Sabemos que los dictadores hostigan y cierran los medios de comunicación independientes, o que amenazan, encarcelan, expulsan y hasta asesinan a sus periodistas. Nada les produce más inquina que salgan a la luz pública los hechos oscuros que esconden. Por este motivo no extraña, aunque sí nos indigna, lo hecho por Daniel Ortega en Nicaragua. Dos medios valientes, Confidencial y Esta Semana, bajo la dirección de Carlos Fernando Chamorro, se han enfrentado a la dictadura y han sufrido sus vejámenes de tiempo atrás. En El Espectador nos hemos solidarizado y seguiremos apoyando la lucha de los medios y periodistas independientes de Nicaragua.
Chamorro publicó un reciente artículo en el periódico El País, de España, donde da cuenta de las arbitrariedades de las cuales ha sido objeto. Tiene toda la legitimidad moral para hacerlo, pues su padre, Pedro Joaquín Chamorro, entonces director del principal periódico de Nicaragua, La Prensa, fue asesinado por esbirros de otro dictador: Anastasio Somoza. Tras su derrocamiento por los sandinistas, Carlos Fernando Chamorro dirigió el principal periódico oficial, Barricada. Con la derrota del sandinismo en las elecciones de 1990, este terminó rompiendo con Ortega y el sector que se entronizó en el poder a partir 2007. Desde finales del siglo pasado Chamorro creó Confidencial y Esta Semana, convirtiéndolos en referentes para una opinión pública que quería contar con medios de comunicación no amañados con el poder.
Como recuerda el periodista, en diciembre de 2018 la Policía asaltó la sede de los dos medios. “No hubo una resolución judicial o administrativa para justificar la agresión, aunque conocemos que sí existió una orden política no escrita del jefe supremo de la Policía, el presidente Daniel Ortega. En el asalto se robaron todas nuestras computadoras, cámaras y editoras de televisión, así como la documentación contable (…) bienes personales y toda nuestra información privada (…) Un día después, la Policía regresó para ocupar nuestra redacción de forma permanente, y en la víspera de Navidad asaltó el canal 100% Noticias, donde capturaron a su director, Miguel Mora, y a la directora de prensa, Lucía Pineda. Mis colegas fueron encarcelados durante seis meses y sometidos a un juicio político, acusados de ‘terrorismo’ e ‘incitación al odio’, por ejercer el periodismo”.
La arremetida ordenada por Ortega y el verdadero poder detrás del poder: su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, tuvo como detonante las protestas masivas que se dieron en abril de 2018, las cuales se saldaron con 325 muertos, decenas de heridos y cientos de presos políticos y exiliados. Al igual que ocurrió en Venezuela, los medios que denunciaron lo que estaba sucediendo, con pruebas y testimonios, fueron objeto de la represión del régimen. Ante la intimidación, Carlos Fernando Chamorro salió al exilio y virtualmente mantuvo a Confidencial funcionando de manera permanente. Como él mismo lo expresó, “la redacción de Confidencial se disgregó entre Managua, bajo persecución, San José, Miami, México y San Salvador, pero nunca dejamos de hacer periodismo”. Regresó a Nicaragua terminando 2019 y trató de que la Corte Suprema de Justicia le restituyera sus derechos, pero nunca hubo una decisión al respecto.
En diciembre del año pasado le confiscaron la propiedad de sus medios de comunicación, en abierta violación a la ley y la Constitución política, la cual establece, en su artículo 44, que en Nicaragua “está prohibida la confiscación de bienes”. Hace unas semanas, el Ministerio de Salud, al cual se le había transferido la propiedad, instaló una “Casa Materna” en la redacción de Confidencial y Esta Semana.
Reiteramos nuestra condena a la violencia de la dictadura de Daniel Ortega contra los periodistas y nuestro total apoyo a los medios independientes que defienden la libertad de expresión en medio de la opresión. Urge que la democracia regrese a Nicaragua.
¿Está en desacuerdo con este editorial? Envíe su antieditorial de 500 palabras a elespectadoropinion@gmail.com.
Nota del director. Necesitamos de lectores como usted para seguir haciendo un periodismo independiente y de calidad. Considere adquirir una suscripción digital y apostémosle al poder de la palabra.
Sabemos que los dictadores hostigan y cierran los medios de comunicación independientes, o que amenazan, encarcelan, expulsan y hasta asesinan a sus periodistas. Nada les produce más inquina que salgan a la luz pública los hechos oscuros que esconden. Por este motivo no extraña, aunque sí nos indigna, lo hecho por Daniel Ortega en Nicaragua. Dos medios valientes, Confidencial y Esta Semana, bajo la dirección de Carlos Fernando Chamorro, se han enfrentado a la dictadura y han sufrido sus vejámenes de tiempo atrás. En El Espectador nos hemos solidarizado y seguiremos apoyando la lucha de los medios y periodistas independientes de Nicaragua.
Chamorro publicó un reciente artículo en el periódico El País, de España, donde da cuenta de las arbitrariedades de las cuales ha sido objeto. Tiene toda la legitimidad moral para hacerlo, pues su padre, Pedro Joaquín Chamorro, entonces director del principal periódico de Nicaragua, La Prensa, fue asesinado por esbirros de otro dictador: Anastasio Somoza. Tras su derrocamiento por los sandinistas, Carlos Fernando Chamorro dirigió el principal periódico oficial, Barricada. Con la derrota del sandinismo en las elecciones de 1990, este terminó rompiendo con Ortega y el sector que se entronizó en el poder a partir 2007. Desde finales del siglo pasado Chamorro creó Confidencial y Esta Semana, convirtiéndolos en referentes para una opinión pública que quería contar con medios de comunicación no amañados con el poder.
Como recuerda el periodista, en diciembre de 2018 la Policía asaltó la sede de los dos medios. “No hubo una resolución judicial o administrativa para justificar la agresión, aunque conocemos que sí existió una orden política no escrita del jefe supremo de la Policía, el presidente Daniel Ortega. En el asalto se robaron todas nuestras computadoras, cámaras y editoras de televisión, así como la documentación contable (…) bienes personales y toda nuestra información privada (…) Un día después, la Policía regresó para ocupar nuestra redacción de forma permanente, y en la víspera de Navidad asaltó el canal 100% Noticias, donde capturaron a su director, Miguel Mora, y a la directora de prensa, Lucía Pineda. Mis colegas fueron encarcelados durante seis meses y sometidos a un juicio político, acusados de ‘terrorismo’ e ‘incitación al odio’, por ejercer el periodismo”.
La arremetida ordenada por Ortega y el verdadero poder detrás del poder: su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, tuvo como detonante las protestas masivas que se dieron en abril de 2018, las cuales se saldaron con 325 muertos, decenas de heridos y cientos de presos políticos y exiliados. Al igual que ocurrió en Venezuela, los medios que denunciaron lo que estaba sucediendo, con pruebas y testimonios, fueron objeto de la represión del régimen. Ante la intimidación, Carlos Fernando Chamorro salió al exilio y virtualmente mantuvo a Confidencial funcionando de manera permanente. Como él mismo lo expresó, “la redacción de Confidencial se disgregó entre Managua, bajo persecución, San José, Miami, México y San Salvador, pero nunca dejamos de hacer periodismo”. Regresó a Nicaragua terminando 2019 y trató de que la Corte Suprema de Justicia le restituyera sus derechos, pero nunca hubo una decisión al respecto.
En diciembre del año pasado le confiscaron la propiedad de sus medios de comunicación, en abierta violación a la ley y la Constitución política, la cual establece, en su artículo 44, que en Nicaragua “está prohibida la confiscación de bienes”. Hace unas semanas, el Ministerio de Salud, al cual se le había transferido la propiedad, instaló una “Casa Materna” en la redacción de Confidencial y Esta Semana.
Reiteramos nuestra condena a la violencia de la dictadura de Daniel Ortega contra los periodistas y nuestro total apoyo a los medios independientes que defienden la libertad de expresión en medio de la opresión. Urge que la democracia regrese a Nicaragua.
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