Buena parte del mundo está en la calle, protestando. Casi podría decirse que una mitad protesta y la otra mitad protesta contra los que protestan. Esto, que puede parecer una caricatura, se ve patente en el caso de Bolivia: las protestas callejeras sacaron del poder a Evo Morales; y ahora las protestas en la calle contra quienes sacaron a Evo Morales del poder hacen muy difícil que se constituya un nuevo gobierno.
Esta semana, en el atrio de la estación de Sants, en Barcelona, vi algo muy parecido: un grupo de unos 200 separatistas protestaba con el puño en alto (“¡fuera las fuerzas franquistas de ocupación!”, gritaban),...
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