Durante 15 años El Espectador y la Fundación Color de Colombia han entregado el premio a los Afrocolombianos del Año. Es un doble reconocimiento a la urgencia de visibilizar lo que las personas afrocolombianas le aportan al país y de tomar medidas para contrarrestar la exclusión histórica a la que han sido sometidas. Los premios, entregados ayer, muestran que la discriminación no tiene cabida, que nuestro país se debe construir desde lo colectivo y que hay muchas historias que deben contarse para que nos sintamos orgullosos de tanta grandeza que hay en Colombia.
Por primera vez, y para conmemorar los 15 años, el premio salió de Bogotá. Fue a Cali como reconocimiento de ser la capital afrocolombiana del país. En palabras del director de El Espectador, Fidel Cano, “estar con esta ceremonia por primera vez fuera de Bogotá, y particularmente aquí en Cali, es doblemente significativo. No solo por ser Cali la ciudad con mayor población afrocolombiana del país, por ser de alguna manera la capital de entrada a todo el Pacífico, sino también por muchos símbolos que se proyectan desde Cali y que están íntimamente relacionados con el propósito de este premio, que nos muestran ese camino largo que queda por recorrer y, a la vez, nos muestran el avance innegable, aunque lento, hacia una mayor igualdad”. La capital del Valle del Cauca es al mismo tiempo una promesa de todo el futuro que tiene por construirse en Colombia y un recordatorio de nuestras deudas históricas.
El premio busca construir a partir de la visibilización. La idea es mostrar todos los aportes que las personas afrocolombianas ya hacen a la construcción de nación. La lista de los nominados lo demuestra. Fue fácil encontrar a representantes en los gobiernos, en los medios, en el arte, en los deportes y en la sociedad civil. Cada una de las historias que llegaron a este reconocimiento son dignas de ser contadas, de generar orgullo en los colombianos. Como dijo el director Cano, lo que se busca es que Colombia entera vea cómo “hay una cantidad de colombianos, de afrocolombianos, que compiten en el más alto nivel con cualquiera, en Colombia, pero también en el exterior, y que contribuyen a que este sea un mejor país”.
Este año el premio fue entregado por cinco jurados permanentes: Fidel Cano, director de El Espectador; Cecilia María Vélez, exministra de Educación; Mábel Lara, actual secretaria de Turismo de Cali; Élber Gutiérrez, productor general de El Espectador, y Daniel Mera Villamizar, director ejecutivo de la Fundación Color de Colombia. También contó con tres jurados invitados: las rectoras de la Universidad de los Andes, Raquel Bernal; de la Universidad del Rosario, Ana Isabel Gómez, y del CESA, Emilia Restrepo. La participación del público fue esencial para encontrar y reconocer estas historias, que hoy ocupan la portada de nuestro periódico.
Extendemos nuestra felicitación a todos los ganadores y ganadoras, así como una invitación a nuestros lectores a conocer sus historias. La lista de nominados es también un buen punto de partida para apoyar la visibilización. Para que algún día este premio deje de ser necesario, la labor del antirracismo debe ser consciente, constante y diaria.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com
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Durante 15 años El Espectador y la Fundación Color de Colombia han entregado el premio a los Afrocolombianos del Año. Es un doble reconocimiento a la urgencia de visibilizar lo que las personas afrocolombianas le aportan al país y de tomar medidas para contrarrestar la exclusión histórica a la que han sido sometidas. Los premios, entregados ayer, muestran que la discriminación no tiene cabida, que nuestro país se debe construir desde lo colectivo y que hay muchas historias que deben contarse para que nos sintamos orgullosos de tanta grandeza que hay en Colombia.
Por primera vez, y para conmemorar los 15 años, el premio salió de Bogotá. Fue a Cali como reconocimiento de ser la capital afrocolombiana del país. En palabras del director de El Espectador, Fidel Cano, “estar con esta ceremonia por primera vez fuera de Bogotá, y particularmente aquí en Cali, es doblemente significativo. No solo por ser Cali la ciudad con mayor población afrocolombiana del país, por ser de alguna manera la capital de entrada a todo el Pacífico, sino también por muchos símbolos que se proyectan desde Cali y que están íntimamente relacionados con el propósito de este premio, que nos muestran ese camino largo que queda por recorrer y, a la vez, nos muestran el avance innegable, aunque lento, hacia una mayor igualdad”. La capital del Valle del Cauca es al mismo tiempo una promesa de todo el futuro que tiene por construirse en Colombia y un recordatorio de nuestras deudas históricas.
El premio busca construir a partir de la visibilización. La idea es mostrar todos los aportes que las personas afrocolombianas ya hacen a la construcción de nación. La lista de los nominados lo demuestra. Fue fácil encontrar a representantes en los gobiernos, en los medios, en el arte, en los deportes y en la sociedad civil. Cada una de las historias que llegaron a este reconocimiento son dignas de ser contadas, de generar orgullo en los colombianos. Como dijo el director Cano, lo que se busca es que Colombia entera vea cómo “hay una cantidad de colombianos, de afrocolombianos, que compiten en el más alto nivel con cualquiera, en Colombia, pero también en el exterior, y que contribuyen a que este sea un mejor país”.
Este año el premio fue entregado por cinco jurados permanentes: Fidel Cano, director de El Espectador; Cecilia María Vélez, exministra de Educación; Mábel Lara, actual secretaria de Turismo de Cali; Élber Gutiérrez, productor general de El Espectador, y Daniel Mera Villamizar, director ejecutivo de la Fundación Color de Colombia. También contó con tres jurados invitados: las rectoras de la Universidad de los Andes, Raquel Bernal; de la Universidad del Rosario, Ana Isabel Gómez, y del CESA, Emilia Restrepo. La participación del público fue esencial para encontrar y reconocer estas historias, que hoy ocupan la portada de nuestro periódico.
Extendemos nuestra felicitación a todos los ganadores y ganadoras, así como una invitación a nuestros lectores a conocer sus historias. La lista de nominados es también un buen punto de partida para apoyar la visibilización. Para que algún día este premio deje de ser necesario, la labor del antirracismo debe ser consciente, constante y diaria.
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