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Hace unas semanas hubo una amplia discusión sobre un posible caso de censura desde el sistema de medios públicos (RTVC), por la salida del aire de los capítulos repetidos del programa Los puros criollos, que venía emitiendo Señal Colombia, ante las críticas que su presentador ha hecho a la Ley TIC. En medio de ese debate, el gerente de RTVC, Juan Pablo Bieri, dio cátedra sobre lo que es y no es censura, para desvirtuar la denuncia. No obstante, por información conocida ahora, resulta preocupante su visión de la información que producen los medios estatales.
Como dio a conocer W Radio esta semana, los periodistas Andrea Olano y Carlos Chica, del programa La señal de la mañana, perteneciente a la Radio Nacional, se enfrentaron a una situación muy compleja a finales del mes pasado. Después de haber conseguido y preparado una entrevista con el presidente de la República, Iván Duque, fueron llamados minutos antes para decirles que no podrían participar en la conversación y que otras personas llevarían a cabo la entrevista. La orden vino de algún puesto de mando, de eso no cabe duda, pero todavía no se ha confirmado quién fue precisamente.
¿No se parece eso mucho a la censura?
Carlos Chica dijo: “¿Cuántos años llevamos haciendo nuestro trabajo para que ahora nos digan cómo debemos hacerlo? (...) He visto a los reporteros de la radio pública temerosos. Si a mí me callaron, cualquier cosa les puede pasar a ellos”.
A riesgo de sonar como disco rayado: ¿no se parece eso a la censura? ¿Desde cuándo el temor a ser silenciado es el ambiente laboral idóneo para periodistas y productores de contenido del sistema de medios públicos? ¿El dinero de nuestros impuestos se va a destinar a este tipo de comportamientos? ¿Quién responde?
Bieri, ya lo dijimos, estuvo en el centro del escándalo cuando Santiago Rivas, presentador de Los puros criollos, salió en un capítulo de La Pulla de El Espectador sobre la Ley TIC. Justo el día de su emisión ocurrió algo extraño: repentinamente sacaron del aire las repeticiones de su programa en Señal Colombia. Fue una orden de último momento, que difiere de la manera como el canal maneja su programación.
Aun así, el gerente dijo que no se trataba de censura, que Los puros criollos seguían y que se estaba exagerando. En medio de ese contexto se supo también del despido de 22 productores audiovisuales de experiencia en cultura en Señal Colombia. Además, fuentes consultadas por El Espectador dentro del canal contaron del miedo que se ha impuesto con la llegada de la nueva gerencia.
¿Quiere convertirse a Señal Colombia, en particular, y al sistema de medios públicos, en general, en un espacio para hacerle eco al Gobierno de turno? Sería una lástima perder el trabajo que se ha hecho durante tantos años por construir espacios culturales y de calidad que aportan historias que el país necesita conocer.
Llámese censura o no, es claro que la administración está causando traumatismos que, después de un largo período de buenas noticias y reconocimientos, están afectando la reputación del sistema de medios públicos. No sobra repetir que el periodismo que se hace desde los medios públicos no está al servicio del Gobierno de turno sino de la sociedad toda. Y la censura o el condicionamiento de los contenidos no le hacen bien alguno a ninguna sociedad.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com.