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Hace años era imposible siquiera imaginar a un presidente de Estados Unidos diciendo estas palabras: “Nadie debería estar en la cárcel solo por usar o tener marihuana”. Aun así, tomó hasta 2022 para que el sentido común llegara al discurso del actual mandatario, Joe Biden, quien fue contundente: “Demasiadas vidas han sido destrozadas por nuestro enfoque fallido sobre la marihuana. Es tiempo de arreglar este error”. Con eso, anunció un perdón presidencial para los miles de personas que han sido condenadas por el delito de posesión de marihuana a nivel federal. Un cambio necesario, sensato y que debería tener repercusiones también en el debate colombiano.
No hay motivos para perseguir el uso de la marihuana con fines recreativos o médicos. Los países y Estados que la han legalizado han visto un aumento en su recaudo de impuestos, una mayor seguridad para los consumidores y no se han incrementado las tasas de adicción a otras drogas. Así como ocurre con el cigarrillo y el alcohol, la marihuana se puede regular de tal manera que su producción, venta y consumo no generen problemas en la sociedad. Sin embargo, los ultraconservadores siguen repitiendo los mismos argumentos falsos de siempre: que la marihuana lleva a otras drogas, que cómo vamos a proteger a los niños y a las niñas, que modificar las leyes es entrar en complicidad con el narcotráfico.
Al contrario, legalizar y regular adecuadamente la marihuana en todos sus usos es un acto de justicia y de reconocer la realidad. Los miles de personas que el presidente Biden acaba de perdonar tenían problemas para acceder a empleos, a educación e incluso para conseguir dónde vivir. Todo eso... ¿por qué? ¿Por consumir una droga que ha sido normalizada en la sociedad y cuyos efectos no son perversos en comparación con otras sustancias que sí son legales? ¿Cuál es el daño que le hace a la sociedad un consumidor de marihuana? Como bien dijo el presidente de Estados Unidos, el enfoque de la prohibición falló porque ni redujo el consumo, ni redujo el narcotráfico, ni ayudó a las personas con adicciones que sí necesitan una mano amiga.
Además del perdón por los delitos, Biden anunció que solicitó reclasificar la marihuana. Actualmente, está categorizada al mismo nivel de peligrosidad que la heroína, algo ridículo que la ciencia ha desmentido. Todos estos pasos apuntan a que, si los demócratas mantienen el control del Congreso después de las elecciones de noviembre (algo difícil de lograr), se pueda impulsar una legalización de la marihuana a nivel federal. Sería un gran paso para desmantelar la fallida guerra contra las drogas.
Colombia debería hacer lo propio. Durante años el Congreso ha hundido proyectos que buscaban regular el uso recreativo de la marihuana. Ahora hay uno que ya fue aprobado en primer debate y que debería ser apoyado por todos los congresistas. Como dijo el representante Juan Carlos Losada, autor del proyecto, “si estas son las medidas que está tomando Estados Unidos, que fue el creador de la política prohibicionista de guerra contra las drogas”, Colombia debe seguir ese camino de la regulación “y no continuar en el prohibicionismo”. Estamos de acuerdo. Ya es momento de un cambio de paradigma.
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