Más que un trago color rosa

Michelle Arévalo Zuleta
16 de mayo de 2019 - 05:00 a. m.
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Superaron abusos, faltas de respeto, prejuicios y discriminación de género por parte de sus jefes, compañeros de trabajo y clientes, pero ninguna de estas dificultades frenaron sus ambiciones, las bartenders, han venido para beberse el mundo a fondo blanco y sin pedir permiso.

Si bien  el color rosa, ha sido asociado en el tiempo a la masculinidad, lo ha sido sobretodo  a la feminidad, sin embargo, ahora ha pasado de su componente clásico de dulzura, ternura e inocencia, a ser un elemento disruptor, asociado a una juventud que busca rebelarse y transgredir, y en los últimos años por supuesto también a todo un movimiento feminista que ha adoptado el color rosa no para realzar la sensibilidad de la mujer, sino su poder e influencia.

Pensando en eso, Beefeater London se unió a las tendencias de la ginebra rosa y lo hizo con un concepto que retoma la intensidad, la energía y el dinamismo de este color, con su último lanzamiento Beefeater pink, que llegó a nuestro país gracias a Pernod Ricard. Esta bebida  aterrizó en Colombia a finales de marzo, utiliza el original Beefeater London Dry como base, y después de la destilación se agrega sabor y aroma a fresa fresca para dar un toque refrescante y moderno a la ginebra más premiada del mundo. Se encuentra en bares y restaurantes por todo Bogotá y muy pronto en otras ciudades.

Para representar esta nueva bebida, traída directamente de las calles de Londres está Amelia Short, una joven de 23 años con más de más de 5 de experiencia trabajando en el mundo de la  coctelería, ella hace parte del grupo de embajadores internacionales  de la reconocida  marca alrededor del mundo, hoy más que representar una marca, representa a las millones de bartenders que se ha venido abriendo paso en un mundo tan dominado por hombres, como lo es el el mundo de la coctelería. Ella he venido trabajando a través de su campana #mujeresquemezclan , para hacer que  las mujeres salgan detrás de la barra y muestran cómo este oficio no es cuestión de género, sino de talento.

Vestidas de rosado, con la garganta seca y el estómago vacío, decidimos emprender una ruta con Amelia, para probar lo que sería una de bebidas favoritas del momento, no solo por su sabor y su rebeldía, sino por lo que representa.  Tres fueron los lugares donde no solo  probamos esta bebida y sus variaciones, sino dimos con el maridaje perfecto a la hora de acompañarla con comida,  tres maridajes que sin duda recomiendo probar.

Nuestra primera parada fue en El Bardo, (Cl. 69a # 5-59 ), este restaurante  ha venido posicionándose como uno de los lugares favoritos a la hora de acercarse a la verdadera comida y parrilla árabe. Aprovechamos el lanzamiento de su carta de cócteles que incluye Beefeater pink, para probar esta preparación de la mano de su dueño Farid Ehaje. Los hummus de colores, vienen con cuatro sabores, el tradicional, el de pesto, el de picante con pimentón y el de remolacha, que seducen visualmente, pero que enamoran al llegar a la boca.

El siguiente acompañamiento, fue un plato de  albóndigas de cordero que  la hicieron la entrada perfecta para maridar con un beefeater pink, pues el sabor del medio oriente va muy bien con esta bebida. Su preparación requiere mezclar 50 ml de Beefeater Pink, 150 ml de agua tónica y fresas frescas y en rebanadas. En una copa globo con hielo, apareció por fin ante mis ojos, con su tono rosa, una bebida completamente refrescante que evoca aquella sensación relajante  frente al mar, al revolver los ingredientes, el sabor de las fresas frescas fueron invadiendo mi paladar, hasta llenar de placer mi garganta y calmar ese antojo de playa muy latente en mi. Así de fácil disfrutamos  de esta primera bebida visualmente deliciosa, con un plato árabe realmente exquisito

Siguiendo el recorrido a muy pocas cuadras, llegamos a Cafe Bar Universal (Cl. 65 #4a-76), un restaurante que sin duda debe visitar en Bogotá, con un estilo muy de café europeo y rodeado de arte, este restaurante sirve platos enmarcados en lo más estricto de la alta gastronomía, su chef y creador, Andrius Didziulis, es el encargado de recibirnos para invitarnos a degustar de nuestro primer pink tonic de la noche. Esta preparación consta de 2oz Beefeater PINK, 4oz agua tónica San Pellegrino , buena cantidad de hielo, tajadas de fresas frescas, por recomendación de Amelia, este pink tonic va muy bien con mariscos, los cuales encontramos en la carta con preparaciones tan frescas, que incluyen pulpo asado con chiles nativos, todo varía de acuerdo a la flexibilidad del menú.

Nuestro último lugar es Vitto, (Cl. 69 #4-97), este restaurante es un refugio para los amantes de la comida italiana, su barra de tragos es famosa y definitivamente que tengan beefeater pink fue perfecto para probar un negroni, una mezcla de 1.5oz Beefeater PINK, 1oz Vermut rojo,  1oz campari, twist de piel de naranja para decorar servido en vaso con rocas de hielo, una bebida que también ha cautivado a los hombres que nos acompañaron. 

Para maridar empezamos con una burrata con rúgula  selvática, nueces, duraznos horneados, y tostadas de pan, seguimos con una pizza de prosciutto de masa crujiente y esponjosa bastante generosa en tamaño y de un sabor a gloria que la posiciona en una de las más pedidas, sin mencionar los raviolis de platano maduro, con ragú de cordero y queso parmesano, que confirman su deliciosa fama. Para terminar y cerrar nuestra ruta, un postre de brownie y helado aseguro mi pronto regreso a este lugar.

Sin duda hacer una ruta de ginebra con una experta y embajadora de esta bebida, es viajar por algunas horas a las destilerías londinenses, claramente Beefeater,  ha absorbido la creatividad y la energía de la ciudad, que se ha filtrado en su espíritu y sin duda esta sensación puede sentirse al primer sorbo de beefeater pink, pero sobretodo escogieron a la persona indicada para transmitir esta energía rosa que desborda todas las copas.

Como Amelia, son muchas las mujeres que supieron hacerse un lugar en un mundo completamente masculino, cuestionaron los mandatos y se metieron de lleno a trabajar de lo que más les gustaba, preparar cócteles. Si fuese tan simple como suena, cualquiera podría hacerlo. Hay mucha disciplina, preparación, dedicación y práctica para ser una artista de la barra consagrada, aquella que donde quiera que vaya sea la sensación de sus clientes e inolvidable al probar sus creaciones.

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