¿Y la salud mental para cuándo?
Dentro de los múltiples problemas que tiene el sistema de salud de los colombianos, uno que no se discute con la necesaria frecuencia y profundidad es el de la salud mental. Se trata de un tema plagado de prejuicios, desconocimiento y obstáculos para el tratamiento, que produce padecimientos muchas veces silenciados. Es momento de dar un debate nacional sobre la salud mental de quienes viven en Colombia.
El Espectador
Hace poco, El Espectador publicó un especial digital que relata las experiencias de varias personas con varias enfermedades mentales. Aunque cada historia tiene sus particularidades, son varias las conclusiones que se pueden generalizar a partir de los testimonios recogidos: se trata de enfermedades que son difíciles de comprender y explicar, causan serios problemas en las familias de quienes las padecen, dificultan el acceso a espacios laborales, están marcadas por los estigmas que empeoran toda la situación y el sistema de salud colombiano no está preparado para atender de manera humana estas aflicciones.
Según el Estudio Nacional de Salud Mental, en Colombia el 40,1 % de la población que se encuentra entre los 18 y los 65 años ha sufrido o sufrirá alguna vez en la vida un trastorno mental. Si se observan los datos mundiales, este tipo de aflicciones vienen en aumento; en parte, gracias a que hemos aprendido a diagnosticarlas, pero también a la manera en que las sociedades se están organizando.
Se trata, entonces, de un problema que no va a desaparecer. ¿Por qué muchas personas prefieren ignorarlo?
Un artículo publicado en Cromos hace poco entrevistó a decenas de personas que lidian con diversas enfermedades mentales, en particular la depresión. La abrumadora mayoría contó cómo la reacción de su entorno, cuando tuvieron un diagnóstico, fue la incredulidad. Muchos colombianos siguen creyendo que la depresión es un capricho. No entienden que de por medio hay un montón de factores complejos, incluyendo desbalances químicos en el cerebro, y que necesitan tratamiento especializado. Ese desconocimiento lleva a que muchas personas sufran en silencio.
Y no son pocos quienes sufren, por cierto. El 4,7 % de los colombianos sufren de depresión, un porcentaje más alto que el promedio mundial. Dos de cada 100 colombianos padecen trastorno afectivo bipolar y, de esos, el 25 % son niños y adolescentes. En algún momento de sus vidas, el 80 % de los colombianos han presentado entre uno y tres síntomas de depresión. Todos son datos contenidos en la Encuesta Nacional de Salud Mental.
El otro gran reto es el acceso. La Organización Mundial de Salud ha denunciado que, en todo el mundo, hay escasez de psiquiatras, enfermeras y psicólogos. En Colombia, la salud mental, cuando se trata por la medicina privada, tiene costos prohibitivos, y cuando se atiende en el sistema público, afronta un número enorme de obstáculos.
Por todo esto, preguntamos: ¿y para cuándo la salud mental en Colombia?
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a yosoyespectador@gmail.com
Hace poco, El Espectador publicó un especial digital que relata las experiencias de varias personas con varias enfermedades mentales. Aunque cada historia tiene sus particularidades, son varias las conclusiones que se pueden generalizar a partir de los testimonios recogidos: se trata de enfermedades que son difíciles de comprender y explicar, causan serios problemas en las familias de quienes las padecen, dificultan el acceso a espacios laborales, están marcadas por los estigmas que empeoran toda la situación y el sistema de salud colombiano no está preparado para atender de manera humana estas aflicciones.
Según el Estudio Nacional de Salud Mental, en Colombia el 40,1 % de la población que se encuentra entre los 18 y los 65 años ha sufrido o sufrirá alguna vez en la vida un trastorno mental. Si se observan los datos mundiales, este tipo de aflicciones vienen en aumento; en parte, gracias a que hemos aprendido a diagnosticarlas, pero también a la manera en que las sociedades se están organizando.
Se trata, entonces, de un problema que no va a desaparecer. ¿Por qué muchas personas prefieren ignorarlo?
Un artículo publicado en Cromos hace poco entrevistó a decenas de personas que lidian con diversas enfermedades mentales, en particular la depresión. La abrumadora mayoría contó cómo la reacción de su entorno, cuando tuvieron un diagnóstico, fue la incredulidad. Muchos colombianos siguen creyendo que la depresión es un capricho. No entienden que de por medio hay un montón de factores complejos, incluyendo desbalances químicos en el cerebro, y que necesitan tratamiento especializado. Ese desconocimiento lleva a que muchas personas sufran en silencio.
Y no son pocos quienes sufren, por cierto. El 4,7 % de los colombianos sufren de depresión, un porcentaje más alto que el promedio mundial. Dos de cada 100 colombianos padecen trastorno afectivo bipolar y, de esos, el 25 % son niños y adolescentes. En algún momento de sus vidas, el 80 % de los colombianos han presentado entre uno y tres síntomas de depresión. Todos son datos contenidos en la Encuesta Nacional de Salud Mental.
El otro gran reto es el acceso. La Organización Mundial de Salud ha denunciado que, en todo el mundo, hay escasez de psiquiatras, enfermeras y psicólogos. En Colombia, la salud mental, cuando se trata por la medicina privada, tiene costos prohibitivos, y cuando se atiende en el sistema público, afronta un número enorme de obstáculos.
Por todo esto, preguntamos: ¿y para cuándo la salud mental en Colombia?
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