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Un presidente conciliador y un Congreso desconfiado


22 de julio de 2024 - 05:05 a. m.
Llevábamos tiempo sin escuchar al presidente Petro en su versión conciliadora. “Quiero comenzar estas palabras, básicamente, pidiéndoles perdón a ustedes como representantes del pueblo y al pueblo de Colombia por lo que ha acontecido en la UNGRD”, dijo.
Llevábamos tiempo sin escuchar al presidente Petro en su versión conciliadora. “Quiero comenzar estas palabras, básicamente, pidiéndoles perdón a ustedes como representantes del pueblo y al pueblo de Colombia por lo que ha acontecido en la UNGRD”, dijo.
Foto: Senado

El presidente de la República, Gustavo Petro, decidió una vez más extender la mano de la conciliación para redefinir su relación con el Congreso de la República. En un sentido discurso durante la instalación de la tercera legislatura del periodo actual, el mandatario se mostró arrepentido por la corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), recordó que su carrera política se consolidó gracias a su labor de congresista, celebró algunos triunfos de su gobierno y volvió a hablar de consensos. En contraste, la oposición se mostró atrincherada en prejuicios y en la retórica más populista. Si lo ocurrido el sábado pasado lleva a mejores diálogos entre la Casa de Nariño y la rama Legislativa, estamos ante la última oportunidad de lograr un acuerdo nacional durante la administración Petro.

Llevábamos tiempo sin escuchar al presidente Petro en su versión conciliadora. “Quiero comenzar estas palabras, básicamente, pidiéndoles perdón a ustedes como representantes del pueblo y al pueblo de Colombia por lo que ha acontecido en la UNGRD”, dijo. Asumió la responsabilidad política de lo ocurrido, que aún está en investigación por las autoridades judiciales, y dijo que “el señor Olmedo (López, exdirector de la UNGRD) nunca fue una transacción política de ningún grupo aquí presente ni ausente”. Es un cambio de tono notable para un mandatario que ha denunciado las críticas a su gobierno como persecuciones e intereses conspiratorios. Se trata, además, de un inusual mea culpa por parte de un presidente de la República en funciones. En un país acostumbrado a la impunidad y a que los dirigentes políticos no responden por sus subalternos, el gesto del presidente Petro no debe pasar desapercibido.

Entrando en materia, el mandatario extendió una invitación ya conocida: “¿Por qué no asumimos la audacia de un acuerdo político nacional para transformar a Colombia en el sentido de la paz, la democracia y la justicia social? Es lo que les propongo”, dijo. Habló de una reforma a la salud “altamente consensuada” y propuso concentrarse en la implementación del acuerdo de paz, la reactivación económica, la reforma agraria y la ley de servicios públicos. El mensaje le hace eco a la actitud adoptada por el nuevo ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, e invita a una reconfiguración profunda de la relación entre las ramas del poder público. Esto podría llevar a redefinir el gobierno Petro.

El problema es que, en unos días, el presidente Petro vuelva a tirar por la borda la conciliación con uno de sus ya característicos tuits. Eso fue lo que le recordó la oposición, como hizo el congresista Daniel Carvalho. “Nos dice paracos por no estar de acuerdo con usted. Como líder nos ha maltratado a quienes nos hemos atrevido a criticar a su gobierno. Y acá vienen a decirnos que hagamos un gran pacto nacional”, dijo. Le atiende la razón. Si el Gobierno quiere un cambio, debe reconstruir la confianza.

Lo propio le corresponde a la oposición, que en la mayoría de sus respuestas decidió atacar por lo bajo. El Congreso parece no haberse notificado de su falla de legitimidad. Mientras el mandatario ofreció excusas por la corrupción de la UNGRD, Jaime Lacouture, mencionado en el escándalo, obtuvo 172 votos para seguir siendo secretario general de la Cámara de Representantes. Poca reflexión entre los congresistas en un momento histórico álgido.

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Usuario(82157)23 de julio de 2024 - 01:00 a. m.
Lo que gana un congresista con todas la garantías del cargo , no le alcanzán para costear los gastos de campaña quedan empeñados , las llamadas donaciones es puro cuento de camino , los donantes más tardes llegán por su tajá y tiene que cumplirles. Recuerden que el senador Moreno de Caro llegó añ congreso con dos gatos a cazar ratas.
Luis(61624)22 de julio de 2024 - 10:27 p. m.
Me parece que el titular está al revés. El desconfiado es el Presidente, especialmente de quienes lo rodean. Y el congreso siempre listo a conciliar a cambio de mermelada. No va a cambiar nada. Y Cristo, que no se entiende qué hace ahí ni qué está buscando, va a terminar como Jesucristo.
Chilito(rs8c3)22 de julio de 2024 - 10:22 p. m.
Con dolor ví la abucheada del honorable congreso al presidente, legítimamente elegido ,con autoridad política,social y moral. Pregunto,¿ Cómo los explico a mis estudiantes el respeto a la autoridad?
Charles(18582)22 de julio de 2024 - 10:18 p. m.
Esta ,muy bueno este editorial,pero no hay que atacar tanto al presidente.
Hugo(14000)22 de julio de 2024 - 09:51 p. m.
La cultura de "pedir perdón" puede confundirse fácilmente con cinismo como lo sugiere hoy a escritora y columnista Yolanda Reyes refiriéndose a este tema.Pedirlo sin asumir responsabilidad real,como es el caso de algunos funcionarios que renunciaron o lo hicieron desde la cárcel.Un discurso con la repetida propuesta de "acuerdo político nacional"es facil hacerla pero entre lineas solo parece significar acuerdo polítiico para aceptar las propuestas del gobierno.
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