James jugando de “James”
Carlos Alberto Martínez Lema
Luego de las buenas actuaciones de James en las primeras fechas de las eliminatorias para el mundial del 2026 y su brillante actuación en la Copa América que acaba de terminar, sus detractores, en vez de reconocer que se equivocaron, se justifican en que lo que pasa es que James cambió, ahora sí es un James comprometido, dicen, así es como queríamos ver a James, es otro James. Pero esta teoría no se corresponde para nada con la realidad, pues la situación de James en su actual club el São Paulo es prácticamente la misma que vivió en el Olympiacos, Al Rayyan y Everton. En todos estos equipos las expectativas con la llegada de James se desinflaron rápidamente, teniendo como consecuencias que lo empezaron a relegar de la titular y no convocarlo en partidos importantes. A la par empezaron a correr rumores de que James no se entendía con el entrenador, que era problemático e indisciplinado, y que probablemente su contrato acabaría de manera anticipada. Todo eso lo está viviendo James con el São Paulo, su historia sigue siendo la misma, a tal punto que se está dando la increíble paradoja de que James se consagra como la gran figura de la Copa América, pero seguramente no continúe en el São Paulo. Y cuando consiga recalar en otro club la historia se repetirá, y entonces nuestros “expertos” del futbol volverán a la carga contra James, nos volverán a hacer un repaso del historial de James, pero, claro, solo del de los fracasos, el de los éxitos lo omiten y lo seguirán omitiendo deliberadamente para no desvirtuar su teoría. Pondrán otra vez de ejemplo lo que le pasó en el Olympiacos, Al Rayyan, Everton, Real Madrid y Bayern, pero en estos casos solo nos recordarán lo que pasó con Rafa Benítez, pero no cómo le fue con Ancelotti, que era el técnico que lo llevó al Everton. Del paso por James en el Real Madrid solo se acordarán de cómo le fue con el mismo Rafa Benítez y con Zinedine Zidane, pero no dirán nada de cómo le fue con Ancelotti, de igual manera, del paso de James por el Bayern solo se acordarán de cómo le fue con el desconocido Nico Kovacic, pero por supuesto no con Ancelotti, ni con el veterano Jupp Heynckes, una leyenda como entrenador que ganó todo con el Bayern. Tampoco es conveniente para su teoría recordar cómo les fue a estos entrenadores luego de sacar a James; en el Everton, por ejemplo, Rafa Benítez solo duró tres meses, los cuales fueron suficientes para para dejar al Everton al borde del descenso, del que se salvó milagrosamente en el último partido de la liga. Por el lado de Kovacic, si bien había firmado un contrato por tres años, por los malos resultados el club le canceló el contrato cuando apenas llegaba a la mitad. Consecuentemente, nunca mencionan el paso de James por Banfield cuando siendo todavía sub-20 fue uno de los artífices del único título de liga que ha logrado en su historia; ni tampoco su etapa brillante en el Porto, donde lo consideran una de las grandes figuras del club de todos los tiempos. Porque po esta parte de la historia desvirtúa la teoría de que James decide cuándo tener éxito y cuándo no.
Sorprende que a tan insólita teoría se hayan sumado columnistas y comentaristas tan reconocidos y ponderados como Jorge Barraza. “El problema estaba en James”, tituló una de sus columnas durante la Copa América. Irónicamente en otra columna escrita apenas con un día de diferencia, Barraza da, casi que sin darse cuenta, con la verdadera razón de los altibajos de James, cuando al analizar el porqué del éxito de la selección en la Copa y en lo que va de las eliminatorias, dice que Lorenzo tuvo el acierto de poner a jugar a James de “James”; acierto que también tuvieron en su momento Ancelotti, Heynckes, Vitor Pereira y Pékerman, entrenadores que profesan un fútbol armonioso, elaborado y que, como los buenos directores de orquesta, saben aprovechar al máximo a los jugadores talentosos como James. Respondía por ejemplo Ancelotti cuando siendo técnico del Everton le cuestionaban a James porque supuestamente no corría que “si hubiera querido un jugador que corriera, habría traído a Usain Bolt”.
Por el contrario, los jugadores habilidosos y creativos les resultan incomodos a los técnicos resultadistas que se saben incapaces de implantar un sistema de juego estético y armonioso, de buen manejo de balón, son un encarte, y al no saber cómo aprovecharlos optan por la vía fácil: descalificar al jugador porque no corre, porque no marca o por lo que sea. Qué mejor muestra de esto que la forma en que se molestó Luis Zubeldía, entrenador del São Paulo, cuando le preguntaron en una reciente entrevista por James Rodríguez; porque, claro, después del excelente desempeño de James en la Copa América, cómo justifica no tener a un jugador así en sus planes.
Lamentablemente, esta pobreza de visión como entrenadores no ha sido exclusiva de los Rafa Benítez y los Kovacic, también técnicos como Zidane, cuyo pasado de futbolista cabria suponer hubiera sabido valorar y aprovechar el talento de un jugador como James, traicionó como técnico el estilo y la clase que como jugador lo hizo grande. Decía Vito de Palma, excelente comentarista de ESPN de la Serie A de Italia, respecto al viacrucis que, bajo la dirección de Zidane, estaba viviendo James en el Real Madrid: “¿Cómo es posible que Zidane, que como jugador fue tan exquisito, como técnico no encuentre en su esquema un lugar para James?”.
James no ha cambiado, sigue siendo el mismo, y mientras a James lo pongan a jugar de “James”, tendremos James para rato.
Luego de las buenas actuaciones de James en las primeras fechas de las eliminatorias para el mundial del 2026 y su brillante actuación en la Copa América que acaba de terminar, sus detractores, en vez de reconocer que se equivocaron, se justifican en que lo que pasa es que James cambió, ahora sí es un James comprometido, dicen, así es como queríamos ver a James, es otro James. Pero esta teoría no se corresponde para nada con la realidad, pues la situación de James en su actual club el São Paulo es prácticamente la misma que vivió en el Olympiacos, Al Rayyan y Everton. En todos estos equipos las expectativas con la llegada de James se desinflaron rápidamente, teniendo como consecuencias que lo empezaron a relegar de la titular y no convocarlo en partidos importantes. A la par empezaron a correr rumores de que James no se entendía con el entrenador, que era problemático e indisciplinado, y que probablemente su contrato acabaría de manera anticipada. Todo eso lo está viviendo James con el São Paulo, su historia sigue siendo la misma, a tal punto que se está dando la increíble paradoja de que James se consagra como la gran figura de la Copa América, pero seguramente no continúe en el São Paulo. Y cuando consiga recalar en otro club la historia se repetirá, y entonces nuestros “expertos” del futbol volverán a la carga contra James, nos volverán a hacer un repaso del historial de James, pero, claro, solo del de los fracasos, el de los éxitos lo omiten y lo seguirán omitiendo deliberadamente para no desvirtuar su teoría. Pondrán otra vez de ejemplo lo que le pasó en el Olympiacos, Al Rayyan, Everton, Real Madrid y Bayern, pero en estos casos solo nos recordarán lo que pasó con Rafa Benítez, pero no cómo le fue con Ancelotti, que era el técnico que lo llevó al Everton. Del paso por James en el Real Madrid solo se acordarán de cómo le fue con el mismo Rafa Benítez y con Zinedine Zidane, pero no dirán nada de cómo le fue con Ancelotti, de igual manera, del paso de James por el Bayern solo se acordarán de cómo le fue con el desconocido Nico Kovacic, pero por supuesto no con Ancelotti, ni con el veterano Jupp Heynckes, una leyenda como entrenador que ganó todo con el Bayern. Tampoco es conveniente para su teoría recordar cómo les fue a estos entrenadores luego de sacar a James; en el Everton, por ejemplo, Rafa Benítez solo duró tres meses, los cuales fueron suficientes para para dejar al Everton al borde del descenso, del que se salvó milagrosamente en el último partido de la liga. Por el lado de Kovacic, si bien había firmado un contrato por tres años, por los malos resultados el club le canceló el contrato cuando apenas llegaba a la mitad. Consecuentemente, nunca mencionan el paso de James por Banfield cuando siendo todavía sub-20 fue uno de los artífices del único título de liga que ha logrado en su historia; ni tampoco su etapa brillante en el Porto, donde lo consideran una de las grandes figuras del club de todos los tiempos. Porque po esta parte de la historia desvirtúa la teoría de que James decide cuándo tener éxito y cuándo no.
Sorprende que a tan insólita teoría se hayan sumado columnistas y comentaristas tan reconocidos y ponderados como Jorge Barraza. “El problema estaba en James”, tituló una de sus columnas durante la Copa América. Irónicamente en otra columna escrita apenas con un día de diferencia, Barraza da, casi que sin darse cuenta, con la verdadera razón de los altibajos de James, cuando al analizar el porqué del éxito de la selección en la Copa y en lo que va de las eliminatorias, dice que Lorenzo tuvo el acierto de poner a jugar a James de “James”; acierto que también tuvieron en su momento Ancelotti, Heynckes, Vitor Pereira y Pékerman, entrenadores que profesan un fútbol armonioso, elaborado y que, como los buenos directores de orquesta, saben aprovechar al máximo a los jugadores talentosos como James. Respondía por ejemplo Ancelotti cuando siendo técnico del Everton le cuestionaban a James porque supuestamente no corría que “si hubiera querido un jugador que corriera, habría traído a Usain Bolt”.
Por el contrario, los jugadores habilidosos y creativos les resultan incomodos a los técnicos resultadistas que se saben incapaces de implantar un sistema de juego estético y armonioso, de buen manejo de balón, son un encarte, y al no saber cómo aprovecharlos optan por la vía fácil: descalificar al jugador porque no corre, porque no marca o por lo que sea. Qué mejor muestra de esto que la forma en que se molestó Luis Zubeldía, entrenador del São Paulo, cuando le preguntaron en una reciente entrevista por James Rodríguez; porque, claro, después del excelente desempeño de James en la Copa América, cómo justifica no tener a un jugador así en sus planes.
Lamentablemente, esta pobreza de visión como entrenadores no ha sido exclusiva de los Rafa Benítez y los Kovacic, también técnicos como Zidane, cuyo pasado de futbolista cabria suponer hubiera sabido valorar y aprovechar el talento de un jugador como James, traicionó como técnico el estilo y la clase que como jugador lo hizo grande. Decía Vito de Palma, excelente comentarista de ESPN de la Serie A de Italia, respecto al viacrucis que, bajo la dirección de Zidane, estaba viviendo James en el Real Madrid: “¿Cómo es posible que Zidane, que como jugador fue tan exquisito, como técnico no encuentre en su esquema un lugar para James?”.
James no ha cambiado, sigue siendo el mismo, y mientras a James lo pongan a jugar de “James”, tendremos James para rato.