Venezuela violó la soberanía colombiana para cazar opositores y en el proceso se alió con grupos guerrilleros y otras organizaciones criminales. Esa es la revelación que dio a conocer el fin de semana Noticias Caracol, en un trabajo periodístico que conoció documentos clasificados y testimonios que dejan poco espacio para la duda. Lo mismo ocurrió en Chile, en donde el Tren de Aragua se disfrazó de policía de ese país para secuestrar, torturar y asesinar a otro objetivo del régimen de Nicolás Maduro. El Gobierno colombiano tiene que responder de manera contundente, así como aclararle al país cómo es posible que se cometan estos actos y se filtre información confidencial que termina favoreciendo los crímenes del gobierno autoritario vecino.
Los hallazgos de Noticias Caracol son terroríficos. Invocando una supuesta conspiración contra el régimen de Maduro, la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) violó el derecho internacional y la Constitución colombiana para perseguir en nuestro territorio a personas que considera cómplices de terrorismo. Más grave aún, su trabajo lo hizo de la mano del ELN y del Tren de Aragua, dos organizaciones criminales que tienen sufriendo a los colombianos. Adicionalmente, hay información que tiene el gobierno venezolano sobre bases de datos confidenciales resguardadas en Colombia, lo que abre una inquietud urgente: ¿cómo es posible que eso ocurra? ¿Espionaje? ¿Complicidad de agentes del Estado? ¿Y el gobierno de Gustavo Petro estaba al tanto? Si no, ¿qué acciones de reprimenda tomará?
A un opositor venezolano lo secuestró el ELN en Colombia. Luego la guerrilla lo transportó hasta Venezuela, donde fue entregado a la DGCIM. Curiosamente, al poco tiempo, el régimen de Maduro lo presentó como golpista, con claro orgullo, en una muestra de fuerza. ¿Cómo llegó allí? No se mencionó. Lo mismo ocurrió con otro opositor, que fue secuestrado de su residencia en Chile y a los pocos días apareció torturado y asesinado. Gabriel Boric, presidente chileno, dijo que se trató de un acto del Tren de Aragua. Aquí empiezan las coincidencias: uno de los involucrados trabajó en su momento con el hoy fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab. En respuesta a este escándalo, Diosdado Cabello, diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela, afirmó que “cuando el presidente de Chile vino a la frontera con Venezuela a invadir a Venezuela, está autorizando cualquier cosa de nosotros en Chile”. Después negó los hechos sin dejar a nadie convencido.
Hablando de Tarek William Saab, el fiscal que ha sido señalado de ser el líder de la violencia del régimen de Maduro, la emprendió contra Noticias Caracol. Aseguró que nuestros colegas están “participando en una operación mediática” y que desmontar las supuestas conspiraciones “ha evitado la desestabilización del país”. No habló de las evidencias que presentaron los periodistas ni aclaró los lazos con grupos criminales y guerrilleros en nuestro país. Intentó vincular al noticiero con los expresidentes Álvaro Uribe e Iván Duque, en una estrategia muy común en el vecino país: destruir la legitimidad de cualquiera que se atreva a denunciar sus irregularidades.
Pero estos hechos no son inventados. Hace poco Marta Valiñas, presidenta de la Misión Internacional Independiente en Venezuela, dijo que “nos encontramos ante una fase de reactivación de la modalidad más violenta de represión por parte de las autoridades”. El régimen también la tildó de traidora.
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Venezuela violó la soberanía colombiana para cazar opositores y en el proceso se alió con grupos guerrilleros y otras organizaciones criminales. Esa es la revelación que dio a conocer el fin de semana Noticias Caracol, en un trabajo periodístico que conoció documentos clasificados y testimonios que dejan poco espacio para la duda. Lo mismo ocurrió en Chile, en donde el Tren de Aragua se disfrazó de policía de ese país para secuestrar, torturar y asesinar a otro objetivo del régimen de Nicolás Maduro. El Gobierno colombiano tiene que responder de manera contundente, así como aclararle al país cómo es posible que se cometan estos actos y se filtre información confidencial que termina favoreciendo los crímenes del gobierno autoritario vecino.
Los hallazgos de Noticias Caracol son terroríficos. Invocando una supuesta conspiración contra el régimen de Maduro, la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) violó el derecho internacional y la Constitución colombiana para perseguir en nuestro territorio a personas que considera cómplices de terrorismo. Más grave aún, su trabajo lo hizo de la mano del ELN y del Tren de Aragua, dos organizaciones criminales que tienen sufriendo a los colombianos. Adicionalmente, hay información que tiene el gobierno venezolano sobre bases de datos confidenciales resguardadas en Colombia, lo que abre una inquietud urgente: ¿cómo es posible que eso ocurra? ¿Espionaje? ¿Complicidad de agentes del Estado? ¿Y el gobierno de Gustavo Petro estaba al tanto? Si no, ¿qué acciones de reprimenda tomará?
A un opositor venezolano lo secuestró el ELN en Colombia. Luego la guerrilla lo transportó hasta Venezuela, donde fue entregado a la DGCIM. Curiosamente, al poco tiempo, el régimen de Maduro lo presentó como golpista, con claro orgullo, en una muestra de fuerza. ¿Cómo llegó allí? No se mencionó. Lo mismo ocurrió con otro opositor, que fue secuestrado de su residencia en Chile y a los pocos días apareció torturado y asesinado. Gabriel Boric, presidente chileno, dijo que se trató de un acto del Tren de Aragua. Aquí empiezan las coincidencias: uno de los involucrados trabajó en su momento con el hoy fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab. En respuesta a este escándalo, Diosdado Cabello, diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela, afirmó que “cuando el presidente de Chile vino a la frontera con Venezuela a invadir a Venezuela, está autorizando cualquier cosa de nosotros en Chile”. Después negó los hechos sin dejar a nadie convencido.
Hablando de Tarek William Saab, el fiscal que ha sido señalado de ser el líder de la violencia del régimen de Maduro, la emprendió contra Noticias Caracol. Aseguró que nuestros colegas están “participando en una operación mediática” y que desmontar las supuestas conspiraciones “ha evitado la desestabilización del país”. No habló de las evidencias que presentaron los periodistas ni aclaró los lazos con grupos criminales y guerrilleros en nuestro país. Intentó vincular al noticiero con los expresidentes Álvaro Uribe e Iván Duque, en una estrategia muy común en el vecino país: destruir la legitimidad de cualquiera que se atreva a denunciar sus irregularidades.
Pero estos hechos no son inventados. Hace poco Marta Valiñas, presidenta de la Misión Internacional Independiente en Venezuela, dijo que “nos encontramos ante una fase de reactivación de la modalidad más violenta de represión por parte de las autoridades”. El régimen también la tildó de traidora.
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