El fenómeno Galán

Patricia Lara Salive
18 de octubre de 2019 - 05:00 a. m.
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Carlos Fernando Galán se ha convertido en un fenómeno político: con su discurso no polarizante y la insistencia en mantener su independencia de los partidos, se ha sintonizado con el sentir de buena parte de la opinión que está mamada con la peleadera de Uribe y de Petro, y a la que el estilo de frecuente confrontación que caracteriza a Claudia López le suena a lo mismo, no obstante que está bien capacitada para ser alcaldesa.

Esa actitud de independencia de Galán no es nueva. Por una parte, debió aprenderla de su padre, el carismático Luis Carlos Galán, quien creó el movimiento disidente Nuevo Liberalismo para oponerse a las prácticas clientelistas y corruptas del Partido Liberal. Por otra, la demostró primero en el 2015, cuando renunció a la presidencia de Cambio Radical porque ese partido apoyó para la Gobernación de la Guajira a Oneida Pinto, quien estaba investigada por corrupción en adjudicación de contratos, y a Luis Pérez, que quería la Gobernación de Antioquia y estaba cuestionado por sus aliados políticos. Después, en diciembre del 2017, Galán dijo que no aspiraría a su reelección en el Senado por Cambio Radical porque no estaba de acuerdo con el criterio usado para conformar la lista, que de nuevo incluyó a candidatos cuestionados. Y, finalmente, en el 2018, luego de que Cambio Radical apoyó a Iván Duque en la segunda vuelta, Galán renunció al Senado y al partido pues consideró que seguir ahí no era coherente con sus principios, y votó en blanco en la segunda vuelta.

Pero antes de retirarse del Senado, protagonizó un duro enfrentamiento con el expresidente Álvaro Uribe porque, en un debate de control político sobre supuestos actos de corrupción en los Planes de Ordenamiento Territorial (POT), Galán puso en duda la legalidad de la participación de los hijos de Uribe en un proyecto que tienen en Mosquera (Cundinamarca). Uribe reaccionó a los gritos y Galán no se le quedó atrás, enfrentando al energúmeno senador.

Y ahora, como candidato a la Alcaldía de Bogotá, se ha posicionado como el vocero del centro, y ha presentado un equipo serio, integrado, entre otros, por tres exministros del gobierno de Santos: el de Justicia, Yesid Reyes; el de las TIC, David Luna, y el de Ambiente, Carlos Costa. También, por un exministro de Desarrollo de Pastrana, Eduardo Pizano; por Frank Pearl, miembro del equipo negociador con las Farc y el Eln; por la excandidata uribista a la Alcaldía, Ángela Garzón, destituida por Uribe; por Claudia Parias, reconocida gestora cultural, quien fuera directora de la Orquesta Filarmónica, y por su mano derecha, su hermano el exsenador Juan Manuel Galán. Con ese equipo capacitado, bajo su dirección reposada e inteligente, Galán puede hacer una alcaldía que logre en el Concejo los consensos necesarios para ejecutar sus planes de gobierno.

Pero a Carlos Fernando no sólo lo han favorecido su campaña tranquila, su política de independencia y su buena pinta, sino también las celebraciones que hubo con motivo de la conmemoración de los 30 años del asesinato de su padre, abaleado por el narcotráfico con el apoyo de políticos corruptos. Entonces, muchos bogotanos se sintieron en deuda con Luis Carlos Galán y decidieron votar por su hijo menor para la Alcaldía. Y Carlos Fernando se disparó en las encuestas.

Aún quedan 10 días y todo puede pasar. Pero si las cosas siguen como van y si Claudia y Petro no se unen, el alcalde será Galán.

www.patricialarasalive.com

 

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