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Colombia se encuentra en la puerta de entrada a una organización que nos haría avanzar en diferentes áreas, entre ellas una mejor gestión de los recursos públicos y medidas eficaces contra la corrupción. Puede ser el hecho más importante que, en materia de gobierno, nos ha ocurrido en mucho tiempo. Esta semana se decide nuestro ingreso.
La mundialización de casi todas las actividades hace añorar la presencia de instituciones globales sólidas que nos ayuden a navegar en unas aguas cada vez más turbulentas. Los miembros de la OCDE no solo están comprometidos con la democracia y el libre comercio; propenden porque se establezcan “estándares internacionales dentro de un amplio rango de temas de políticas públicas”.
Si las funciones más importantes del Estado democrático se refieren a garantizar los derechos ciudadanos; promover el bienestar y el crecimiento y reducir las desigualdades, las políticas públicas tratan del diseño, control y ejecución de esas actividades, desarrolladas de manera ordenada y consistente conforme a reglas, encaminadas a conseguir objetivos de interés general. Articulan, o pretenden articular, las instituciones de gobierno dentro de un marco legal; económico y social determinado. Son diseñadas y ejecutadas por los gobiernos, comprometiendo los presupuestos públicos pero también los recursos de la sociedad, dado el carácter determinante de sus decisiones. Expresan la manera ordenada y sistemática como el gobierno cumple y desarrolla mandatos legales o ciudadanos; se refieren al carácter específico de la administración en y desde el gobierno. El ingreso a la OCDE, entonces, debe mejorar nuestra capacidad de gobierno independientemente de los resultados políticos coyunturales.
Aunque la buena Gestión Pública no puede prescindir del entorno en que se desarrolla, el ingreso a la OCDE garantizará que adoptemos las mejores prácticas de gobierno disponibles. Desde ahora, no es difícil suponer un choque entre, digamos, la corrupción e ineficiencia enquistadas en los diferentes niveles de gobierno y lo que el conocimiento disponible aconseja deberíamos hacer. En el peor escenario tendremos un referente; un norte, que hará posible, independientemente de politiquería y discursos, mejores gobiernos.
Una de las características que tendrá participar en este foro vanguardista, es la asimilación de la respuesta del Estado a la globalización y la sociedad digital. En un periodo en que globalización y democracia parecen, a veces, incompatibles, mejores prácticas de gobierno que potencian el cumplimiento de los objetivos del Estado resultan indispensables.
La perspectiva de gobierno abierto, promovida desde la OCDE, integra actividades de los gobiernos, innovación e iniciativa privada y ciudadanía. La utilización de los datos abiertos en beneficio de la gente es un paso enorme en la perspectiva de conseguir la repetidamente invocada transparencia. Las herramientas que surgen desde esta propuesta ilustran sobre la obsolescencia de nuestros procesos de gobierno en esta era digital.
Los efectos de la utilización de la triada Gobierno-Innovación-
El ingreso a la OCDE implica un antes y un después en las actividades de gobierno y, por supuesto, en las privadas. No se trata solamente de “modernización”. Es un paso firme del país hacia adelante que también promoverá indispensables transformaciones culturales. Esta semana lo sabremos. Ojalá.