Emergencia sanitaria a causa del COVID-19: desafío de solidaridad y creatividad para las universidades públicas

Leonardo Fabio Martínez Pérez
03 de abril de 2020 - 05:00 a. m.
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Es conocido por la opinión pública que estamos ante una emergencia planetaria sin precedentes, no solo porque desde hace un siglo no se presentaba una situación similar, sino porque las ventajas de un mundo globalizado, con relación a la facilidad de intercambio de personas y mercancía entre países, han sido la principal causa de expansión de la epidemia a escala global. De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la magnitud del contagio por COVID-19 en personas de distintos lugares del mundo ascendía este miércoles a 777.798 casos confirmados, 174.019 recuperados y 37.272 muertes en 194 países. El panorama del continente americano no se escapa de esta realidad, ya que a la fecha se registran cerca de 200.000 casos confirmados, de los cuales Estados Unidos agrupa el mayor número de ellos, con 189.445, seguido por Brasil con 5.717 y por Ecuador con 1.966.

Indudablemente, esta situación no se solucionará de manera inmediata, sino que requiere atención desde diversos sectores, con estrategias pertinentes a corto, mediano y largo plazo. Ante este panorama, desde las universidades públicas hemos venido planteando al país dos ideas esenciales para asumir este gran desafío: la solidaridad como motor de las acciones y la creatividad como parámetro en la construcción de estrategias.

Por un lado, comprendemos la necesidad de asumir la solidaridad como motor de las acciones individuales, colectivas y estatales, de tal forma que podamos brindar como sociedad un apoyo importante a todas las personas y familias que están atravesando situaciones difíciles, especialmente aquellos que pertenecen a los sectores menos favorecidos y que, producto del confinamiento, han quedado sin los ingresos necesarios para su subsistencia.

Las universidades públicas han puesto al servicio de la nación toda su capacidad humana, tecnológica, científica y su conocimiento, para ayudar al diagnóstico efectivo de la enfermedad, el cual debe extenderse en el tiempo, pues si bien el aislamiento previene el contagio, únicamente con una caracterización efectiva de las personas contagiadas y un tratamiento específico direccionado a estos sujetos podemos evitar la propagación cuando se retome la normalidad en las actividades cotidianas. De no ser así, es posible que las cifras de contagios se multipliquen de manera exponencial a causa de individuos que tengan el virus sin ser caracterizados y en muchos casos sin presentar síntomas.

De igual manera, entendemos la necesidad de continuar con los procesos formativos en los diferentes niveles y, por ello, desde cada institución hemos construido estrategias pertinentes que permitan este cometido. Sin embargo, planteamos también la necesidad de que, en conjunto con el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, así como con el Ministerio de Educación y el Gobierno Nacional, busquemos formas para que aquellos jóvenes que no tienen conectividad, que carecen de herramientas tecnológicas o se encuentren en regiones remotas puedan acceder a ella para avanzar en la educación a distancia por medio de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).

En tal sentido, otra acción solidaria es buscar estrategias para que los estudiantes puedan apoyar a sus familias y, a su vez, puedan permanecer en el sistema de educación universitario. En la Universidad Pedagógica Nacional, por ejemplo, profesores de nuestra institución con apoyo de la Dirección han iniciado una campaña denominada El cariño verdadero que busca que profesores, funcionarios y pensionados de la Universidad puedan apadrinar a algún estudiante con realidades socioeconómicas muy difíciles en este momento.

En la Universidad, de los 9.703 estudiantes de pregrado matriculados en 2019-2, se han identificado 400 de ellos con mayor vulnerabilidad. Gracias a la solidaridad de muchos miembros de la comunidad, en este momento cerca de 100 de ellos están próximos a ser apadrinados. La meta es continuar avanzando para llegar a los 400. Invitamos a todas las universidades a generar estrategias parecidas para contribuir de manera más contundente con el bienestar de nuestros estudiantes.

La solidaridad implica la gestión de comunicaciones por parte del Sistema Universitario Estatal ante el Gobierno Nacional, solicitando apoyo para que en el 2020-1 se posibilite un auxilio para las matrículas de los estudiantes o que pueda no ser pago, y que, en esa medida, puedan destinar sus recursos al cubrimiento de sus necesidades básicas y las de sus familias, sin perder la oportunidad de continuar en su proceso formativo.

Nuestra otra consigna gira en torno a la necesidad de ser creativos en las estrategias que planteemos como nación para afrontar la crisis, ya que, al ser una situación sin precedentes, demanda de todo nuestro conocimiento e ingenio en la construcción de propuestas inéditas. Para el caso de las universidades públicas, particularmente, continuar con los procesos formativos de manera no presencial se constituye en nuestro principal desafío, ya que la opción de virtualizar el conjunto de nuestras actividades académicas de manera casi inmediata, y conociendo en muchos casos la imposibilidad de acceso de nuestros estudiantes a herramientas tecnológicas y de conectividad que les permitan la participación efectiva en los procesos, se convierte en nuestra mayor limitación.

Desde la Universidad Pedagógica Nacional consideramos que no es posible llevar a cabo una educación virtual, ya que este tipo de educación implica un alto desarrollo de infraestructura tecnológica, con mediaciones avanzadas, ambientes virtuales de aprendizaje y conectividad permanente, además de una transformación profunda desde el punto de vista pedagógico que no es pertinente, pues la escuela, el maestro y la formación históricamente se han constituido de manera presencial. Esto no se va transformar con una varita mágica o con una simple fórmula o receta a seguir. Partiendo de nuestra capacidad instalada, consideramos que es posible desarrollar una educación a distancia mediada por las tecnologías de la información y la comunicación.

De acuerdo con las cifras de Andesco en 2019, la cobertura de internet en el país era de 52% en zonas urbanas y 7% en rurales, lo que refleja la brecha digital existente y marcada por la imposibilidad de acceso a los servicios de conectividad para una parte importante de la población colombiana. En ese contexto, la posibilidad de realizar clases virtuales que garanticen el acceso a la totalidad de la población estudiantil se desvanece, mucho más cuando sabemos que un número importante de los estudiantes de las universidades públicas hacen parte de esta realidad.

En esa medida, como universidad proponemos la implementación de la educación a distancia, que implicaría la no presencialidad, mediante el uso de guías, videos, y correos electrónicos, para que los estudiantes puedan tener acceso en el momento que tengan la posibilidad, y a través de esa mediación desarrollar las actividades académicas, pues el país no se encuentra preparado para realizar una educación virtual. Es más, aunque se presentan avances significativos en esa dirección, aún a nivel mundial se sigue trabajando al respecto.

* Rector de la Universidad Pedagógica Nacional.

 

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