Sí, el México celebrado por Jorge Negrete está pasando por el nadir de su historia contemporánea. Basta leer las crónicas que publica Elena Reina en El País de España, entre muchos periodistas que cuentan historias semejantes, para sentirse transportado a 1989, cuando Pablo Escobar tenía en jaque a Medellín y a Colombia. El esquema no es exótico. Aquí también el martirio se demoró unos años en llegar a la capital, aunque vaya que después hizo su arribo montado en toneladas de dinamita. Los narcos ya entraron a Ciudad de México, tras haberse apropiado, digamos, de Guadalajara, una ciudad más grande que Medellín. Allá hoy la violencia brota en cualquier esquina, como brotaba en nuestras ciudades intermedias 30 años atrás.
México lindo y querido
03 de marzo de 2021 - 03:00 a. m.