Marc Chernick

Aldo Civico
25 de abril de 2018 - 03:00 a. m.
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Me desperté en medio de la noche, alrededor de las dos de la mañana, algo que me pasa muy raramente. Miré el celular, por esta insana costumbre que tenemos hoy en día de estar rodeados de aparatos electrónicos incluso mientras dormimos, y vi que mi amigo Lucho Celis me había escrito un mensaje privado por Twitter. Qué raro, pensé.

“Querido Aldo, falleció Marc Chernick en Cali, anoche un infarto se lo llevó”, me comunicó Lucho. Quedé petrificado, y me puse a mirar la noche a través de la ventana. Me conmoví, y de inmediato me puse a recordar los momentos compartidos con Marc.

Marc Chernick no era solamente un académico riguroso, justamente en estos días fue recordado como el estadounidense que conocía y había estudiado a este país con más profundidad. Colombia le fluía en la sangre. Pero Marc Chernick fue también un estudioso comprometido, o sea alguien que había tomado partido y optado por los derechos humanos y la paz. No lo movía solamente la curiosidad intelectual, sino un compromiso de vida. Lo que me conmovió fue saber que Marc murió en su propósito de vida.

Con el pasar de los minutos, los recuerdos se me acumularon en la mente. Recordé, por ejemplo, una discusión animada entre Marc y el consejero político de la embajada estadounidense en Bogotá. El Congreso estaba a punto de elegir a Alejandro Ordóñez como procurador general de la Nación. Marc veía esta elección como una catástrofe para el país, y le rogaba con argumentos al diplomático que el gobierno americano hiciera algo. El consejero le contestó que eso no era posible. Frente a la insistencia de Marc, el diplomático le dijo: “¡Pero si hasta el senador Gustavo Petro va a votar por él!”. Marc salió de la embajada furioso.

En una mañana fría, en un hotel de Washington, tuve el honor de presentar a Marc a Juanes. Fue hace diez años, en la época cuando el artista estaba comprometido con los conciertos Paz sin Fronteras. Juanes quería estudiar los temas de la paz y aprender de las personas que se habían dedicado de fondo al tema. Por eso quiso conocer a Marc. Entre los dos la química fue inmediata y la conexión, profunda.

Marc estaba convencido de que Juanes podía jugar un papel importante para crear un ambiente para la paz. A Marc le hubiera gustado que Juanes se hubiese comprometido más con la campaña del Sí, y que hasta promoviera otro concierto. “Tenemos que inspirarlo a ser la persona por la paz que mostró ser en el 2008”, me escribió. Marc era también implacable.

Pero de Chernick no recuerdo solamente su compromiso total. Marc para mí era primero que todo un amigo fiel y generoso. De los momentos compartidos, recuerdo también las conversaciones francas, las carcajadas, las comidas. Lucho Celis, en su cuenta de Twitter, publicó una foto de Marc tomada justo unas horas antes de fallecer. Rodeado de algunas personas, con su mirada serena y una sonrisa abierta. Estaba feliz. Marc murió contento, como lo hacen las personas que vivieron una vida llena, dedicada a un propósito más alto.

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