Del expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez sobre el caso de Jesús María Valle:
¡Cuántas veces tendré que repetir mi respuesta a la infamia!
Jesús María Valle era activista de Derechos Humanos y político que ejercía. Lo recibí en la Gobernación de Antioquia, como ha sido mi costumbre, trasladé sus denuncias a las Fuerzas Armadas, fui con él en uno de mis viajes a Ituango donde realizamos un consejo de seguridad, con bastante presencia de la comunidad. El doctor Jaime Jaramillo Panesso, en declaración notarial de hace algún tiempo, afirma que Valle estaba agradecido por mi respuesta y acciones.
Valle también conoció nuestra política de Neutralidad Activa de la población, que con la comunidad, autoridades y la iglesia promovimos en Ituango para que los ciudadanos rechazaran por igual a la guerrilla y a los paramilitares.
El general Carlos Ospina, comandante de la 4a Brigada durante la masacre del Aro, una de las tantas cometidas por guerrilla y por paramilitares, informó a la Gobernación, y está el registro de la época, que había estado en la zona y que de acuerdo con su investigación no había colusión del Ejército con los paramilitares.
Este informe correspondió a la petición que hice a la Brigada por una noticia periodística que relacionaba al Ejército con paramilitares.
Defendí públicamente al general Carlos Ospina ante los ataques de Valle. Tengo el mayor respeto por el general quien ha sido profesor en una prestigiosa universidad de los Estados Unidos.
El asesinato de Jesús María Valle ocurrió a los pocos meses de haber dejado yo la Gobernación de Antioquia; me encontraba en el Saint Antony’s College de Oxford, Inglaterra.
Siempre he saltado en mi defensa pública cada vez que se repite la infamia de mencionarme cuando algunos hablan de este crimen.
Debo recordar que el día que los paramilitares asesinaron al Dr Héctor Abad y a mi asesor, el Dr. Leonardo Betancur, ambos activistas de Derechos Humanos, pronuncié un sentido discurso de repudio al crimen, lo hice en la plenaria del Senado, eran épocas de temor fundado a paramilitares y a guerrillas, pocas voces se pronunciaban en público con rechazo vehemente.
A continuación con los documentos que soportan lo anteriormente mencionado en la carta:
¡Cuántas veces tendré que repetir mi respuesta a la infamia!
Jesús María Valle era activista de Derechos Humanos y político que ejercía. Lo recibí en la Gobernación de Antioquia, como ha sido mi costumbre, trasladé sus denuncias a las Fuerzas Armadas, fui con él en uno de mis viajes a Ituango donde realizamos un consejo de seguridad, con bastante presencia de la comunidad. El doctor Jaime Jaramillo Panesso, en declaración notarial de hace algún tiempo, afirma que Valle estaba agradecido por mi respuesta y acciones.
Valle también conoció nuestra política de Neutralidad Activa de la población, que con la comunidad, autoridades y la iglesia promovimos en Ituango para que los ciudadanos rechazaran por igual a la guerrilla y a los paramilitares.
El general Carlos Ospina, comandante de la 4a Brigada durante la masacre del Aro, una de las tantas cometidas por guerrilla y por paramilitares, informó a la Gobernación, y está el registro de la época, que había estado en la zona y que de acuerdo con su investigación no había colusión del Ejército con los paramilitares.
Este informe correspondió a la petición que hice a la Brigada por una noticia periodística que relacionaba al Ejército con paramilitares.
Defendí públicamente al general Carlos Ospina ante los ataques de Valle. Tengo el mayor respeto por el general quien ha sido profesor en una prestigiosa universidad de los Estados Unidos.
El asesinato de Jesús María Valle ocurrió a los pocos meses de haber dejado yo la Gobernación de Antioquia; me encontraba en el Saint Antony’s College de Oxford, Inglaterra.
Siempre he saltado en mi defensa pública cada vez que se repite la infamia de mencionarme cuando algunos hablan de este crimen.
Debo recordar que el día que los paramilitares asesinaron al Dr Héctor Abad y a mi asesor, el Dr. Leonardo Betancur, ambos activistas de Derechos Humanos, pronuncié un sentido discurso de repudio al crimen, lo hice en la plenaria del Senado, eran épocas de temor fundado a paramilitares y a guerrillas, pocas voces se pronunciaban en público con rechazo vehemente.
A continuación con los documentos que soportan lo anteriormente mencionado en la carta: