de una tribuna a otra para huir, se vio muchísima sangre y se tuvo que suspender el partido. El saldo son 45 personas lesionadas, 25 atendidas en el estadio y por lo menos cuatro trasladadas a centros hospitalarios. El daño simbólico y moral también perdurará. ¿Cómo volver al estadio sabiendo que algo así puede ocurrir? ¿Cómo decirles a las familias que el espectáculo del fútbol profesional colombiano es un espacio seguro para compartir en tranquilidad?

La respuesta de las autoridades ha sido insuficiente. Manuel Villa, secretario de Seguridad de Medellín, utilizó una serie de justificaciones. Habló de que se trató de un evento privado, mencionó que la alcaldía recibió de la administración pasada herramientas de seguridad en mal estado, criticó al Gobierno Nacional y anunció que habrá judicialización de los involucrados. Sin embargo, el estadio, propiedad de la ciudad, se presta para este tipo de partidos bajo la condición del cumplimiento de requisitos de seguridad. La alcaldía falló en asegurarse de que en efecto hubiese responsabilidad. Utilizar el espejo retrovisor tampoco es suficiente: ha tenido suficiente tiempo la nueva administración para afrontar los problemas.

Ahora, Atlético Nacional y la Dimayor tampoco pueden salir tan campantes. En un comunicado, el club de fútbol escribió que “lo sucedido es un reflejo de una problemática social que nos llama a todos encontrar una única solución para vivir el fútbol en paz, como lo es un deporte apasionante, hermoso y familiar”. De acuerdo, pero la violencia no es nueva. Las medidas de seguridad y prevención existen. Que la gente entre tan fácilmente armas al estadio muestra que algo está fallando y no solo como problemática social, sino como capacidad de los clubes de fútbol de proteger a los hinchas que van a verlos.

La Asociación Colombiana de Futbolistas Profesionales emitió un comunicado pidiendo que se garanticen “la seguridad y protección de los futbolistas profesionales y de todas las personas que asisten a los partidos en cualquier estadio del país, reforzando las medidas de control de ingreso de los aficionados para detectar e impedir el acceso de cualquier tipo de arma o elementos que puedan atentar contra la integridad física de cualquiera de los actores del espectáculo”. Si ya contamos con un Sistema de Validación Nacional según las normas, ¿por qué no ha funcionado? Estamos ante una crónica de una tragedia mil veces anunciada.

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Gilberto(kpp6l)Hace 2 horas
De acuerdo, completamente. No se puede seguir confiando en que todos los asistentes a los estadios son mansas palomas. No, hay gente violenta y hasta delincuentes, dispuestos a todo.
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