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Nadie discute la necesidad de dar prácticamente casa por cárcel a los colombianos para controlar la propagación del virus que está afectando al mundo. Pero sí sería bueno analizar la forma como esto afecta a los adultos mayores de 70 años —bautizados en forma sentimental “abuelos”—, a quienes se les ha alargado por más de dos meses su encierro. No se ha tomado en cuenta que ellos con frecuencia tienen que combatir sentimientos de soledad que también pueden ser perjudiciales para la salud. Este encierro muchas veces significa que los mayores se encontrarán sin los lazos sociales que desean y necesitan.
Por otra parte, muchos de ellos viven en espacios reducidos, a veces un solo cuarto, y otros dependen de trabajos ocasionales para complementar las exiguas pensiones que tienen, y al no poder salir su subsistencia va a verse menguada. Además, cantidad de ellos no dominan técnicas modernas, o sea que no tienen acceso a internet y computador.
Es evidente que al tratar de proteger a los así llamados abuelos les están creando cantidad de problemas y ellos no han sido enfocados, lo cual hace que, si bien los protegen de una pandemia, indudablemente son sujetos a traumas psicológicos, que muchas veces pueden ser peores que ser contagiados. Es cierto que el riesgo para los adultos mayores es grande, pero si uno ve las estadísticas encuentra que en su rango de edad son los que menos han sido infectados, de lo cual se puede concluir que los abuelos se saben cuidar.
Es por tanto necesario revisar los protocolos para adultos mayores, con el fin de no crearles problemas que, es lamentable decirlo, podrían ocasionar que algunos desearan que mejor se les hubiera contagiado el virus.