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Justicia a la vista

Norman Augusto Mesa Lopera
10 de febrero de 2025 - 05:00 a. m.
"La cárcel no es útil, y no lo es para nadie —incluyendo a Epa Colombia—, pero es lo que tenemos, 'es lo que da la tierrita', como decimos coloquialmente para significar que no hay otra opción": Norman Augusto Mesa Lopera.
"La cárcel no es útil, y no lo es para nadie —incluyendo a Epa Colombia—, pero es lo que tenemos, 'es lo que da la tierrita', como decimos coloquialmente para significar que no hay otra opción": Norman Augusto Mesa Lopera.
Foto: Archivo Particular
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En respuesta al editorial del 1 de febrero de 2025, titulado “Epa Colombia cometió un crimen, ¿es útil la cárcel?”.

“Su trabajo puede servir para reparar los daños, mientras que su ejemplo nos puede acercar a la promesa de resocialización”, dice en uno de sus apartes el editorial de El Espectador del 1 de febrero del año en curso, titulado: “Epa Colombia cometió un crimen, ¿es útil la cárcel?”.

Más que abogar por una verdadera resocialización por fuera de un centro penitenciario, el diario capitalino parece enfocado en hacer creer a sus lectores que basta, después de una falta contra la sociedad, con manifestar un público arrepentimiento para que el victimario no sea sancionado conforme a lo dictado por la ley. Que hay situaciones particulares, como el caso de Epa Colombia, quien está criando a una niña; claro que sí. Sin embargo, casos como este se cuentan por montones en todas las cárceles, lo que lleva a pensar si una influencer de la talla de Daneidy Barrera debería sentar jurisprudencia y motivar cambios en la legislación penal que la beneficien a ella y se legitimen después en otros casos de colombianos que transgredan las normas y se arrepientan, evitando así pagar sus penas en prisión.

De manera tímida, muy tímidamente, el editorial menciona el hacinamiento en las cárceles hasta el punto de la indignidad, y lo hace solo para reforzar su argumento de que la influencer, protagonista del caso, no debería ir a un centro penitenciario. Me pregunto si existen otros editoriales en los que El Espectador levante la voz en defensa de tantos compatriotas que, a diferencia de Epa Colombia, pasan años en condiciones infrahumanas sin que ningún medio de comunicación ventile su desgracia. Da la impresión de que el editorialista quiere hacer apología de aquella sarcástica pero vehemente frase: “Ante la ley todos somos iguales, solo que hay unos más iguales que otros”.

Quienes deploramos el accionar de la señora Barrera durante aquel estallido social ya habíamos olvidado su proclama, pronunciada tras el acto vandálico: “El Estado debe invertir los millones que nos roban a nosotros para recuperar todo lo que estamos dañando”. Pero El Espectador nos lo recuerda, no para reprocharle, sino más bien para justificar aquel proceder vandálico que hoy la tiene tras las rejas.

La cárcel no es útil, y no lo es para nadie —incluyendo a Epa Colombia—, pero es lo que tenemos, “es lo que da la tierrita”, como decimos coloquialmente para significar que no hay otra opción. Los ciudadanos de este país del Sagrado Corazón de Jesús ya estamos cansados de presenciar tantos privilegios para algunos quienes, con alguna connotación política, ofenden a la sociedad entera, roban el erario público, abusan de su autoridad o, como en el caso de Epa Colombia, se aprovechan de su notoriedad social para violentar los derechos de los demás. Y si la justicia finalmente les alcanza, terminan pagando sus penas en condiciones mucho más favorables que las de la mayoría de los mortales.

La verdad es que, por tratarse de una persona con influencia en un sector importante de la sociedad, estuvo bien que nuestra justicia enviara a la cárcel a alguien que, con herramienta en mano y cámaras de video listas para grabar, ofendió a muchos colombianos al destruir sin piedad las máquinas registradoras de una estación de Transmilenio en Bogotá. Esa persona, como cualquier otra, debe entender que, en un Estado de derecho, la impunidad no tiene cabida.

Cierro este escrito con una pregunta: ¿cómo hubiera editorializado El Espectador si Epa Colombia hubiera resultado favorecida en la defensa de su actuación? ¿O si, al ser encontrada culpable, le hubieran concedido casa por cárcel?

Por Norman Augusto Mesa Lopera

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