Mientras intentamos escapar del coronavirus detrás de muros y máscaras, hay otros males que logran colarse porque no necesitan el aire libre para circular ni se diluyen con geles o jabones. Son nuestros demonios personales que se alborotan en el encierro y nos golpean por dentro con ansiedad, insomnio, adicciones. El tremendo efecto que tiene la pandemia sobre la salud mental apenas se comienza a medir y el panorama aterra, aunque no lo veamos tan claro como cuando nos dicen que ya casi no quedan camas en cuidados intensivos.
En un estudio reciente de la Universidad Autónoma de Barcelona, con apoyo en Colombia del Colegio de...
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