Apuestas en línea: el autogol del deporte colombiano

Columna del lector
03 de junio de 2019 - 05:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

Por Mauricio Hernández Londoño*

Un exjugador profesional de fútbol es detenido en su casa con cajas de dinero contante y sonante. Otro grupo de directivos y futbolistas activos son capturados después de una operación policial. Once personas son acusadas de organización criminal, corrupción en el deporte y blanqueo de capitales. Esta escena ocurrió en España durante la última semana de mayo, pero podía haber sido una escena de cualquier país del mundo. Estamos bien lejos de las instituciones transparentes en el medio deportivo.

La corrupción en el deporte tiene muchas facetas. Veamos: dopaje y adicciones; abuso, injusticia, faltas a la ética (dentro y fuera de competencia) y el gigantismo en los eventos deportivos, que la facilita.

En esta columna me he de referir al match-fixing, o arreglo de competencias deportivas, y su relación con el negocio de moda en el deporte colombiano. Quién puede negar que la llegada de las apuestas en línea trae aparejadas enormes cantidades de dinero al sistema y su imán perverso: el crimen organizado, lo cual pone en riesgo la integridad del deporte. Este problema global ha escalado grados de corrupción inmanejables ya por cualquier organización deportiva (por sistemática y transparente que sea) y qué decir de las autoridades, opacas y poco confiables. Ya es un secreto a voces que en los arreglos non sanctos de las competencias actúan oficiales y deportistas corruptos con criminales organizados, quienes manipulan el rumbo de las competencias.

El negocio de las apuestas en línea en Colombia crece como espuma. Una de las casas de apuestas calculaba entregar $1.000 millones diarios en premios a finales del 2018. Coldeportes reportó $1.500 millones como el costo anual para preparar 20 atletas con proyección a medallas en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Estos negocios son permeables a la estafa y el lavado de activos, por ello vienen siendo rechazados ya por algunos bancos, cuidando su reputación. Sin embargo, esto no ha sido problema para las organizaciones deportivas en Colombia, que, sin sonrojo alguno, han recibido patrocinio de estos negocios, a sabiendas de que van en contra del Código de Ética de la FIFA (art. 26) y del Comité Olímpico Internacional (art. 9).

Y como se puede apostar de todo y en todo, desde un marcador hasta la alineación, los criminales se frotan las manos de la dicha. En cada partido hay cientos de variables. Las apuestas cubren todo tipo de deportes, desde tenis hasta juegos de dardos en cualquier lugar del mundo.

Una ecuación que mide la corrupción dice que corrupción es igual a monopolio más discrecionalidad menos rendición de cuentas (c = m + d - rd). Esa ecuación es perfecta para el sistema deportivo colombiano. Aquí en Colombia la legislación deportiva y el Estado promueven y patrocinan el monopolio deportivo. En Colombia no puede existir otra Federación Colombiana de Fútbol, ni de ninguna otra disciplina. Ahora bien, en cuanto a la discrecionalidad, en Colombia se trueca por opacidad y cautela de los dirigentes para obrar en secreto, sin que nadie sepa de sus actuaciones; y ni qué decir de la rendición de cuentas, que se refiere a las explicaciones de los directivos a los deportistas y otras partes interesadas de su gestión, en la que todo es un concierto de perfección y cuadre matemático. El monopolio, la alta discrecionalidad, la amañada o poca rendición de cuentas y la falta de cultura política en el movimiento deportivo crean aquí una zona franca para la corrupción en el deporte organizado.

Y sépase, los intereses de las casas de apuestas llegaron para quedarse. El deporte nunca había sido tan visto ni tan patrocinado como ahora.

En fin, en las voces de los quijotes, todo está por hacerse, rehacerse, corregirse y recrearse. Hay que prevenir, educar, legislar, proteger a los denunciantes, intercambiar información y expulsar del deporte las estructuras criminales que corrompen oficiales y deportistas. Y como este problema no se resuelve creando otro comité en la federación, hemos de pensar en una acción coordinada de los actores, quienes tienen la solución en sus manos.

Celebramos que Colombia sea la sede de la Cumbre Mundial Anticorrupción este año. Esperemos que el match-fixing haga parte de la agenda y que nos animemos de una vez por todas a encontrar el sendero de la transparencia institucional.

*Seoul National University. Fundador de Transparencia en el Deporte. @mauroh06. www.transparenciaeneldeporte.com

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
Aceptar