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Un millón de votos de diferencia entre el preconteo y el escrutinio de las elecciones legislativas del pasado mes, medio país creyendo que hubo fraude electoral, dos expresidentes de la República diciendo que no reconocen los resultados, el candidato presidencial que lidera las encuestas sembrando dudas para la legitimidad de la primera vuelta, ¿y el registrador, Alexánder Vega? Atornillado en el cargo y sin dar soluciones a la crisis institucional en ciernes.
Hablando con Noticias RCN, el registrador Vega dio una cifra pasmosa. En total fueron un millón de votos adicionales los que se contaron en el escrutinio, en comparación con el preconteo. Aunque es natural que existan diferencias entre ambas etapas de conteo, estas suelen estar entre el 1 y 2 % adicional. En esta ocasión fue de un 7 %. A todas luces inaceptable y más si, como dicen las observadoras electorales, obedeció a un cúmulo de errores ocasionados por decisiones de la Registraduría en la elección de los jurados y la elaboración de los tarjetones.
Ese millón de votos es suficiente para que la gente dude. Y sí que están dudando: según la última encuesta polimétrica de Cifras y Conceptos, el 48 % de los encuestados creen que hubo fraude electoral el pasado 13 de marzo. Adicionalmente, el 57 % dijo que no confía en la democracia colombiana. Se trata de una bomba de tiempo que puede terminar muy mal al momento de presentar los resultados de las elecciones presidenciales de mayo. Es urgente dar pasos contundentes hacia la reconstrucción de la legitimidad de las autoridades electorales.
Tenemos que ser claros: la información que hemos conocido no indica riesgo de un fraude del nivel que los expresidentes Andrés Pastrana y Álvaro Uribe están planteando. Las misiones de observación comparten esa apreciación. Si bien los errores en el diligenciamiento de los resultados durante el preconteo son inaceptables, los votos no desaparecieron ni fueron alterados: ahí estaban para ser contados durante el escrutinio, que es el resultado oficial. Las elecciones presidenciales son mucho más sencillas de contar, y prueba de esto es que las discrepancias en los resultados se presentaron en las elecciones legislativas y no en las consultas realizadas. No hay razones para dudar del proceso que se celebrará en mayo.
Sin embargo, sabemos que eso no es suficiente. La figura del registrador se ha convertido en un punto de contención, criticado a lo largo de todo el espectro ideológico. Estamos a tiempo todavía de pensar en la figura de registrador ad hoc para las elecciones presidenciales, como ya lo propusimos en su momento en este espacio. Eso permitiría bajarles fuerza a las denuncias de fraude que han mutado para convertirse en ataques directos contra Vega y su idoneidad para llevar a cabo las funciones. Se trata de una posibilidad para que el Estado muestre que escucha las preocupaciones de la gente.
El registrador Vega ha dicho que no quiere renunciar por su compromiso con el país, motivo loable, pero también debe ser consciente de la creciente desconfianza en las instituciones electorales. Es momento de tomar decisiones contundentes. Estamos avisados.
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