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El fotográfo Brendan Smialowski nunca imaginó que la imagen que capturó de Bernie Sanders sentado en una silla plegable, con las piernas cruzadas, vistiendo un abrigo grueso y unos mitones tejidos se convertiría en uno de los memes más difundidos de los últimos años. En una entrevista, cuenta Smialowski que mientras decidía si tomar una foto de los senadores Ted Cruz o Josh Hawley, se le cruzó a la vista Sanders. Al igual que los cientos de internautas que convirtieron a Bernie en un meme, quedó fascinado con la particular pose del senador de Vermont.
Bernie estuvo un par de días paseando en el metro de Nueva York, sentado con Forrest Gump y en la portada del Leviatán. A Colombia llegó también: vendiendo dulces en una caseta, en el comedor del alcalde de Medellín y acompañando a Álvaro Uribe en un tobogán. Algunos, con genuina curiosidad, se preguntaron por la gracia de la imagen. Me llamó sobre todo la atención la diversidad en las respuestas: “Es por su actitud desinteresada”, “es por su vestimenta relajada”, “son sus mitones”, “es porque parece dormido”, “es por lo acogedor de su abrigo”, “es el contraste”.
En medio de la discusión por el contraste, me llegó una versión del meme de Bernie en la que su cara fue reemplazada por la de Duque. El “mitad Bernie-mitad Duque” está presentando el obsoleto programa de Prevención y Acción. Lo chistoso del meme es ver ese cuerpo encorvado y desinteresado de Bernie con la inexpresiva cara del presidente colombiano en medio de una transmisión que nunca tuvo norte y sigue sin generar interés. El meme da risa porque representa una de las sensaciones que tenemos varios colombianos con respecto al presidente: siempre está fuera de lugar. Esa es una de las razones por las cuales las imágenes se convierten en memes y a su vez esos memes dan risa.
La dislocación de significado que produce el elemento humorístico se ha convertido en la rutina de Duque y su gobierno. Como el famoso eslogan de Davivienda, siempre parece estar en el lugar equivocado. No sólo son las salidas en falso del “querí” o “la economía de los siete enanitos”. El problema tiene que ver sobre todo con que Duque no sabe leer a la audiencia ni ubicarse en la dignidad de su oficina, lo que traduce ya en una figura desconcertada que se va moviendo como un meme de escenario en escenario, sin recapacitar o cambiar de rumbo.
En los momentos más críticos de su gobierno sigue jugando a gastarse horas y horas de presentador de televisión. Si le sirvió para mejorar su imagen en un inicio, ahora solo se la empeora. Pero, muy persistente, ahí sigue, como si fuera su vocación, como si estuviera haciendo algo de verdad relevante. Y las vacunas, que uno pensaría serían su fuerte pues era el presidente de los empresarios y de los negocios, parecen parte de la ronda musical “juguemos en el bosque mientras el lobo no está”. Todos los días se anuncia que se anunciará. “Ya vienen las vacunas”, “simulacro de vacunación”, “estos serán los primeros”. Así, mientras Duque pasa de meme a metameme, Colombia se convierte en uno de los peores países hoy en enfrentar la pandemia y en proteger la economía.