Desde La Habana vienen, de nuevo, buenas noticias para Colombia. Después de más de un mes en fase de negociaciones, el Estado colombiano y la guerrilla del ELN llegaron a un acuerdo sobre cese bilateral al fuego. Si se logra cumplir y los diálogos siguen por buen camino, algo que siempre está en duda tratándose de una guerrilla tan dada a patear la mesa y cometer actos atroces, se vale soñar con una paz deseada durante décadas. Hay mucho trecho por recorrer y quedan pendientes importantes, como acordar la suspensión de las extorsiones y los secuestros, pero es bienvenido que a pesar de las dificultades haya acuerdo.
El presidente de la República, Gustavo Petro, le hizo una promesa al país: “En mayo de 2025 cesa definitivamente la guerra de décadas entre el ELN y el Estado”. Se trata de una afirmación ambiciosa, pues una y otra vez los procesos de paz con el ELN han fracasado. Adicionalmente, la guerrilla en los últimos meses ha mostrado su arrogancia, irracionalidad y constante desinterés en dejar de causar daño. Sin embargo, es inevitable querer que lo dicho por el mandatario se cumpla. Si en menos de dos años hay un acuerdo, unido al ya logrado con las FARC, Colombia habrá conseguido pactar con las dos guerrillas más poderosas del conflicto armado. Habrá valido la pena la apuesta por la paz, en la que insistimos.
Tiene razón el senador Iván Cepeda, también negociador del Gobierno, al decirle a El País de España que “son sin lugar a dudas los dos acuerdos más importantes que se han logrado durante todos los diálogos que se han sostenido a lo largo de 30 años con el Ejército de Liberación Nacional”. Qué importante, cabe agregar, que en el equipo de diálogo se haya incluido a José Félix Lafaurie, otrora voz de los opositores al Acuerdo con las FARC. Aunque falte mucho por dialogar, es cierto que nunca hemos estado tan cerca de un acuerdo con la guerrilla. Es necesario cuidar los avances.
Claro, el ELN sigue mostrando señales que deben causar alerta. En una entrevista hostil con Blu Radio, Pablo Beltrán, jefe negociador de la guerrilla, dijo que “las operaciones de finanzas del ELN se comenzaron a discutir aquí, pero esa discusión no terminó (...) nosotros no hablamos de secuestros, hablamos de retenciones, si no son necesarias, no se harán”. También dijo que los “impuestos”, es decir las extorsiones, se seguirán cobrando. La negociación se complica por el hecho de que el ELN está en combate con disidencias de las FARC y otros grupos ilegales en varias zonas del país. Mientras eso persista, será difícil considerar que el cese al fuego es suficiente. ¿Anunciará pronto el Gobierno acuerdos similares con otros grupos, como el Estado Mayor Central?
En medio de noticias tan desgastantes para la Fuerza Pública, este acuerdo en La Habana se recibe como una bocanada de aire fresco. Que los esfuerzos de tantos años nos lleven, esperamos, a una paz duradera. Ya no hay tiempo para más violencia irracional.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.
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Desde La Habana vienen, de nuevo, buenas noticias para Colombia. Después de más de un mes en fase de negociaciones, el Estado colombiano y la guerrilla del ELN llegaron a un acuerdo sobre cese bilateral al fuego. Si se logra cumplir y los diálogos siguen por buen camino, algo que siempre está en duda tratándose de una guerrilla tan dada a patear la mesa y cometer actos atroces, se vale soñar con una paz deseada durante décadas. Hay mucho trecho por recorrer y quedan pendientes importantes, como acordar la suspensión de las extorsiones y los secuestros, pero es bienvenido que a pesar de las dificultades haya acuerdo.
El presidente de la República, Gustavo Petro, le hizo una promesa al país: “En mayo de 2025 cesa definitivamente la guerra de décadas entre el ELN y el Estado”. Se trata de una afirmación ambiciosa, pues una y otra vez los procesos de paz con el ELN han fracasado. Adicionalmente, la guerrilla en los últimos meses ha mostrado su arrogancia, irracionalidad y constante desinterés en dejar de causar daño. Sin embargo, es inevitable querer que lo dicho por el mandatario se cumpla. Si en menos de dos años hay un acuerdo, unido al ya logrado con las FARC, Colombia habrá conseguido pactar con las dos guerrillas más poderosas del conflicto armado. Habrá valido la pena la apuesta por la paz, en la que insistimos.
Tiene razón el senador Iván Cepeda, también negociador del Gobierno, al decirle a El País de España que “son sin lugar a dudas los dos acuerdos más importantes que se han logrado durante todos los diálogos que se han sostenido a lo largo de 30 años con el Ejército de Liberación Nacional”. Qué importante, cabe agregar, que en el equipo de diálogo se haya incluido a José Félix Lafaurie, otrora voz de los opositores al Acuerdo con las FARC. Aunque falte mucho por dialogar, es cierto que nunca hemos estado tan cerca de un acuerdo con la guerrilla. Es necesario cuidar los avances.
Claro, el ELN sigue mostrando señales que deben causar alerta. En una entrevista hostil con Blu Radio, Pablo Beltrán, jefe negociador de la guerrilla, dijo que “las operaciones de finanzas del ELN se comenzaron a discutir aquí, pero esa discusión no terminó (...) nosotros no hablamos de secuestros, hablamos de retenciones, si no son necesarias, no se harán”. También dijo que los “impuestos”, es decir las extorsiones, se seguirán cobrando. La negociación se complica por el hecho de que el ELN está en combate con disidencias de las FARC y otros grupos ilegales en varias zonas del país. Mientras eso persista, será difícil considerar que el cese al fuego es suficiente. ¿Anunciará pronto el Gobierno acuerdos similares con otros grupos, como el Estado Mayor Central?
En medio de noticias tan desgastantes para la Fuerza Pública, este acuerdo en La Habana se recibe como una bocanada de aire fresco. Que los esfuerzos de tantos años nos lleven, esperamos, a una paz duradera. Ya no hay tiempo para más violencia irracional.
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