La frase se hizo célebre cuando el asesor de Bill Clinton descubrió que los gringos iban a votar con el bolsillo, y no contra la Unión Soviética como lo habían hecho durante muchos años.
Pues en Colombia los políticos siguen empeñados en polarizarnos alrededor de la implementación del Acuerdo de La Habana, o la cadena perpetua para violadores, o la JEP, o la “ideología de género”, o el fantasma del castrochavismo. Pero el problema ya no son las pasiones que sostuvieron al uribismo y originaron la pelea con Santos y la elección del presidente Duque: el problema es de qué vamos a vivir.
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