Por Gustavo Petro
En respuesta al editorial del 7 de julio de 2020, titulado “El llamado a la rebelión de Gustavo Petro”.
La desobediencia civil es la forma más alta de acción y conciencia social de un pueblo cuando se enfrenta a gobiernos tiránicos o ilegítimos.
¿Por qué el gobierno de Duque es ilegítimo? Porque se hizo elegir con el voto comprado por el dinero del narcotráfico. De acuerdo a las sentencias del Consejo de Estado, basta que un solo voto haya sido fraudulento para anular una elección. Aquí estamos ante la presencia de centenares de miles de votos comprados y los autores son los narcotraficantes amigos del presidente, aparte de las amistades narcotraficantes de la vicepresidenta.
¿Qué sucede cuando un gobierno es ilegítimo?
Si la sociedad no reacciona, un gobierno ilegítimo mancha toda la institucionalidad y conduce a la sociedad a los abismos, a la muerte, a la desintegración social y nacional.
No soy yo el que pone la institucionalidad en peligro, como dice su editorial, solo por llamar a la emancipación ciudadana; al contrario, son Duque y Marta Lucía los que arriesgan toda la institucionalidad para perpetuarse en el poder ilegítimo y por eso compran el Congreso, por eso cooptan la Fiscalía, por eso tratan de cooptar las cortes judiciales, por eso degradan el Ejército y la Policía.
La ilegitimidad lleva a la dictadura y a la degradación.
Instituciones sin ciudadanía son instituciones débiles e ilegítimas. Cuando compran a la ciudadanía la evaporan, y sin ciudadanía no hay institucionalidad democrática.
En cambio, y contrario a lo que dice su editorial, Colombia Humana llama a fortalecer la ciudadanía y, por tanto, las instituciones; es con una ciudadanía actuante y emancipada como se relegitiman las instituciones dentro de un proyecto democrático de nación.
La desobediencia civil no es una simple rebelión, es la aparición y la construcción de una ciudadanía emancipada en medio de una tiranía.
La desobediencia civil, descrita por Henry David Thoreau, es el método de acción no violenta de Mahatma Gandhi. Proponemos la no violencia para Colombia, pero con emancipación ciudadana.
La emancipación es lo contrario de la esclavitud. Implica una liberación republicana, una ruptura con el estado de servidumbre al que conduce el voto comprado y con el control violento de las mafias de la corrupción y del narco.
La desobediencia civil implica una ciudadanía empoderada y libre que se siente dueña de su Estado y de su patria y decidida a barrer con la ilegitimidad y el crimen vuelto poder.
La desobediencia civil implica una decisión individual libre y consciente: no dejar ir a los niños a la escuela en tiempo de pandemia, no salir a trabajar un día convocado, no pagar servicios públicos que se elevan aprovechando la debilidad ciudadana, no pagar deudas ante la codicia del banquero. Al ser una decisión individual, implica no solo consciencia sino un riesgo que solo disminuye si esa decisión individual está al lado de millones de decisiones iguales, si se convoca colectivamente a la desobediencia civil.
Dirán que el pueblo colombiano no está listo para estas jornadas civiles, algunos dirigentes políticos dirán que es muy prematuro o difícil, mientras suplican contratos en los gobiernos. Los acontecimientos que desencadena el gobierno ilegítimo, llevando a las gentes a las calles para producir ganancias para otros, violentándolas con la muerte de líderes sociales mientras conduce el erario al bolsillo de los dueños de los bancos, mientras concentra pavorosamente la riqueza en medio de la pandemia y el empobrecimiento generalizado de la población, mientras mata con torpeza y rápidamente la economía y el sustento, implican una respuesta social si no queremos que la sociedad sea llevada pasivamente al matadero.
La respuesta social acorde con la necesidad de no juntarnos físicamente es la desobediencia civil. Es una acción eficaz de cara a salvar la vida y a legitimar las instituciones, debilitando a los ilegítimos y los corruptos.
Por Gustavo Petro
En respuesta al editorial del 7 de julio de 2020, titulado “El llamado a la rebelión de Gustavo Petro”.
La desobediencia civil es la forma más alta de acción y conciencia social de un pueblo cuando se enfrenta a gobiernos tiránicos o ilegítimos.
¿Por qué el gobierno de Duque es ilegítimo? Porque se hizo elegir con el voto comprado por el dinero del narcotráfico. De acuerdo a las sentencias del Consejo de Estado, basta que un solo voto haya sido fraudulento para anular una elección. Aquí estamos ante la presencia de centenares de miles de votos comprados y los autores son los narcotraficantes amigos del presidente, aparte de las amistades narcotraficantes de la vicepresidenta.
¿Qué sucede cuando un gobierno es ilegítimo?
Si la sociedad no reacciona, un gobierno ilegítimo mancha toda la institucionalidad y conduce a la sociedad a los abismos, a la muerte, a la desintegración social y nacional.
No soy yo el que pone la institucionalidad en peligro, como dice su editorial, solo por llamar a la emancipación ciudadana; al contrario, son Duque y Marta Lucía los que arriesgan toda la institucionalidad para perpetuarse en el poder ilegítimo y por eso compran el Congreso, por eso cooptan la Fiscalía, por eso tratan de cooptar las cortes judiciales, por eso degradan el Ejército y la Policía.
La ilegitimidad lleva a la dictadura y a la degradación.
Instituciones sin ciudadanía son instituciones débiles e ilegítimas. Cuando compran a la ciudadanía la evaporan, y sin ciudadanía no hay institucionalidad democrática.
En cambio, y contrario a lo que dice su editorial, Colombia Humana llama a fortalecer la ciudadanía y, por tanto, las instituciones; es con una ciudadanía actuante y emancipada como se relegitiman las instituciones dentro de un proyecto democrático de nación.
La desobediencia civil no es una simple rebelión, es la aparición y la construcción de una ciudadanía emancipada en medio de una tiranía.
La desobediencia civil, descrita por Henry David Thoreau, es el método de acción no violenta de Mahatma Gandhi. Proponemos la no violencia para Colombia, pero con emancipación ciudadana.
La emancipación es lo contrario de la esclavitud. Implica una liberación republicana, una ruptura con el estado de servidumbre al que conduce el voto comprado y con el control violento de las mafias de la corrupción y del narco.
La desobediencia civil implica una ciudadanía empoderada y libre que se siente dueña de su Estado y de su patria y decidida a barrer con la ilegitimidad y el crimen vuelto poder.
La desobediencia civil implica una decisión individual libre y consciente: no dejar ir a los niños a la escuela en tiempo de pandemia, no salir a trabajar un día convocado, no pagar servicios públicos que se elevan aprovechando la debilidad ciudadana, no pagar deudas ante la codicia del banquero. Al ser una decisión individual, implica no solo consciencia sino un riesgo que solo disminuye si esa decisión individual está al lado de millones de decisiones iguales, si se convoca colectivamente a la desobediencia civil.
Dirán que el pueblo colombiano no está listo para estas jornadas civiles, algunos dirigentes políticos dirán que es muy prematuro o difícil, mientras suplican contratos en los gobiernos. Los acontecimientos que desencadena el gobierno ilegítimo, llevando a las gentes a las calles para producir ganancias para otros, violentándolas con la muerte de líderes sociales mientras conduce el erario al bolsillo de los dueños de los bancos, mientras concentra pavorosamente la riqueza en medio de la pandemia y el empobrecimiento generalizado de la población, mientras mata con torpeza y rápidamente la economía y el sustento, implican una respuesta social si no queremos que la sociedad sea llevada pasivamente al matadero.
La respuesta social acorde con la necesidad de no juntarnos físicamente es la desobediencia civil. Es una acción eficaz de cara a salvar la vida y a legitimar las instituciones, debilitando a los ilegítimos y los corruptos.