Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Desesperante el estilo de este gobierno del subpresidente Duque, que todo lo maneja en función de cómo se vean sus movimientos en los medios o cómo los reproduzcan sus comunicadores de cabecera. Pero no es solo el ruido mediático lo que se oye desde los pasillos de la Casa de Nari, sino que además, cuando alguien discrepa o se les vuelve incómodo, siempre hay un litigio que misteriosa y coincidencialmente se agita en su contra en la Fiscalía, Procuraduría, Contraloría y hasta en la Superintendencia de Industria y Comercio, hoy en manos de alias el Rajado, un arrogante e incompetente funcionario que ha quedado muy mal desaprobando los exámenes a los que últimamente se ha presentado para cumplirles a sus aspiraciones burocráticas de lagarto internacional. Por eso no es raro que para tapar los escándalos oficiales ahora la Fiscalía escarbe Odebrecht y le dispare a Santos, o desempolve expedientes a las contrapartes y abogados del poderoso patrón del Centro Democrático (CD).
En ese ambiente de mediocridad y decadencia, en el Gobierno se la pasan dizque fundando el duquismo y creen que están gobernando con éxito porque no faltan los aplaudidores gratuitos o pagados. Ahí se vanaglorian con una columna de Mario Vargas Llosa, sin duda una pluma maravillosa pero más ultraderechista, quien en su nuevo papel de novio otoñal “enviagrado” absuelve y condena a los políticos latinoamericanos siguiendo el libreto de los chismes que en los mentideros madrileños manipulan los distinguidos señoritos del elegante Partido Popular, acosados por los escándalos de corrupción de los papeles de Bárcenas y muchos otros más. Esta vez el peruano nobel de Literatura convirtió en semidioses a Uribe y a su pajecito, pintando a Colombia como un paraíso por la farsa de la supuesta protección migratoria a los venezolanos, sin dedicarle una sola línea a los 6.402 crímenes contra civiles inocentes que nos dejó la Seguridad Democrática, ni a la persecución oficial de críticos, opositores y magistrados de altas cortes que no cesa tampoco en este Gobierno mafioso, corrupto y perseguidor.
La altivez sin fondo es la marca de este cuatrienio. El detestable comisionado de Paz, quien nunca había pedido que se individualizaran los 2.428 casos de “falsos positivos” con los que el uribismo hirsuto no se siente mortificado, desafía a los jueces de la JEP —por fortuna ahora presidida con la contundencia y carácter de Eduardo Cifuentes— pidiéndoles que individualicen a los 6.402 asesinados, como si ello no hubiese ocurrido. Ceballos ofende la majestad y dignidad de la JEP, pues deja la duda de que allá se inventan muertos o los que han salido a la luz pública son sacados de un directorio telefónico. Cuando se trata de poner en duda las cifras de los gobiernos del presidente eterno, allí sí no hay espejo retrovisor ni críticas sino descalificación a la JEP, que pretenden silenciar para que el jefe máximo no tenga más mortificaciones judiciales y para que la única voz que se oiga sea la del obsecuente, vanidoso y peligroso fiscal “Narciso” Barbosa, quien administra la Fiscalía como una sede alterna del CD. En el Gobierno asumen que con ese sartal de mentiras la comunidad internacional va a desechar la voz aquilatada y neutral de José Miguel Vivanco y les va creer el cuento de que aquí no hubo “falsos positivos” y todo fue un lamentable error de hermenéutica porque unos soldados analfabetos confundieron bajas con ejecuciones extrajudiciales.
El Gobierno debe suponer que todos somos idiotas y no nos damos cuenta de que cocinan mentiras. Al país, por ejemplo, lo tienen convencido de que ya llegaron las vacunas contra el COVID-19 porque Duque, en un acto que describe la solemne ridiculez de su mandato, salió a recibirlas como si hubiese llegado el esquivo presidente Biden, quien, entre otras cosas, sigue sin pasarle al teléfono a nadie del gobierno colombiano. La verdad es otra: las vacunas que se han recibido no resuelven la pandemia ni detienen la avalancha de los burguesitos bogotanos y momios caleños que se están yendo a que los vacunen en Miami.
Así sobrevivimos mientras el oportunista director vitalicio de la Federación de Municipios cree que esto se mejora extendiendo en dos años más la tragedia que padecemos.
Adenda. La Contraloría está empeñada en un proceso fiscal porque se perdieron tres vacunas. Hágame el favor el hallazgo. ¡Cojan oficio!