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En Colombia no hay vacunas, pero estamos preparados para recibirlas: tenemos plan de vacunación y un sitio para que las personas podamos verificar nuestro turno. Mi vacuna. “Más que un aplicativo será un portal dentro de la página web de la entidad. Se les pedirá su número de identificación y la EPS a la que pertenecen, y podrán ver si se encuentran en las poblaciones priorizadas para ser programadas”, dijo el ministro Ruiz Gómez. Hablemos de Mi Vacuna.
Mi Vacuna permite, desde el fin de semana pasado, a las personas mayores de 80 años verificar que estén en la lista para vacunación en la primera fase y, desde el miércoles, está disponible para las personas del sector salud priorizadas en este mismo grupo. El ministro advirtió en todo caso que la base de datos de ese último grupo está especialmente desactualizada, sobre todo respecto de las personas de logística (quienes trabajan en aseo o vigilancia, por ejemplo), lo que puede hacer más importante el ejercicio.
Sin embargo, lo primero a advertir es que las soluciones tecnológicas en un país con importante brecha digital como la de Colombia -por conectividad, por falta de recursos para acceder a ella o por falta de las habilidades necesarias- no pueden ser ni únicas, ni las más importantes. Deben desplegarse más esfuerzos para movilizar otros canales para que cualquier persona pueda interactuar, sin perjuicio de que quienes podemos ayudar apoyemos a las personas que tienen problemas para hacerlo.
En países como EE. UU., donde la brecha digital es menor y ya están vacunando, se ha constatado que las personas mayores de 75 años, por ejemplo, sufren esa brecha que es calificada como amenaza para su capacidad de acceder a la vacuna. En Colombia no hay estadísticas detalladas sobre la brecha digital en personas adultos mayores, pero se puede intuir que es grave, sobre todo si además pertenecen a poblaciones vulnerables (por género, pobreza, estar en sitios alejados o ser parte de poblaciones tradicionalmente discriminadas). Mención aparte merece el tema de accesibilidad de esas soluciones para incorporar a personas con discapacidad.
En Colombia, el sistema de salud ha previsto otras formas de llegar localmente a las personas priorizadas en las diferentes fases de la vacunación, por ejemplo, mediante las EPS que tiene otros canales de comunicación con las personas afiliadas. Aun así, hay que hacer un llamado al gobierno para desconcentrar su publicidad e ir más allá de Mi Vacuna, deben promocionar otros canales que sirvan para superar las brechas digitales -sería interesante, por ejemplo, contar con un número gratuito nacional de teléfono, ojalá celular-.
Ahora bien, si nos enfocamos en la tecnología detrás de Mi Vacuna, el Laboratorio de seguridad y privacidad K+LAB de Karisma -donde trabajo-, la analizó sin emplear métodos intrusivos, para ver cómo protege la seguridad y privacidad de quienes la usarán.
La solución es simple y se montó con protecciones adicionales demostrando conciencia sobre los datos sensibles que gestionan. A diferencia de lo sucedido con CoronApp, en Mi vacuna no hay una apuesta por una aplicación innovadora, de moda, llamativa; se inclinaron por una opción práctica con tecnología probada que desplegaron rápido, pensando en seguridad que además tiene un propósito concreto y que está controlada por y conectada al sistema sanitario.
Como debería ser la regla en sitios del gobierno, en Mi Vacuna no hay prácticamente cookies de rastreo -solo aparece la del Google Captcha que es la función para evitar que los robots accedan a la base de datos-. Las cookies son pequeños archivos de texto con código software que se deposita en el navegador del equipo al visitar un sitio. Las cookies de rastreo sirven para seguir constantemente los datos de quienes usan el equipo y permiten identificar la actividad de navegación para contribuir en los perfilamientos que se usan, por ejemplo, para el marketing digital. Estas cookies no son necesarias para las funciones de Mi Vacuna, valoramos que no las instalarlas, evitando incentivar estas herramientas de recolección de datos para negocios privados, como el de publicidad digital.
En relación con otras cookies -las que se instalan porque son útiles y necesarias para facilitar la navegación permitiendo, por ejemplo, mantener y autenticar una sesión/conexión-, en Mi Vacuna se implementaron parámetros que protegen los datos si la conexión no está cifrada (parámetro “secure”) e impedir su acceso por funciones de terceros (parámetro “HttpOnly”), tipos de protección que no es común en los sitios y que hay que aplaudir. De otra parte, Mi Vacuna tiene un sistema estándar de autenticación -al que no se le ven fugas de datos-, que establece que quien hace la consulta es quien dice ser.
En materia de privacidad la página está hospedada en Colombia (empresa CTL Colombia), lo que significa que se aplica nuestra ley evitando discusiones sobre la debida protección en otros países -algo que tampoco se ve mucho en soluciones públicas-.
Se extraña eso sí, la política de privacidad. Se puede deducir que aplica la de la página web del Ministerio de Salud, al ser parte de su sitio, pero no es expreso, no hay enlace desde la página principal. En todo caso, aunque la política de privacidad del sitio web del Ministerio es un buen documento -sencillo y general-, no puede decirse que esté completo para el tipo de gestión que la solución parece hacer de los datos personales. El ejercicio que propone Mi Vacuna supone tomar datos de diversas fuentes y seguramente entregarlos a varias otras para apoyar la logística de vacunación, lo que por ejemplo no se explica en ese documento.
Se nota cuándo la tecnología se usa como herramienta por quién sabe cómo usarla, y no como la mejor y más grande solución por quién se entusiasma con la tecnología por sí misma. Habrá que seguirle el paso para ver cómo funciona bajo presión cuando finalmente haya vacunas y si la evalúan para establecer su verdadero impacto en el proceso.